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El asunto de la Justicia

Si algo queda pendiente y se resiste a ser verdaderamente purgado para garantizar que cumple con su misión social de cara a la población es el sistema de Justicia. Un sistema anacrónico, anticuado, plagado de subterfugios y trampas que tienen por misión, precisamente, evitar que se haga...

Si algo queda pendiente y se resiste a ser verdaderamente purgado para garantizar que cumple con su misión social de cara a la población es el sistema de Justicia. Un sistema anacrónico, anticuado, plagado de subterfugios y trampas que tienen por misión, precisamente, evitar que se haga justicia, siendo esa la peor de las injusticias.
En la Tarija del boom del gas y las obras por doquier, los casos judiciales suman centenares, sin embargo, muy pocos de esos casos han llegado a juicio y de ellos, muy pocos han logrado una sentencia
En Tarija se siente de forma particular esta lacra que afecta sobre todo a los que menos recursos tienen. El boom poblacional se transformó en una espiral especulativa del precio de la tierra, que ha incluido múltiples estafas hasta hoy sin resolver; y el propio origen del boom, que es el crecimiento exponencial de los recursos por los ingresos disparados de los hidrocarburos, también generó una intensa actividad económica – constructiva sin precedentes. Esa bonanza también se tradujo en una infinidad de casos de corrupción, o al menos, de denuncias interpuestas por casos de corrupción.

Desde proyectos insignificantes dentro del Prosol o incluso la compra de mobiliario para la oficina del Gobernador Lino Condori, hasta grandes licitaciones como la Villa Olímpica, pasando por temas carreteros y de contrataciones de personal, los casos judiciales suman centenares, sin embargo, muy pocos de esos casos han llegado a juicio y de ellos, muy pocos han logrado una sentencia. Sin entrar a la valoración de fondo, ni siquiera se logró una sentencia condenatoria en el emblemático “caso Imbolsur” ni en otros en los que la mera denuncia ha causado terremotos de intensidad: Delfor Burgos en Bermejo, Miguel Ávila en San Lorenzo, etc.

Ayer, la Fiscalía agarró el toro por los cuernos y orquestó una operación contra los cimientos del Tribunal Departamental de Justicia, donde sospecha un caso de consorcio de jueces y abogados de manual: Unos elegían abogados, plataforma asignaba los jueces adecuados y todos libres y tranquilos. El caso es extraordinariamente grave y la sencillez con la que se explica evidencia la vulnerabilidad del sistema. Las víctimas, con seguridad, se han desgañitado clamando Justicia sin que nadie al fin y al cabo le pueda hacer nada.

La denuncia viene esta vez de la directora departamental del Consejo de la Magistratura, el órgano que a nivel nacional es precisamente señalado como el origen del status quo en el procedimiento judicial. No en vano son la fuente de poder, y el audio recientemente revelado sobre cómo se operó en el caso en el que se juzga el presunto feminicidio de Dayana Alemán es muy emblemático.

El ministro de Justicia, Héctor Arce, ha declarado la guerra a estas lacras y otras más. Es necesario que los cambios se implementen sin mirar el calendario electoral. Agilizar los procesos judiciales al mismo tiempo que se garantiza la transparencia no es poco cosa. La Justicia debe llegar y no conformarse con una audiencia de medidas cautelares que se sigue usando como castigo anticipado – caso incendio en La Victoria, sin ir más lejos -. Es necesario acabar con la tolerancia a la trampa, a la chicana, a la viveza. Es tiempo de que la Justicia sea tal.

 

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