Los periodistas vecinos
Un mundo sin prensa libre es un mundo a merced de los poderosos y está en sus manos, querido lector, que no lo sea: festejemos hoy a los periodistas que sobre todo, son también sus vecinos
Este 10 de mayo se celebra el Día del Periodista Boliviano, un día que siempre provoca emociones encontradas entre los compañeros de la prensa, sobre todo en estos tiempos de extremismos y polarización que han enrarecido todavía más el ambiente de la profesión.
El periodismo es uno de los oficios más antiguos del mundo: se trata no solo de contar las cosas que pasan, sino de contarlas bien, esto implica mancharse los zapatos, acudir a las fuentes, contrastar la información y enamorarse del dato sobre el que se construye la noticia. Se trata esencialmente de ofrecer información completa y veraz para que la gente tome sus decisiones, algo que implica mucha responsabilidad y motivo por el que exige mucha preparación.
El periodismo como oficio ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Al principio ni siquiera existía como tal, sino que de alguna forma se asociaba a las artes escénicas, se trataba de contar las cosas bien y también de una forma interesante para que la gente lo apreciara. El soporte predilecto fue el papel y también la radio, y efectivamente en el siglo XIX y principios del XX se utilizaron sobre todo para difundir ideologías y planteamientos políticos poniendo más énfasis en el periodismo de opinión que en los conceptos de objetividad, que se incorporaron después: durante las grandes guerras se vio la necesidad de sintetizar la información para transmitirla rápida y eficientemente antes de recrearse en la forma, por si se estropeaba el telégrafo. Así nacieron las cinco preguntas: qué, cómo, cuándo, dónde y quién, que siguen siendo la esencia del oficio y su misión: responder de forma completa proporcionando información útil para tomar decisiones.
La competencia es feroz y mil veces son los periodistas el blanco de estas fórmulas de ética cuestionable, pero es precisamente entonces cuando nos hacemos aún más necesarios
La televisión y el desarrollo económico y social incorporaron nuevos formatos y se recuperó la necesidad de contar las cosas no solo rápido, sino bien: la entrevista y la crónica son los grandes géneros del Nuevo Periodismo Narrativo que hoy sigue enganchando a los lectores al oficio, junto al reportaje de largo aliento, para el que hay cada vez menos tiempo.
El periodismo compite hoy con muchas formas de entretenimiento, con una desarticulación social que aborrece el esfuerzo, una cultura hedonista y una sociedad líquida que no se esfuerza tanto en compartir y comprender como en imponer: en las redes se busca información que ratifique las creencias, prejuicios incluidos, y no al revés, y en ese pulso se están utilizando todo tipo de artimañas, mentiras, memes y verdaderos ejércitos de trolls para instalar “narrativas”, que nada tienen que ver con la verdad o con la legítima discrepancia que al final, es lo que sostiene la política misma.
La competencia es feroz y mil veces son los periodistas el blanco de estas fórmulas de ética cuestionable, pero es precisamente entonces cuando nos hacemos aún más necesarios: solo seremos útiles a la sociedad si mantenemos los compromisos con nuestros lectores y los principios constitucionales que nos sostienen.
Un mundo sin prensa libre es un mundo a merced de los poderosos y está en sus manos, querido lector, que no lo sea. Mientras tanto este 10 de mayo, celebremos a los nobles periodistas que a diario se baten en las calles para llevarle a usted la realidad de lo que pasa en su ciudad, en su país, y no olvide, que también somos vecinos.