Más que pirañas en el Pilcomayo
La actividad pesquera en el río Pilcomayo está llegando a un punto de inflexión que requiere cierta planificación para evitar unas consecuencias negativas para la población que todavía vive de ella; sin embargo, esta afectación es solo un síntoma, pues algo más profundo sobrevuela el...
La actividad pesquera en el río Pilcomayo está llegando a un punto de inflexión que requiere cierta planificación para evitar unas consecuencias negativas para la población que todavía vive de ella; sin embargo, esta afectación es solo un síntoma, pues algo más profundo sobrevuela el Chaco Sudamericano y puede acabar por transmutar la segunda región ecológica más importante del continente.
A lo largo de milenios, el río Pilcomayo y el resto de los que nacen en la cordillera de los Andes han ido modelando el continente en su discurrir desde las cumbres hasta los depósitos pampeños que han ido moldeando en función del sedimento arrastrado y la potencia anual de la época de lluvia.
Cada ciclo es casi idéntico, los cauces se colmatan y la potencia del río se abre paso por nuevas llanuras conformando otro camino por el que discurrir. Unas veces dura más años, otras veces menos pero el resultado es similar. Con el desarrollo de la civilización, el ser humano ha tratado siempre de domar a la naturaleza.
En este siglo la situación llega a extremos y las operaciones sobre el río Pilcomayo son un ejemplo. El proyecto Pantalón, situado en plena frontera entre Argentina y Paraguay nació con la intención de dividir las aguas entre ambos países para su aprovechamiento y sobre todo, evitar que las crecidas de cada año se conviertan en inundaciones peligrosas. Hasta la fecha, casi cada año hay emergencias y miles de evacuados en ambos países a la vez o alternativamente.
La concepción en sí del proyecto Pantalón es un tanto extraña en tanto el poder del río es mucho mayor que la mole de hormigón fija situada en mitad de su actual cauce. El río en cualquier momento, como pasó en 2018, puede cambiar de rumbo y encontrar otros espacios por los que fluir.
El problema hasta Pantalón es que el cauce se ha ido colmatando y por lo tanto, donde antes se podía elevar hasta cinco metros ahora solo puede elevarse tres porque los dos de abajo son puro sedimento. Es por esto que el director del programa Gran Chaco Proadapt, que lleva más de una década monitoreando el río afirma que durante el verano llegó a alcanzar anchuras de más de un kilómetro, puesto que el agua fluía sin cauce por largos tramos del recorrido.
Bolivia se ha convertido en el quinto país del mundo que más ha deforestado en 2018 y gran parte de esa masa deforestada está en el oriente cruceño, donde la soya gana espacio y también en el Chaco. La eliminación de bosques tiene efectos directos tanto en el calentamiento global como en la sedimentación de los ríos, una consecuencia muy inmediata en territorios de lluvias torrenciales estacionales como los que vivimos en estas latitudes.
El sábalo crece cada vez más en bañados más pequeños en los que va desapareciendo el río sobre la llanura chaqueña, donde rara vez llega a conectar con el río Paraguay. Pero además, las aguas son cada vez más calientes.
La identificación de pirañas como nueva amenaza para el sábalo en su dimensión comercial tiene un sentido, que se une a los pedidos de respetar la veda y el ciclo del animal, cada vez más pequeño y menos apto para el consumo humano. Sin embargo, el fenómeno del calentamiento hay que entenderlo en su globalidad, pues es el ecosistema el que está en riesgo, y con él, todo lo que vive en su interior.
A lo largo de milenios, el río Pilcomayo y el resto de los que nacen en la cordillera de los Andes han ido modelando el continente en su discurrir desde las cumbres hasta los depósitos pampeños que han ido moldeando en función del sedimento arrastrado y la potencia anual de la época de lluvia.
Cada ciclo es casi idéntico, los cauces se colmatan y la potencia del río se abre paso por nuevas llanuras conformando otro camino por el que discurrir. Unas veces dura más años, otras veces menos pero el resultado es similar. Con el desarrollo de la civilización, el ser humano ha tratado siempre de domar a la naturaleza.
En este siglo la situación llega a extremos y las operaciones sobre el río Pilcomayo son un ejemplo. El proyecto Pantalón, situado en plena frontera entre Argentina y Paraguay nació con la intención de dividir las aguas entre ambos países para su aprovechamiento y sobre todo, evitar que las crecidas de cada año se conviertan en inundaciones peligrosas. Hasta la fecha, casi cada año hay emergencias y miles de evacuados en ambos países a la vez o alternativamente.
La concepción en sí del proyecto Pantalón es un tanto extraña en tanto el poder del río es mucho mayor que la mole de hormigón fija situada en mitad de su actual cauce. El río en cualquier momento, como pasó en 2018, puede cambiar de rumbo y encontrar otros espacios por los que fluir.
El problema hasta Pantalón es que el cauce se ha ido colmatando y por lo tanto, donde antes se podía elevar hasta cinco metros ahora solo puede elevarse tres porque los dos de abajo son puro sedimento. Es por esto que el director del programa Gran Chaco Proadapt, que lleva más de una década monitoreando el río afirma que durante el verano llegó a alcanzar anchuras de más de un kilómetro, puesto que el agua fluía sin cauce por largos tramos del recorrido.
Bolivia se ha convertido en el quinto país del mundo que más ha deforestado en 2018 y gran parte de esa masa deforestada está en el oriente cruceño, donde la soya gana espacio y también en el Chaco. La eliminación de bosques tiene efectos directos tanto en el calentamiento global como en la sedimentación de los ríos, una consecuencia muy inmediata en territorios de lluvias torrenciales estacionales como los que vivimos en estas latitudes.
El sábalo crece cada vez más en bañados más pequeños en los que va desapareciendo el río sobre la llanura chaqueña, donde rara vez llega a conectar con el río Paraguay. Pero además, las aguas son cada vez más calientes.
La identificación de pirañas como nueva amenaza para el sábalo en su dimensión comercial tiene un sentido, que se une a los pedidos de respetar la veda y el ciclo del animal, cada vez más pequeño y menos apto para el consumo humano. Sin embargo, el fenómeno del calentamiento hay que entenderlo en su globalidad, pues es el ecosistema el que está en riesgo, y con él, todo lo que vive en su interior.