La cuesta de Castellón y las vergüenzas de la ABC
Por alguna extraña razón, en Tarija nos hemos creído que podemos resolver todos los problemas del departamento con el miserable 11 por ciento – al que se descuentan costos de transporte – de la exportación del gas que sale de las entrañas de esta tierra. Y eso, evidentemente, no es...
Por alguna extraña razón, en Tarija nos hemos creído que podemos resolver todos los problemas del departamento con el miserable 11 por ciento – al que se descuentan costos de transporte – de la exportación del gas que sale de las entrañas de esta tierra. Y eso, evidentemente, no es así.
Otra cosa es que en algún momento de hartazgo, muchos tarijeños que en su momento asumieron la voluntad de trabajar por su pago, se hayan cansado de quejarse y se hayan puesto a dar soluciones a los problemas de aquí, que de ninguna otra manera se hubieran arreglado.
Algunos asuntos han salido bien. Otros nos han salido verdaderos desastres. Ahí está Setar, ahí está Cosett, ahí está el mercado campesino, ahí está Emtagas, Cemento El Puente y como no, la desastrosa Variante Canaletas – Entre Ríos. Es un desastre de 50 millones de dólares que costó una eternidad y que seguramente nunca se debió aceptar como la aceptó el interino Lino Condori, pero ahí está. En su momento la voluntad de Tarija fue meter esos millones en esa carretera para acercar el valle y el Chaco pasando por Entre Ríos. Ya era el siglo XXI.
En algún momento de hartazgo, los tarijeños nos hemos dado soluciones a los problemas de aquí, que de ninguna otra manera se hubieran arreglado. Algunos asuntos han salido bien. Otros nos han salido verdaderos desastres. Ahí está Setar, ahí está Cosett, ahí está Emtagas y como no, la desastrosa Variante Canaletas – Entre Ríos
Es curioso ver ahora a algunos viejos políticos convertidos en profetas simplificando que la crisis económica deriva simplemente de que Tarija empezó a hacer cosas que no le correspondían y que quien debía haberlas hecho era el Gobierno. Una conclusión tan simple y obvia que cualquiera la compra, si no fuera porque oculta la verdad legítima: al arrancar el siglo XXI ningún kilómetro de la red vial fundamental que conectara Tarija estaba asfaltado.
Lo mismo pasa con el gas, con la luz, con el teléfono, con otros servicios básicos – aún no hay planta de tratamiento – etc., cualquiera de los gobiernos, el actual y los anteriores, podía haber hecho mucho por Tarija, pero la verdad histórica es que no lo hicieron: abrieron caminos para ir a la guerra del Chaco que aún se utilizan; abrieron caminos para pinchar el subsuelo, tendieron redes de alto voltaje para conectar con la termoeléctrica del Chaco, conectaron valles cuando encontraron petróleo… y poco más.
La opción de cerrar la Variante Canaletas – Entre Ríos es absolutamente legítima por una cuestión de seguridad elemental. La propia Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), que tantos problemas pone para asumirla alegando su mal estado, debería exigir su cierre. Claro, obviamente, eso dejaría al descubierto el estado de la red vial fundamental en el tramo por Narváez – Cuesta de Castellón, con similares fallas estructurales y que demora el trayecto en unas tres horas más hasta Entre Ríos. La ABC ha ahorrado mucho mantenimiento en los seis años en los que el 99% del tráfico ha circulado por la variante que, obviamente, ya no está nueva de paquete.
El colmo de la demagogia surge después, cuando los mismos que piden a Tarija limitarse a sus competencias exigen no cerrar el tramo e invertir lo necesario, cuando a su vez ejecutan débitos y otras estrategias para achicar los fondos de inversión disponibles en la Gobernación que en 70 por ciento van a las provincias. Y es que efectivamente, la solución a los problemas carreteros de Tarija no pasan por los escasos 100 millones de dólares que dejan las regalías, sino por los más de 40.000 millones de dólares que el Gobierno maneja y que muy rara vez, se dejan caer por Tarija.
Efectivamente, es hora de que el Gobierno ejerza sus competencias en Tarija, por muy 5 por ciento que seamos.
Otra cosa es que en algún momento de hartazgo, muchos tarijeños que en su momento asumieron la voluntad de trabajar por su pago, se hayan cansado de quejarse y se hayan puesto a dar soluciones a los problemas de aquí, que de ninguna otra manera se hubieran arreglado.
Algunos asuntos han salido bien. Otros nos han salido verdaderos desastres. Ahí está Setar, ahí está Cosett, ahí está el mercado campesino, ahí está Emtagas, Cemento El Puente y como no, la desastrosa Variante Canaletas – Entre Ríos. Es un desastre de 50 millones de dólares que costó una eternidad y que seguramente nunca se debió aceptar como la aceptó el interino Lino Condori, pero ahí está. En su momento la voluntad de Tarija fue meter esos millones en esa carretera para acercar el valle y el Chaco pasando por Entre Ríos. Ya era el siglo XXI.
En algún momento de hartazgo, los tarijeños nos hemos dado soluciones a los problemas de aquí, que de ninguna otra manera se hubieran arreglado. Algunos asuntos han salido bien. Otros nos han salido verdaderos desastres. Ahí está Setar, ahí está Cosett, ahí está Emtagas y como no, la desastrosa Variante Canaletas – Entre Ríos
Es curioso ver ahora a algunos viejos políticos convertidos en profetas simplificando que la crisis económica deriva simplemente de que Tarija empezó a hacer cosas que no le correspondían y que quien debía haberlas hecho era el Gobierno. Una conclusión tan simple y obvia que cualquiera la compra, si no fuera porque oculta la verdad legítima: al arrancar el siglo XXI ningún kilómetro de la red vial fundamental que conectara Tarija estaba asfaltado.
Lo mismo pasa con el gas, con la luz, con el teléfono, con otros servicios básicos – aún no hay planta de tratamiento – etc., cualquiera de los gobiernos, el actual y los anteriores, podía haber hecho mucho por Tarija, pero la verdad histórica es que no lo hicieron: abrieron caminos para ir a la guerra del Chaco que aún se utilizan; abrieron caminos para pinchar el subsuelo, tendieron redes de alto voltaje para conectar con la termoeléctrica del Chaco, conectaron valles cuando encontraron petróleo… y poco más.
La opción de cerrar la Variante Canaletas – Entre Ríos es absolutamente legítima por una cuestión de seguridad elemental. La propia Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), que tantos problemas pone para asumirla alegando su mal estado, debería exigir su cierre. Claro, obviamente, eso dejaría al descubierto el estado de la red vial fundamental en el tramo por Narváez – Cuesta de Castellón, con similares fallas estructurales y que demora el trayecto en unas tres horas más hasta Entre Ríos. La ABC ha ahorrado mucho mantenimiento en los seis años en los que el 99% del tráfico ha circulado por la variante que, obviamente, ya no está nueva de paquete.
El colmo de la demagogia surge después, cuando los mismos que piden a Tarija limitarse a sus competencias exigen no cerrar el tramo e invertir lo necesario, cuando a su vez ejecutan débitos y otras estrategias para achicar los fondos de inversión disponibles en la Gobernación que en 70 por ciento van a las provincias. Y es que efectivamente, la solución a los problemas carreteros de Tarija no pasan por los escasos 100 millones de dólares que dejan las regalías, sino por los más de 40.000 millones de dólares que el Gobierno maneja y que muy rara vez, se dejan caer por Tarija.
Efectivamente, es hora de que el Gobierno ejerza sus competencias en Tarija, por muy 5 por ciento que seamos.
