Día del Periodista Boliviano
Secretos, sorpresas y otras formas de sobrevivir en la prensa escrita
El 10 de mayo se festeja el día del Periodista Boliviano, aunque en estos momentos donde la libertad de prensa está amenazada y el modelo de negocio está mutando, más se aprovecha para reflexionar sobre el día a día y el futuro. Compartimos con ustedes algunas anécdotas y algunas reflexiones



Cuando todos se despiden y se apagan las cámaras, se encienden las luces en la sala de redacción. El desafío siempre es máximo: contar lo que exactamente ha pasado, tomando en cuenta que muchos ya lo han visto en televisión o lo han escuchado en la radio o han seguido fragmentos en cualquier live de redes sociales, lo que exige aportar algo más desde el papel, responder más concretamente al porqué y al para qué así como hacer prospección sobre lo que pasará después.
Detrás de cada nota hay un periodista, con su tiempo, sus circunstancias, sus dolores y sus alegrías. Más detrás un editor sufriente que debe depurar todas esas pasiones. Periodistas que quieren contar, a veces muy influenciados por estas nuevas tendencias del periodismo marca, y editores que le ponen cabeza fría para que la pieza cumpla con el rigor del momento, sin sensacionalismos ni apasionamientos. Sí, la sala de redacción entrada a la noche es exactamente como se la imaginan y sí, el reportero manda mensajes:
Uno de los clásicos es incluir una medida de tiempo en una crónica: Después de seis horas de debate, los asambleístas aprobaron el presupuesto general. Sí, puede ser importante que los asambleístas hayan estado debatiendo durante seis horas y al lector tal vez le interesa ese detalle que es irrelevante a efectos de la Ley, pero sobre todo se incluye el dato para recordarle al editor, a la pareja y al resto de la familia que sí ha estado ahí durante las seis horas de debate.
El asunto es más delicado cuando se trata de una entrevista incluida en una nota de investigación o como contraparte de alguna denuncia. Si el periodista incluye: “después de tres horas en la puerta del despacho, el aludido dijo que le parecía bien (o mal, o no respondió)”, o bien “a la octava llamada telefónico, el susodicho dijo que bien (o mal, o que no quería responder), en realidad el periodista no solo está indicando al editor lo arduo del trabajo en la nota, sino que también está mandando un mensaje a la fuente ¿Porqué no respondió antes? ¿Qué estaba escondiendo? No me hizo ni gota de gracia.
Lo de la gestión del tiempo es uno de los grandes desafíos del momento periodístico. Con la llegada de internet, celulares inteligentes y aplicaciones de mensajería instantánea y su consiguiente ajuste de personal, lo de hacer guardia en la puerta de cualquier despacho ha pasado básicamente a la historia: la petición de contrapartes se anuncia por WhatsApp y se llama una o máximo dos veces, el que no responde es porque básicamente no quiere y si no responde es porque algo esconde. ¿Para qué pagamos nutridos equipos de prensa del político de turno si luego se esconde tras un doble chek azul?
Normalmente este tipo de inconvenientes se salda con un “hasta el cierre de la edición xxx”, porque la fuente básicamente eludió contestar y hay veces que no se puede esperar más, ya que el periódico no acaba en la sala de redacción ni cuando se envía la nota a la web, sino que después entran en juego básicamente el diagramador y los prensistas.
Es verdad que a veces se salda la contraparte rescatando declaraciones de notas enlatadas o antiguas sobre el mismo tema que ha hecho la fuente, lo que puede ser una solución honesta para los lectores, ya que alguien que se ha negado, supongamos, diez veces a cambiar de ubicación el botadero municipal es poco probable que cambie de opinión. Pero a veces pasa.
Y es que lo de “hasta e cierre de la edición” pasa por ser uno de los grandes dolores de cabeza de cualquier efe de redacción. ¿Cuándo es demasiado tarde? ¿Cuánto tiempo se puede contener a los prensistas enfurecidos que requieren pares para imprimir? La última sesión de la Asamblea Legislativa Departamental duró 15 horas y acabó sin un nombre para presidir la Directiva, cerca de las 6.00 de la mañana. Elecciones, conteos, tratamientos de leyes y alguna negociación oscura sobre bloqueos y demás suele estirarse hasta las horas de cierre precisamente para evitar cuanta más transparencia posible. También el recuento de heridos en alguna catástrofe. Que el lector lo entienda no siempre es fácil.
Hay otras mañas de reportero que ayudan a describir los detalles de algún acto si se saben interpretar, por ejemplo, cuando la crónica dice: Bajo un sol de justicia, probablemente es que la masa de periodistas aguantó estoicamente al sol a que llegaran los invitados; cuando dice: En un “sobrio acto”, lo más probable es que nadie invitara ni una empanada y tras un “largo camino” probablemente se refiera a un viaje en la caja de una vagoneta.
Errores frecuentes
El otro asunto con el que suelen lidiar los editores y jefes de redacción es con un puñado de errores frecuentes, tan arraigados en el periodismo y en la sociedad civil que se hacen casi imposibles de erradicar, y no es solo en el área policial, donde los reporteros topan con oficiales o abogados a los que les gusta hablar “en difícil”, como si impresionaran a alguien, o en el área deportiva, donde los adjetivos suelen ser rimbombantes por naturaleza intrínseca a la materia. No, pasa en todas las secciones.
