Tarija resaltó sus tradiciones en churo Martes de Albahaca
Los cuetillos, el olor a albahaca y el trago derramado para agradecer a la Pachamama, además de las flores que adornaron las ventanas y puertas de Tarija destacaron en Martes de Albahaca. En las calles, alguien tiraba una hilera de cuetillos prendidos que explotaban en el pavimento. Luego,...
Los cuetillos, el olor a albahaca y el trago derramado para agradecer a la Pachamama, además de las flores que adornaron las ventanas y puertas de Tarija destacaron en Martes de Albahaca.
En las calles, alguien tiraba una hilera de cuetillos prendidos que explotaban en el pavimento. Luego, descorchaba un vino o abría una cerveza y la ofrecía a la figura mental que cada uno tiene de la madre tierra, en símbolo de protección y agradecimiento.
La serpentina y mistura adornaban las casas, los autos y los puestos de venta. En los mercados de Tarija la alegría se sintió.
Antecedentes
El tradicional Martes de Albahaca se instaló en Tarija hace algunos años atrás y se mezclaron rituales de origen tarijeño con el uso de sahumerios y símbolos de la cultura occidental de Bolivia.
Los mercados de la ciudad amanecen con flores, chacra, serpentina, frutas de la temporada y albahaca. Las vendedoras celebran con bailes y cantos. Se acostumbra vender canastas adornadas y que contienen fruta de la temporada. Éstas son expuestas como ofrendas por las familias tarijeñas. Esta tradición es celebrada generalmente en las comunidades de Paicho y Tomayapo.
En Martes de Albahaca se porta una ramita de la planta que es típica de la época y que además despide una deliciosa fragancia que perfuma el ambiente.
En algunas casas particulares las fiestas de carnaval continúan. La gente sigue alegre y relajada. Muchos niños y adolescentes salen a las calles a mojar con globos, baldes y cualquier recipiente que prometa empapar a los transeúntes.
Las familias se reúnen para compartir un almuerzo. Un culto a la carne asada, al vino y a la música folclórica de fondo. Doña Justina Ruiz, vendedora de albahaca, sostuvo que ella nunca vio a sus padres hacer el sahumerio, pero dijo que desde que ella tiene memoria se cuelgan albahacas y flores en las casas para atraer lo positivo.
Los compradores adquieren las rosas pascuas, pero también llevan albahaca en elevadas cantidades, romero y ruda. Muchos de los ch’alladores han optado por mezclar ambos rituales; el de Martes de Albahaca con el martes de ch´alla.
Precio de los sahumerios oscila entre Bs 5 a 100
El precio de los sahumerios puede variar según los ingredientes y el tamaño. Don Julián, vendedor de sahumerios del mercado Campesino indicó que hay rituales que cuestan desde cinco bolivianos hasta 100. El más pequeño contiene lo elemental: mirra, coa y algún dulce realizado por las mismas vendedoras con la imagen de un símbolo que determina el deseo de la ch’alla.
Los motivos pueden ser la búsqueda de más oportunidades de trabajo, salud, encontrar una pareja, desencontrar a otra, dinero; u objetos materiales como un auto, una casa, una moto, entre otros.
Los sahumerios más grandes tienen una gran variedad de componentes. El sullu simboliza la ofrenda más sagrada para la madre tierra: la vida en desarrollo. Las tradiciones quechuas e incas, como muchas otras de culturas prehispánicas, manejan la simbología del ritual de las ofrendas y sacrificios para alimentar el hambre de la tierra o Pachamama, y así agradecerle y retribuirle por lo que recibieron o recibirán.
Otro elemento importante son las plantas mágicas. Cada planta sirve para curar un estado de ánimo o para llamar ciertas bendiciones específicas. No puede faltar la coa, la planta sagrada de la abundancia y el equilibrio. También se utiliza el romero, azucena e incienso.
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En las calles, alguien tiraba una hilera de cuetillos prendidos que explotaban en el pavimento. Luego, descorchaba un vino o abría una cerveza y la ofrecía a la figura mental que cada uno tiene de la madre tierra, en símbolo de protección y agradecimiento.
La serpentina y mistura adornaban las casas, los autos y los puestos de venta. En los mercados de Tarija la alegría se sintió.
Antecedentes
El tradicional Martes de Albahaca se instaló en Tarija hace algunos años atrás y se mezclaron rituales de origen tarijeño con el uso de sahumerios y símbolos de la cultura occidental de Bolivia.
Los mercados de la ciudad amanecen con flores, chacra, serpentina, frutas de la temporada y albahaca. Las vendedoras celebran con bailes y cantos. Se acostumbra vender canastas adornadas y que contienen fruta de la temporada. Éstas son expuestas como ofrendas por las familias tarijeñas. Esta tradición es celebrada generalmente en las comunidades de Paicho y Tomayapo.
En Martes de Albahaca se porta una ramita de la planta que es típica de la época y que además despide una deliciosa fragancia que perfuma el ambiente.
En algunas casas particulares las fiestas de carnaval continúan. La gente sigue alegre y relajada. Muchos niños y adolescentes salen a las calles a mojar con globos, baldes y cualquier recipiente que prometa empapar a los transeúntes.
Las familias se reúnen para compartir un almuerzo. Un culto a la carne asada, al vino y a la música folclórica de fondo. Doña Justina Ruiz, vendedora de albahaca, sostuvo que ella nunca vio a sus padres hacer el sahumerio, pero dijo que desde que ella tiene memoria se cuelgan albahacas y flores en las casas para atraer lo positivo.
Los compradores adquieren las rosas pascuas, pero también llevan albahaca en elevadas cantidades, romero y ruda. Muchos de los ch’alladores han optado por mezclar ambos rituales; el de Martes de Albahaca con el martes de ch´alla.
Precio de los sahumerios oscila entre Bs 5 a 100
El precio de los sahumerios puede variar según los ingredientes y el tamaño. Don Julián, vendedor de sahumerios del mercado Campesino indicó que hay rituales que cuestan desde cinco bolivianos hasta 100. El más pequeño contiene lo elemental: mirra, coa y algún dulce realizado por las mismas vendedoras con la imagen de un símbolo que determina el deseo de la ch’alla.
Los motivos pueden ser la búsqueda de más oportunidades de trabajo, salud, encontrar una pareja, desencontrar a otra, dinero; u objetos materiales como un auto, una casa, una moto, entre otros.
Los sahumerios más grandes tienen una gran variedad de componentes. El sullu simboliza la ofrenda más sagrada para la madre tierra: la vida en desarrollo. Las tradiciones quechuas e incas, como muchas otras de culturas prehispánicas, manejan la simbología del ritual de las ofrendas y sacrificios para alimentar el hambre de la tierra o Pachamama, y así agradecerle y retribuirle por lo que recibieron o recibirán.
Otro elemento importante son las plantas mágicas. Cada planta sirve para curar un estado de ánimo o para llamar ciertas bendiciones específicas. No puede faltar la coa, la planta sagrada de la abundancia y el equilibrio. También se utiliza el romero, azucena e incienso.
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