Conociendo a Pehuenche
El cantautor mexicano se ha empapado de los sonidos orgánicos de la música popular de su país, el canto y ritmo latinoamericano, y el rock-pop-folk de los 60s y 90s.



Casi como una declaración de principios, Rafael Mesa Zamudio toma el nombre de Pehuenche, voz mapuche que significa “hijo de la araucaria”, un importante árbol sagrado originario de la región de La Araucanía, al sur del continente. Rafael nació en la ciudad de Xalapa, Veracruz, y llama la atención que, en el Parque Juárez, uno de los principales espacios públicos de esa ciudad, habitan algunos ejemplares de este árbol que fueron regalados en 1890 por el embajador de Chile en México al entonces presidente Porfirio Díaz.
“Una rareza única en el espectro musical mexicano y latinoamericano”
El dato sobraría si no fuera porque las araucarias son una especie relicta, es decir, quedan muy pocas poblaciones y ejemplares en el mundo. De ahí que la música de Pehuenche se presente también como una rareza única en el espectro musical mexicano y latinoamericano, y sea una manera de referir también el universo del cantautor, cuya infancia transcurrió a unos cuantos pasos de las araucarias del mencionado Parque Juárez.
Mesa Zamudio comenzó estudiando violín y después guitarra en la Facultad de Música de su ciudad. En casa tuvo la influencia musical de su abuela, a quien le encantaban los boleros, y también de los sonidos de la calle que entraban por la ventana trayendo sones de marimba y de la música típica de Veracruz. “Durante mi vida he escuchado de todo, pero soy muy fan de muchos grupos, desde Pink Floyd, los Beatles, Oasis, Fleet Foxes, Sigur Ros, hasta Cerati, Mercedes Sosa, Soledad Bravo, Los Cojolites. Hay demasiada música que me inspira y amo”, nos cuenta Rafael, en exclusiva para Pura Cepa.

Pehuenche salió a la escena en 2018 con “Vendaval”, un EP de seis canciones producido por Paco Martínez. Luego lanzó algunos sencillos, como “Delirio”, “Eterno” y “La Pena”, en colaboración con Clemente Castillo y Flip Tamez de Jumbo. Desde entonces, se ha presentado en festivales dentro y fuera de México, como el SXSW 2019, Tecate Comuna, Festival Santa Lucía, Festival Rodante, México Au Pied Du Courant en Canadá, Machaca 2019, y LAMC 2021 en Nueva York, donde fue premiado como “Discovery Artist” por Fender.
Para el artista, conseguir su sonido es un proceso que “ha ido tomando su forma e identidad a través del tiempo y las diferentes experiencias que he tenido en mi vida, lo que he explorado, así como el caminar que he emprendido desde que empecé en la música”. El año pasado, Pehuenche estrenó “Vida Ventura”, primer álbum de estudio que contó con la producción de Uriel Herrera, conocido por su trabajo con Natalia Lafourcade, Flor Amargo y Silvina Moreno. A continuación, les dejamos una reseña de “Vida Ventura” de la pluma de Greisa Gutiérrez.
Vida Ventura
“Vida Ventura”, es el primer disco en la trayectoria como solista del cantante veracruzano Rafael Mesa Zamudio, AKA Pehuenche, un conjunto de temas y colaboraciones a través de los cuales consolida sus búsquedas musicales, estéticas, conceptuales, y por qué no, también personales.

En este sentido, valdría la pena señalar el carácter autorreferencial de “Vida Ventura”, toda vez que, aunque sus canciones vibran en su individualidad, al unísono dibujan un relato de vida. Justamente es su narrativa evocadora de trayectorias y experiencias tanto personales como colectivas. El amor y sus muchas paradojas son hilos conductores dentro del disco. En esta línea, los temas habitan los primeros pasos de romances, la intimidad sagrada de los amantes, la fugacidad del sentimiento, los momentos expuestos a la amargura y desesperación, la figura de la madre como refugio en esos procesos de inevitable dolor, etapas que confluyen en el espacio del renacer del ser, del cambio, del despertar y reencuentro con uno mismo. Un universo de sentimientos tan profundos que tal y como se percibe, abrazan la vida misma del cantante.
“El amor y sus muchas paradojas son hilos conductores dentro del disco”
Estos guiños gestan formas de singularidad y autenticidad que representan, a todas voces, su proyecto Pehuenche. Como ha narrado en alguna ocasión, Pehuenche define un universo de significados cuyo germen habita en la cultura indígena de la región suramericana, y que por azares y entrecruces históricos, llegó a marcar la historia personal del artista y sus antepasados. Asociado también a un árbol sagrado, Pehuenche significa “hijo de la araucaria”, y Rafa se lo apropia, en sus varios sentidos para evocar el apego a sus raíces, como esencia de esta nueva personalidad musical, que toma de su origen, habita su presente y se proyecta, aventurera, hacia el futuro.
Es por ello que, una característica del proyecto es la mezcla de géneros. “Vida Ventura” apuesta por la fusión de ritmos y géneros, percibe las raíces de la música popular mexicana, acentos latinos, toques de melancolía a través de boleros, baladas románticas, y un orgánico entrecruce de folk, pop y algo de rock clásico muy atenuado, que representan la esencia del disco, y lo enmarcan en la escena musical contemporánea.