Variante Canaletas – Entre Ríos ¿Más vale tarde que nunca?

La asunción del tramo por la ABC hace justicia a años de demora, pero no libra a Tarija de la pesadilla: la vía necesita una urgente intervención que garantice la seguridad de sus transeúntes

Después de casi una década de pulso, el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez se ha comprometido a firmar el documento que culmine el traspaso de la vía Canaletas – Entre Ríos a la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), integrándose en la red vial fundamental y de esa manera, sea la empresa estatal la que se encargue de su mantenimiento.

En las elecciones de 2019 se estuvo a punto, pero no se logró. El actual Gobierno también se comprometió en febrero a asumirla, y preveía firmar el papel en abril, cuando las elecciones eran en mayo. Luego se atrasaron las elecciones y se atrasaron los actos de firma, incluso hubo unos días de incertidumbre luego de que la Presidenta declinara sus pretensiones electorales. Lo cierto es que hoy sigue siendo un compromiso, aunque ratificado.

El Ministerio de Obras Públicas, eso sí, deja claro que no hay dinero para hacer obras, y que por lo tanto, la refacción tardará. El asunto es complejo, pues “garantiza” una temporada de lluvias tormentosa en un tramo que jamás estuvo bien construido, y que ha padecido demasiado en la indecisión.

El tema ha durado tanto que se le ha perdido la pista, pero se remonta al principio de siglo, cuando en Tarija sonaban los tambores petroleros y el Estado todavía no había colocado un metro de asfalto para conectar la capital del departamento con el resto del país. La institucionalidad de entonces negoció y “consiguió” que con recursos departamentales se ejecutaría la variante Canaletas – Entre Ríos, parte inicial del tramo al Chaco, que acortaba el camino de la red vial fundamental, que transcurría por la fatídica cuesta de Castellón. El compromiso siempre fue construir, no mantener, pues eso le correspondería a la ABC.

En esas, un conglomerado de empresas tarijeñas se hizo cargo de la obra y avanzó, aunque las dificultades fueron grandes. Desde el principio se advirtió que las condiciones topográficas exigían una buena inversión. La obra se fue demorando a lo largo de los años de modo que lo que avanzaba, se destruía.

En 2013 y siendo conscientes de que la vía no cumplía con las normas de la ABC en cuanto a taludes, lo que provocaba derrumbes permanentes en época de lluvia, la Gobernación de Lino Condori (MAS), decidió aceptar la entrega de mano de los constructores dando por concluida la “pesadilla”. En el fondo, la supuesta sintonía política entre Lino Condori y el Gobierno Nacional de entonces debía facilitar la trasferencia del tramo y de esa forma, que la ABC se hiciera cargo de su mantenimiento y corregir las fallas. Nada más lejos de la realidad.

La ABC no respondió entonces ni nunca luego de cinco años de uso, lo que deterioró aún más la vía mientras el Sedeca hacía un precario mantenimiento. Lo cierto también es que la ABC no mejoró tampoco su tramo por la cuesta de Castellón, también cerrado habitualmente en la época de lluvia.

20 años después, Tarija sigue estando a la cola de las infraestructuras carreteras en el país, con demasiadas obras aceptadas porque sí y demasiadas calidades rebajadas. Quitarse la variante es de justicia, pero no resuelve la pesadilla. Esperemos que en el corto plazo se puedan hacer las obras necesarias para que la vía sea útil de verdad al departamento y su desarrollo.

DESTACADO.- La supuesta sintonía política entre Lino Condori y el Gobierno Nacional de entonces debía facilitar la trasferencia del tramo y que la ABC se hiciera cargo de su mantenimiento: Nada más lejos de la realidad.


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