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La Justicia, la Fiscalía y la independencia política

El Fiscal General nombró a un Fiscal Departamental muy cercano al MAS el mismo día que anunció una institucionalización de cargos y en medio del debate sobre la independencia de la Justicia

En el año 2020, la pestilencia que se desprende de los bajos fondos judiciales lo ha contaminado casi todo. Tanto que el propio nuevo Ministro de Justicia, Iván Lima, ha llegado a reconocer que los jueces se quitaron la camiseta azul y se pusieron la verde. En medio del conflicto político, el sistema de administración de Justicia hizo de tripas corazón. Así lo evidencian un buen número de sentencias contradictorias entre sí y con claros beneficiarios de un sistema podrido.

El propio Movimiento Al Socialismo (MAS) pareció darse cuenta de lo que suponía alimentar a la “bestia”, inclinada siempre al calor del momento, bajo amenazas o sin ellas. En ese sentido, el discurso de investidura del vicepresidente David Choquehuanca, cuando habló de acabar con la justicia dependiente y de la judicialización de la política sonó bien, y también las primeras declaraciones de diagnóstico del Ministro de Justicia sonaron creíbles, precisamente por la crudeza con la que se relataron los hechos.

Lo cierto es que al final es el Ministerio Público el brazo operador, y en esto, el cargo institucionalizado ocupado por Juan Lanchipa – colaborador en su momento del ex ministro de Justicia Héctor Arce – ha pasado momentos oscuros durante el año 2020, pero parece intenta acabarlo congraciándose de nuevo. Como para que no queden dudas.

Wilson Tito es seguramente un buen abogado, pero en sus últimos años ha estado integrado en la gestión del Movimiento Al Socialismo en Tarija, en causas que todavía están abiertas

Lanchipa ha hablado de institucionalizar también los cargos de Fiscal Departamental, lo cual es un buen avance, pero mientras tanto ha posesionado en el cargo en Tarija a una figura clave en la gestión interina de Lino Condori y en la caída de Mario Cossío como Gobernador en 2010.

Wilson Tito es seguramente un buen abogado, pero en sus últimos años ha estado integrado en la gestión del Movimiento Al Socialismo en Tarija, en causas que todavía están abiertas. Ha formado para del equipo operativo de la Asamblea Legislativa Departamental y fue director de Gestión Judicial con Noemí Sardina en la secretaría de Justicia de Lino Condori.

El cargo de Gestión Judicial es básicamente el de abogado de la Gobernación de turno, convertido en fiscal, y desde ahí logró avances en los casos que involucraban al entonces huido Mario Cossío, pero también de otras figuras que después pasaron a las filas del MAS, como de Rubén Vaca en Villa Montes.

Tito está también íntimamente ligado a Guillermo Vega, actual presidente de la Asamblea Legislativa y anteriormente alto cargo en Economía, por lo que arrastra varios procesos, entre ellos el del caso Imprenta, que avanza a trompicones.

La polarización alcanzó límites y la población acabó definiendo una salida a la crisis política de 2019, pero el resultado tiene también que ver con los compromisos de campaña electoral. Es evidente que no se puede hacer tabla rasa y olvidarlo todo, pero tampoco se puede utilizar la institucionalidad para acomodar otros intereses personales.

La revolución de la Justicia es urgente, y ojalá llegue pronto.


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