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¿Aguinaldo judicial?

No son nuevas las vacaciones judiciales, que en algún momento se intentaron controlar o recortar y que acabó en sonoro fracaso, sin embargo, en este 2019, el preludio se ha convertido en una sucesión de sentencias controvertidas u ocasionalmente casuales en un momento en el que el Estado está...

No son nuevas las vacaciones judiciales, que en algún momento se intentaron controlar o recortar y que acabó en sonoro fracaso, sin embargo, en este 2019, el preludio se ha convertido en una sucesión de sentencias controvertidas u ocasionalmente casuales en un momento en el que el Estado está prácticamente convulsionando.

La última ha sido la absolución de Lino Condori, el exgobernador interino de Tarija, que arrastraba el caso Imprenta desde hace al menos cuatro años, y todo su equipo de aquel entonces a quienes se investigaba por haber hecho una compra poco ortodoxa de una imprenta que además derivó en otros negocios.

El asunto no es solo en Tarija. En estas fechas también se ha liberado a José María Leyes, electo alcalde de Cochabamba en 2015, de uno de los procesos por la adquisición de mochilas que lo alejaron de su cargo. También salió de prisión el presidente de Adpecoca, Franklin Guitérrez, que estuvo más de 30 meses sin que nadie le lograra involucrar fehacientemente en los hechos de Apolo.

Los casos no solo son políticos; en Tarija se anuncian auditorías por las sentencias de absolución en el caso de la muerte de Dayana Alemán luego de tres años de un proceso complejo y que ha estado salpicado por la filtración de audios de los operadores del Consejo de la Magistratura, donde daban instrucciones precisas del procedimiento, y también por la conversión de la muerte por feminicidio en una “lesión seguida de muerte” como se tipificó la muerte de Ivana y redujo la condena a 8 años para el “aristócrata” Marcelo Ostria.
Evo Morales abandonó el poder el 10 de noviembre de 2019, detrás de él saltaron muchos. Otros, sin embargo, decidieron tomar previsiones para el futuro
Hay muchos más, desde La Manada a Cronenbold pasando por guardas paternales que se viajan al otro extremo del país o sentencias por narcotráfico. O absoluciones. El asunto está tan desaforado que hasta prófugos por delitos comunes plantean su retorno. Hasta algunos señalados por la masacre de 2003 alistan maletas.

Tal vez el mayor cáncer de la democracia boliviana sea la pésima administración de Justicia, su corrupción endémica como han apuntado varios ministros y la incapacidad para cambiar las cosas. La sumisión generalizada al Gobierno de turno no es algo particular del MAS, como no lo era del MNR o del MIR, sino un vicio demasiado adherido que hay que erradicar.

No va este editorial de condenar a unos y absolver a otros, pues eso es función precisamente de los jueces y son los jueces, los fiscales, los abogados y las víctimas los que deben asegurar que los procesos sean transparentes y serios, para ello existen también las diferentes instancias de apelación. Lo que sí pretende es recordar que la responsabilidad no se diluye ni se recicla con algún cambio de Gobierno.

Evo Morales abandonó el poder el 10 de noviembre de 2019, detrás de él saltaron muchos advenedizos y funcionales que nunca habían estado del todo involucrados en el proceso. También algunos viscerales. Otros, sin embargo, conscientes del fin de ciclo, parece que decidieron tomar previsiones para el futuro. Aunque este se desarrolle muy lejos de Bolivia.

 

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