Sinchi, cantor viajero
El joven cantor ha llegado a Tarija desde Tilcara, pago de montañas y colores en la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, Argentina.
“Mi nombre es Tomás Sinchi Llampu Flores Barreiro. Todos me dicen Sinchi, pues así me llaman mis padres”, comienza el joven cantor en una entrevista mientras pasa por Tarija. Estará aquí un mes, aproximadamente. Pero su destino es el norte. Llegará hasta México.
No es la primera vez que viene a Bolivia, pero si la primera en la chura Tarija. Lo que ha visto hasta ahora, le gusta y le cautiva. “La gente es amable y generosa en su mayoría. Me atrae la historia y las fachadas, las plazas y mercados”. Para él, la ciudad es grande y tiene algo de pueblo en sus calles, lo que hace que sea un lugar especial.
“Me gusta pensar que puedo afectar positivamente con lo que hago, transmitiendo sensaciones, sentimientos diferentes, vibraciones”
Sinchi viaja con su música, es su trabajo. “Si no me dedicará a la música probablemente sería constructor o astronauta, uno nunca sabe”. Para tener equipo, realmente se dedicó a la construcción, la tradicional y la bioconstrucción. Con tiempo y trabajo, ha podido armarse de equipo, invertir en instrumentos, cuerdas, mantenimiento, hasta hacer de la música su estilo de vida y su principal fuente de ingresos.
El joven trovador sabe que, “por lo general, no se valora el trabajo del músico en muchos ambientes, menos a nivel político y social. Los presupuestos son escasos y muchas veces se toca sin remuneración económica fija”.
Su primer acercamiento fue en la escuela “Música y Esperanza”, allá en su infancia. De su madre escuchó a Silvio Rodríguez, León Gieco y Jorge Drexler. De su padre vino el folclore tilcareño, el tinky, la saya y el maestro Ricardo Vilca. Cuenta Sinchi que a lo largo del tiempo tuvo varias influencias musicales. “La primera y más importante, mi amigo y colega Tomás Barraza, con el cual conformé varios grupos y un dúo viajero”.
Ya van algunos años desde que viaja haciendo música, compartiendo y aprendiendo. “Mi repertorio es variado. Zamba, chacarera, saya, tinku, reggae, blues, rock, funk, jazz. Siempre voy variando según el público, el ambiente y las motivaciones personales que traen sentido propio”.
Sinchi va por todos lados, recuperando y entregando canciones de otros, fiel a sus principios de reciprocidad y voluntad de hacer. También tiene sus propias composiciones, fusión entre folk, rock y funk con las cuales siembra y cosecha aplausos. “La música influye en las moléculas de agua, y el agua está en todos lados. Me gusta pensar que puedo afectar positivamente con lo que hago, transmitiendo sensaciones, sentimientos diferentes, vibraciones”.