Una de las clásicas es lo de “marcha de la COB a la cabeza de su dirigente”, una figura semántica tan repetida como errónea, pues cualquiera debería imaginarse a los mineros de la COB marchando con destino al casco de su dirigente, cuando lo que se quiere decir es que este es el que anda encabezando la marcha.
Otra confusión recurrente se da con dos verbos semánticamente diferentes: posicionar y posesionar. Las cosas del seseo. Mientras posicionar es colocar en algún lugar, visible normalmente, posesionar es tomar posesión de algo, agarrarlo, aunque sea un cargo, pero ahí aparece la magia y zas.
¿A quién no se le ha colado una “intensión” en una página de cierre? ¿Quién no ha utilizado agendar o aperturar en los contextos erróneos, normalmente asociados a lo legislativo? ¿Quién no se empeña en ponerle su tilde a “sólo” aunque haga 15 años que la Real Academia de la Lengua Española lo eliminó? ¿Quién no se hace un lío con los puntos y las comas de los miles y los cien miles?
Lo cierto es que los peligros acechan en todos los rincones de la redacción, y que el trabajo es vertiginoso, por lo que cada día hay la posibilidad de reivindicarse. Gracias a ustedes por su paciencia.
Tareas sencillas para mejorar la comunicación institucional
Hoy 10 de mayo es día en que las autoridades suelen dedicar palabras hermosas a los periodistas, que ponderan su aporte a la democracia, mientras que el resto del año tratan, a como de lugar, de poner el mayor número de trabas posibles al ejercicio de la profesión.
Desde la redacción de El País, junto a otros medios amigos, hemos planteando un pequeño punteo sobre las cosas que sí podrían hacer las autoridades además de hacer lindos discursos. Cosas concretas que servirían a una mejor información y, por ende, a una mejor democracia. Son las siguientes:
Usen sus redes sociales para opinar: Es difícil reconocer a nadie como líder sin que se sepa exactamente qué piensa sobre nada. No solo manden mensajes enlatados supervisados por sus jefes de prensa. Opinen, tomen partido.
Tengan un correo electrónico habilitado y responda. Pedir una entrevista se ha convertido en un asunto ultraburocrático que deben supervisar todo el aparato de comunicación del ente y después, el de estrategia política. A veces solo se trata de que respondan concretamente a algo. Por favor, tengan un correo electrónico habilitado y úsenlo, ningún periodista está deseando perder el tiempo en correteos ni se muere por verle la cara.
Pidan a sus comunicadores que trabajen: Después de cada acto redacten las notas de prensa con lo que quiso decir, que no siempre coinciden con lo que realmente dijo; manden declaraciones extractadas sobre los asuntos de la coyuntura. Son verdaderamente útiles en estos tiempos veloces.
Si no quiere una entrevista, diga no. No dejen al periodista esperando una llamada que no se dará ni le hagan insistir 10 veces, si no quieren hablar simplemente díganlo.
Modifiquen las búsquedas del Sicoes. El soporte público del sistema de contratación es estatales parece ideado para que nadie encuentre nada, pero un simple cambio permitiría dar una mayor transparencia: permita buscar por nombre o CI a empresas contratadas de forma que se pueda saber rápidamente cuántas veces ha contratado una empresa con una entidad.
Permitan cotejar su declaración jurada: El documento de patrimonio que las autoridades públicas presentan al inicio de gestión es puramente un acto de buena fe que nadie verifica. Urge dar acceso al Registro de la Propiedad.
Identifiquen a sus familias: No abusen de la buena fe de la gente, reconozcan a sus parientes y eviten colocarlos en cargos políticos.
No mientan: Hoy por hoy todo está grabado y en las redes. Por favor, ahórrennos la tareita de ir a buscar en la hemeroteca, porque lo encontraremos.
Los tres caminos para la prensa escrita
La suscripción digital
El papel está en plena transformación y también el modelo tradicional de negocio. Los políticos han apostado por acaparar la pauta oficial e invertirla en sus propias redes sociales para invadir los espacios de los usuarios particulares y por ello, casi todos los medios de papel han iniciado un camino de suscripción digital. En elpais.bo ofrecemos diferentes productos premium, como el acceso ilimitado, el acceso a la edición pdf, etc., a cambio de una módica suscripción anual.
La donación voluntaria
Los medios que se resisten a restringir su contenido han desarrollado modelos cercanos a la donación, bien a través de modelos de suscripción similares a los descritos, pero donde la aportación no es a cambio de productos sino por plena confianza en la necesidad de continuidad, o bien con sistemas de donaciones específicas para proyectos en marcha, para financiar investigaciones o para valorar un artículo de calidad puesto a disposición del público.
Los proyectos en red
Otro camino con el que los medios de prensa escrita se están financiando es a través de proyectos periodísticos e investigaciones donde se asocian con otras instituciones, normalmente ONG, interesadas en divulgar ciertos aspectos profesionales o académicos. Proyectos de investigación de la corrupción, en favor del medio ambiente y otros suelen ser los más apreciados.