Los Crueles Años de Sebastián Murillo Ortiz
La poesía del joven beniano es una senda de media luna que atraviesa el amor, la soledad, el poder y el olvido, y tuvo su inicio en Tarija.
“Casi me he muerto. Publicaré”, se dijo Sebastián después de un accidente en moto. Habiendo conocido el límite de la vida, decidió volcar el registro de su interior hacia la esfera pública. Por supuesto, como suele suceder con los poetas jóvenes, casi todo lo que se escribe al principio nace de las idas y vueltas del amor y el desamor, rayando en la cursilería. Pero hay poesía porque hay valientes que escriben, y sus primeros libros son muestra de ello.
Con el tiempo, Sebastián se ha dedicado a perseguir el poder, la gran mujer. “La vida es la búsqueda incansable del poder”, dice en entrevista con Pura Cepa en su reciente visita a Tarija, la tierra de su madre, donde vivió los últimos dos años de colegio, saliendo del Felipe Palazón. Aquí se enamoró, perdió, ganó, hizo amigos y enemigos. Aquí está una buena parte del sustrato que alimenta su poesía.
Ahora, Sebastián es Director de Comunicación del Gobierno Autónomo Municipal del Beni, “un trabajo duro” que arranca la piel. Se toma un descanso para saber darle a cada cosa su lugar, porque es consciente de su tarea. Su valor, atreverse a ser poeta desde el Beni, desde donde aporta una voz que sacude la figura típica del “camba macho” para convertirla en una sombra capaz de estrellarse contra la soledad y extraerle virutas de sabiduría.
A sus 27 años, Sebastián ha escrito cuatro libros: Una dama criolla, Breve ensayo sobre el olvido, Lágrimas del estanque María, y Crueles Años. Muy pronto presentará el último en Tarija, gestiones mediante. “Tarija es hermoso. Lo que me apena es que no le den el lugar que merece”, dice consciente de la condición aún periférica de sus departamentos medialuneros: Beni y Tarija, tanto para dar y tanto que se les arrebata.
Los cuatro libros de Sebastián son, al momento, cuatro estaciones en la senda del dolor, una senda “solitaria y divertida, de cierta manera”, en la que se van entretejiendo sus experiencias, la vida del adolescente incomprendido y la carrera del político naciente. Claro, el camino lo sostiene la estampa familiar, privilegio al cual Sebastián no es ingrato, pues cuántos son capaces de tomar los apellidos para llevarlos por los meandros más oscuros, sin asco, sin vergüenza alguna, cosechando los frutos más suculentos.
Así, Crueles Años representa la eclosión del espíritu poético de Sebastián, al que sabrá preparar para sus nuevos tiempos. Es una lectura en la que se encuentran sus aprendizajes, la mirada de un joven que ha entretejido su sangre con el amor, el deseo, el poder y el olvido, y que ofrece a los caídos una guía para levantarse.
Mientras esperamos su presentación en Tarija, ofrecemos un par de piezas de Crueles Años:
La mente sobre todo
Extraño objeto es la mente… Arremete y contradicea su portador. Le sirve y le traiciona frecuentemente.Tan poderosa y peligrosa…
Extraña realmente.
Se satisface del dolor y la destrucción, aún si incluyeal vector, enseñándole sin embargo, la pericia de lavida a costa de la suya.
Ruin elemento de esperanza y olvido, que desola yabandona. Luego vuelve… y repite el ciclo… es tanespectacular.
Abrumador encierro, más aún en decisiones difíciles.Fascinante realmente…
Fino deseo
Perfecto trazo moreno que apareces como uneco sin grito.
Sublime silueta que se deja admirar, delicadasensualidad que conduce a la lujuria.
Preso del deseo ahora, consiente de la traicióndispuesta, me arrojo a las brasas de tu pasión,ignorando que hay más allá…
Esperanza enterrada en el secreto de tu sonrisa,amarrada a la sedición de tus labios que tiemblancada que me acerco.
Será así́, un roce de las almas ebrias entre loscanticos de las llamas que nos marcarán en pecado.
Mi fino deseo, pronto nos suplicaremos más…