El acusado es un policía, quien le habría disparado
Hoy inicia el juicio por el feminicidio de Silvia Sivila en Tarija
La joven de 32 años murió el 20 de diciembre de 2019 cuando su ex pareja le disparó con un arma de fuego, esto en presencia de su hijo.
Para esta jornada se tiene previsto el inicio del juicio oral por el feminicidio de Silvia Lidia Sivila López, este proceso tiene como acusado a un policía quien era la ex pareja de la víctima y es quien le habría quitado la vida disparándole con un arma de fuego en diciembre de 2019.
Dicho juicio se instalará en el Tribunal de Sentencia Segundo de la Capital a partir de horas 8:30, pero se llevará delante de manera virtual.
Haciendo seguimiento a este proceso, desde el colectivo Ni Una Menos exigen a las autoridades jurisdiccionales que se pueda dar la pena máxima de 30 años para el policía B.L.G.D. por el delito de feminicidio, esto en virtud a que habría suficientes indicios de su responsabilidad y autoría del hecho.
Este colectivo anteriormente también se pronunció repudiando que el feminicidio de esta joven podía haberse evitado, pues ella ya había denunciado hechos de violencia en su contra por parte de este sujeto ante las instancias correspondientes, pero las autoridades no habrían actuado oportunamente para resguardar su seguridad.
Antecedentes
El 20 de diciembre de 2019 Silvia y el acusado sostuvieron una fuerte discusión a gritos en el domicilio que ella habitaba en el pasaje 23 de Marzo del barrio Avaroa. Luego de esto, el acusado abandonó el inmueble, dejando a la víctima en compañía de su hijo, un menor de edad.
Sin embargo, más tarde el sujeto volvió al lugar con el único objetivo de quitarle la vida a balazos, lo hizo incluso delante del niño y con la presencia de vecinos que se encontraban por la zona.
Tras los disparos en contra de la joven de 32 años, el policía intentó darse a la fuga, pero fue capturado horas más tarde mediante un operativo de rastrillaje por parte del grupo Delta.
Los vecinos hicieron conocer que la víctima ya les había expresado su temor ante una posible agresión, por lo que ya habían intentado comunicarse con la Policía para que pudieran darle alguna protección, tanto a ella como al menor. Sin embargo, el pedido no fue atendido a tiempo.
Ellos también confirmaron que en más de una oportunidad ella había denunciado hechos de violencia, pero sin que se le diera importancia, presuntamente por una protección gracias a pertenecer a la Policía.
Ella era estilista profesional y secretaria ejecutiva, trabajaba y además estudiaba la carrera de Administración de Empresas. Ella era voluntaria del Grupo de Apoyo Civil a la Policía (GACIP). Era la segunda de tres hermanas, madre de un pequeño de 10 años con quien tenía planeado retornar a Tupiza para pasar las fiestas en familia.