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Negar la Variante Canaletas – Entre Ríos

Ni el más escéptico de los masistas podía esperar el resultado calamitoso de la cumbre Gobierno – Transporte tarijeño del pasado miércoles. Nadie podía imaginar que la plana mayor del Gobierno: Evo Morales, Álvaro García Linera y Juan Ramón Quintana; además del ministro de Obras...

Ni el más escéptico de los masistas podía esperar el resultado calamitoso de la cumbre Gobierno – Transporte tarijeño del pasado miércoles. Nadie podía imaginar que la plana mayor del Gobierno: Evo Morales, Álvaro García Linera y Juan Ramón Quintana; además del ministro de Obras Públicas Óscar Coca, fueran incapaces de resolver políticamente un problema que no parecía demasiado complejo. Pocos pueden creer que el Gobierno en plena campaña haya desperdiciado la oportunidad de anotarse un tanto tan fácil como salvar la ruta Canaletas – Entre Ríos y más al contrario, haya acabado haciendo más ruido de lo previsto. ¿Para qué pues fueron los transportistas a La Paz?
Todos los argumentos técnicos del Gobierno para rechazar la variante son ciertos, pero se le pedía sensibilidad con Tarija. La solución no era complicada, pero Evo no la quiso.
El problema no es de recursos económicos. No para el Gobierno Nacional. En el peor de los casos se estiman 40 millones de bolivianos; que es lo que se acaba de recuperar en las boletas de garantía de la Entre Ríos – Palos Blancos, donde también se ha hecho la vista gorda a muchos defectos y cuya diferencia fundamental con la Canaletas es que esta sí es de la ABC. El Gobierno lo ha rebajado aún más, a 15 millones de bolivianos que está dispuesto a entregar en calidad de fideicomiso, es decir, a crédito con intereses, para que la Gobernación de Tarija ponga a punto la vía y la entregue.  Es cómico hacer comparaciones de este monto con los prometidos para casas de campaña, sindicales o de organizaciones matrices.

Toda la órbita masista se esfuerza por explicar el problema y culpar a los tarijeños, pero el pedido del Transporte no tiene nada que ver con ese tipo de argumentos. La carretera está un desastre y evidentemente es una carretera departamental. Evidentemente la hizo Tarija por encargo del Gobierno de Mesa y las empresas tarijeñas que la ejecutaron tardaron una década en ejecutarla, para encima dejar cantidad de defectos. Evidentemente Lino Condori la recibió en 2013 sin exigir más a las empresas ejecutoras. Evidentemente hacían falta más obras complementarias para cumplir con los requisitos que impone la ABC y evidentemente eso exigía seguir metiendo más y más recursos. Evidentemente Adrián Oliva no ha priorizado esa inversión. Todo eso es evidente.

Lo que se le pide al Gobierno es sensibilidad para con Tarija. Que pueda asumir un tramo carretero y ponerlo a punto esta vez con su caja y no con la de Tarija, porque la situación financiera es crítica y porque invertir en el trazado por la red vial fundamental (Narváez – Cuesta de Castellón) costaría infinitas veces más. Se trata esta vez de que papá Estado trate a Tarija como lo hace con el resto de departamentos del país.

Es cierto que hay demasiados políticos tratando de hacer puntos con este tema, aunque eso implique incurrir en contradicciones gruesas. Es complicado para aquellos que plantean cuartear el presupuesto en pedacitos explicar aquello del proyecto departamental, pues la Variante no es “capitalina”. Es complicado para aquellos que en su reinvención vienen pregonando que el problema es que Tarija se ha puesto a hacer las cosas que le correspondían al Gobierno y que la solución es que el Gobierno haga, olvidando que hicimos porque no hacía.

La solución no era complicada para el Gobierno.  Pero no quiso.

 

 

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