La esperanza que queda

Termina un nuevo año y pronto comenzará otro, quedan muchos retos para el 2019. Uno de los principales es trazar un camino de desarrollo en consenso, donde no primen los partidos políticos, los intereses propios y realmente se pueda construir una Bolivia que responda a las necesidades de...

Termina un nuevo año y pronto comenzará otro, quedan muchos retos para el 2019. Uno de los principales es trazar un camino de desarrollo en consenso, donde no primen los partidos políticos, los intereses propios y realmente se pueda construir una Bolivia que responda a las necesidades de todos.

Uno de los desafíos principales es el empleo y con ello la estabilidad. Muchos son los indicadores erróneos que llevan al Gobierno a decir que en Bolivia no se sufre de desempleo, pero ¿cuán real es esto?

Si apenas llegamos a casa y vemos a nuestra hermana que va no meses sino años buscando un trabajo estable. Es cierto que ha trabajado en varias cosas temporales como el comercio informal, pero nada le ha traído la estabilidad que necesita ni ha justificado sus años de estudio en economía.

Como este caso hay varios. Hasta ahora ningún gobierno ha logrado resolver este gran desafío, los programas son innumerables, pero no satisfacen la cantidad de gente desempleada.

Más aún, la situación se agrava si a eso le sumamos el déficit de servicios tan importantes como la salud, la falta de una buena atención, pero además de buena, oportuna. Imaginemos ¿cómo enfrenta la gente desempleada una enfermedad crítica?

Simplemente vendiendo las pocas cosas que tiene y apelando al sentimiento de solidaridad, que gracias a Dios ha demostrado tener el pueblo boliviano. Y así nos vamos de kermese en kermese, semana tras semana. Muchos logran vencer la batalla, pero muchos otros no.
Hemos insistido en estos dos temas durante todo el año, sin embargo, mientras lo hacemos las autoridades y políticos, con salvadas excepciones, se ven sumergidos en grandes líos de corrupción que estallan en nuestras narices y que decepcionan cada día más a todos los ciudadanos.

Sin duda el siguiente año se presentarán miles de promesas electorales, sobre empleo, salud, desarrollo energético, diversificación de la economía, servicios básicos y miles y miles más. Como si todo nuevamente comenzará de cero, como si no habría un antes, como si fuera la primera vez que nos prometen tanto.

El hilo del cuento ya lo sabemos de principio a fin, es probable que muchos vuelvan a creer en ello. Se dice que no hay sujeto que pueda vivir sin creer en algo y esto se ha comprobado durante toda la historia de la humanidad.

Sólo esperamos que los partidos políticos propongan planes pensados en la realidad boliviana, con metas alcanzables y verificables, y que realmente resuelvan problemas tan urgentes como la salud, el desempleo, la diversificación de la economía, la justicia oportuna, entre muchos otros.
La esperanza queda y ojalá no se disuelva.

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