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Lo de las promesas en Tarija

Los años pasan y antes de darse cuenta, se ha cumplido una legislatura. Y cuando uno repasa la hemeroteca y las promesas de las campañas, es habitual encontrar que muy pocas se han cumplido. Es verdad que hay quienes ganaron elecciones sin prometer nada, porque de lo que se habla no es del...

Los años pasan y antes de darse cuenta, se ha cumplido una legislatura. Y cuando uno repasa la hemeroteca y las promesas de las campañas, es habitual encontrar que muy pocas se han cumplido. Es verdad que hay quienes ganaron elecciones sin prometer nada, porque de lo que se habla no es del futuro sino del pasado. Pero hay otros que hicieron compromisos complejos y concretos.

En Tarija hay una serie de promesas recurrentes, algunas que datan de años, otras que se han recuperado sin mayor trámite precisamente en época electoral y otras que aparecieron sin más en esas fechas. El problema de todas es que no han avanzado prácticamente nada. De nada.

Es el caso de las promesas de construir aeropuertos internacionales en Tarija y Yacuiba, que han acabado convirtiéndose en recapamientos de las pistas por pura seguridad y algún equipamiento nuevo. De momento no hay ni estudios.

Es el caso también del Instituto Cardiovascular prometido en campaña 2015 y cuyo único avance tangible es que el Municipio de San Lorenzo cedió su terreno al Ministerio de Salud. Desde entonces nada.

Es el caso también de la planta de Tratamiento de Aguas Residuales de San Luis. Que desde que en 2016 el Presidente Morales, en plena campaña del referéndum, prometiera 50 millones de dólares, ha habido mucho ruido y disparidad de opiniones. Pero hasta ahora apenas se ha conseguido dinero para un estudio que llegará incluso después de las elecciones de octubre.
La ABC cuantificaba el domingo sus inversiones y hablaba de una inversión de 226 millones de dólares en 13 años – menos de lo que cuesta una línea de teleférico – pero eso sí, prometía como 680 en diferentes obras
Es el caso también de la doble vía Yacuiba – Villa Montes. La promesa se hizo, e incluso el estudio, en la pasada legislatura, pero hasta la fecha no hay ni el más tímido avance de que ese proyecto vaya a cristalizar en el corto plazo. Ni siquiera en el mediano.

Es el caso también  de la planta petroquímica de Yacuiba, prometida también desde 2015 e incluso licitada en una ocasión, con la suerte de ser anulada con buen criterio ante lo que parecía un claro caso de manipulación. Sin embargo desde 2017 se han anunciado varias veces la nueva licitación que en realidad nunca ha llegado, lo que genera en el Chaco una incertidumbre en cuanto a objetivos de desarrollo.

Y es el caso de otros muchos planes y proyectos, uno recurrente es el del nuevo ingenio azucarero para los cañeros de Bermejo, o el plan de empleo, o la intervención de Setar…

Lo cierto es que los recursos llegan muy contados al departamento de Tarija pese a que es desde donde salen los recursos propios, esos que luego disque hacen mover la economía del país. La ABC cuantificaba el domingo sus inversiones y hablaba de una inversión de 226 millones de dólares en 13 años – menos de lo que cuesta una línea de teleférico – pero eso sí, prometía como 680 en diferentes obras. Es la tendencia habitual.

Lo cierto es que vivimos en tiempos de hemerotecas digitales, y todas las promesas quedan. Al menos mientras quede prensa libre dispuesta a decir la verdad le pese a quien le pese, los ciudadanos podrán recordar que las promesas quedaron solo en eso. Y cada cual obrará en consecuencia.

 

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