Ever Arrascue y el color del alma peruana
El pintor fue uno de los visitantes del XVII Encuentro Internacional de Escritores y Artistas de Tarija.



Ever Arrascue es un pintor peruano reconocido por un trazo que fusiona el realismo con el expresionismo para crear obras vibrantes, cargadas de emoción y de una visión particular de la psicología de su tierra y su tiempo. Sus pinturas, inspiradas en la rica cultura y paisajes de su país, exploran temas profundos como la condición humana, la justicia social y la lucha por la supervivencia.
Arrascue, quien ha dedicado casi 40 años a la pintura, considera que el arte no es simplemente una transcripción de la realidad, sino una expresión de las ideas y sentimientos más profundos del artista. “El arte trasciende, por ejemplo, cuando tú, como Andrés Escobar, entras en mí, en mi espíritu, en mis sentimientos, en mi expresión y mi solidaridad”, explica en entrevista con Pura Cepa, “y todo eso me carga emocionalmente”.
Este concepto se refleja claramente en sus obras, donde la emoción y la sensibilidad trascienden la mera representación visual. Para ejemplos, la postal de San Gregorio, Cajamarca, su pueblo natal; el retrato azul del poeta nicaragüense, Rubén Darío; y el apunte al carbón que hizo de este entrevistador, que le tomó alrededor de 300 miradas para consolidar el retrato: “El ojo es muy importante para el pintor, el primer instrumento para observar la psicología de nuestro modelo, cómo mira, cómo sonríe, cómo conversa, si en algún momento tiene incomodidad, o ira”.
El aire teñido de Cajamarca
Sus raíces peruanas son fundamentales en su obra. Arrascue creció en Cajamarca, una región del norte del Perú conocida por sus paisajes y su gente llena de color. “El cielo es ultramarino, los cerros son azules y verdes, y las mujeres visten con colores intensos: faldas turquesas, chompas naranjas, sombreros blancos”, describe. Estas imágenes se han impregnado en su retina y se reflejan en la paleta de colores vibrantes que caracteriza sus pinturas.
La influencia de la cultura andina también es evidente en su obra. “Creo que mi amor por la identidad que tengo, de la profundidad de mi Perú y los Andes, han elevado la intensidad de los tonos que uso”, señala. Esta conexión con su tierra natal se manifiesta en la fuerza y la energía que transmiten sus obras, donde la tradición andina se fusiona con una visión contemporánea.
“Lo que me motiva es el sentimiento por las personas y sus anhelos, la lucha cotidiana por sobrevivir. No solamente es el paisaje, trato de captar la psicología de ese ser que tiene, como millones de personas en el mundo, que luchar por sobrevivir, pero cargado de amor y valentía”, relata.
Romper paradigmas para vivir del arte
Como muchos artistas, Arrascue ha enfrentado los desafíos de vivir de su oficio. Por suerte, los obstáculos que enfrentó para dedicarse a la pintura no se relacionaron con el apoyo familiar. “Mi madre fue profesora, y mi padre fue un agrario, un camepsio. Somos cuatro hermanos varones, y ellos siempre nos han apoyado en la inquietud que hemos tenido. No ha habido eso, ‘si estudias artes, no te apoyo’. El apoyo, el cariño más que todo, es fundamental. Pero sí me enfrenté a hacer mi carrera, a buscar mi material, que es caro”.
“Al inicio es muy duro”, reconoce. “Nosotros la hemos pasado muy duro con Sonia (Estrada Melgarejo) y nuestros dos hijos pequeños. Pero nunca les ha faltado un pollito y un pan. Se vive modestamente, pero la disciplina es fundamental, la continuidad de la perseverancia. Para el pintor, en su oficio, es fundamental tener una disciplina rigurosa. Yo tengo que saber lo que estoy haciendo, a qué me dedico. Entonces, no tengo que tener ninguna duda”.
A pesar de las dificultades, Arrascue ha logrado consolidar una exitosa carrera. Ha expuesto en diversos países, incluyendo Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos y, por supuesto, Perú. Su obra ha sido reconocida a nivel nacional e internacional, brindándole la estabilidad necesaria para continuar su camino artístico. Este reconocimiento no solo le ha permitido dedicarse por completo a su pasión, sino también inspirar a otros artistas a perseguir sus sueños: “Para mí, nunca he trabajado. Ha sido un placer pintar, estar todo el día en el taller. En la noche, leer poesía, estudiar. Es un deleite, hermano, porque quién no quisiera vivir de lo que hace”.
Arrascue más allá del lienzo
El pintor continúa explorando nuevas formas de expresión artística. Actualmente trabaja en un proyecto de libro que recopilará una selección de sus obras más representativas, lo que permitirá que un público más amplio pueda apreciar su trayectoria, el registro de su evolución artística, y su visión del mundo. “Me gustaría que tenga una cronología”, explica, “que haya un hilo de cómo me inicio, cómo voy avanzando y cómo estoy”.
Para Arrascue, el proceso creativo es una búsqueda constante de la expresión auténtica, es vivir y respirar el arte, convirtiéndolo en un parte integral de su ser. “La disciplina es fundamental”, insiste. “Hay que estar con el lápiz y el color, claro, para adelante”. Con pasión y perseverancia, Ever Arrascue logra una obra que refleja su conexión con el mundo y traza el color imborrable del alma peruana en el panorama del arte latinoamericano. Y para ello no ha necesitado pretender ninguna transcripción perfecta de la realidad: “A la perfección fría, yo prefiero la desproporción. Pero que tenga espíritu”.