La noche de las personas extraordinarias
La gala del Personaje Destacado es ya una tradición asentada en Tarija. Ayer culminó la octava edición coorganizada por este diario y la red departamental Plus TLT en un acto sencillo y emotivo que además tuvo como protagonista a la ciencia y la sabiduría como principal motor. Entre los...
La gala del Personaje Destacado es ya una tradición asentada en Tarija. Ayer culminó la octava edición coorganizada por este diario y la red departamental Plus TLT en un acto sencillo y emotivo que además tuvo como protagonista a la ciencia y la sabiduría como principal motor.
Entre los reconocidos en el acto se encontraba el médico genetista Álvaro Peñaloza, premio nacional de Patologías Congénitas, es un enamorado de su profesión, empeñado en que se puede hacer investigación desde cualquier lugar si hay la vocación suficiente; también Eduardo Trigo – cuya denominación por un solo título se hace complicada - lleva años practicando la misma filosofía, estudiando y produciendo meticulosamente conocimiento y experiencia desde Tarija y también la Liga del Quemado, una institución sin fines de lucro pero que con empeño y corazón han exigido y logrado mayor atención y prioridad para los tratamientos de un problema que es más común de lo que a priori podría parecer.
Todos ellos, los individuales y los que conforman la institución de la Liga del Quemado, son verdaderamente personas extraordinarias por lo que hacen y por lo que ofrecen a la población; por su entrega desinteresada que realmente va más allá del reconocimiento económico, público o de cualquier otra variedad.
En un año en el que han primado los intereses oscuros e individuales, resulta reconfortante encontrar personas que todavía son capaces de entregarse a sus pasiones muy por encima del propio ejercicio profesional.
2018 ha sido un año en el que se ha llegado demasiado lejos en demasiados asuntos. Se llegó lejos en la expectativa marítima; se ha llegado lejos en el sometimiento de la Constitución a la voluntad del poder en ejercicio; se llegó lejos en las dramática cifras de accidentes de tráfico – con la ruta 9 como símbolo – o de feminicidios – que ha alcanzado la friolera de 12 asesinadas en solo 12 meses -; se llegó lejos en el objetivo extractivista de toda la vida y que nadie pensaba que en el Gobierno de la Madre Tierra se fuera a profundizar de tal manera: con fracking y con exploración en áreas protegidas; y no todo fue nacional, pues también se llegó muy lejos en las fricciones políticas que han tenido – como hacía tiempo – componentes sediciosos y kamikazes en el acontecer diario: una cosa es que el modelo autonómico no funcione y requiera ajustes y otra es dinamitarlo por los aires para recogerlo en pedacitos y cada cual, buscando el pedacito más grande.
El mundo entero está en ebullición. Populismos cada vez más extremistas y radicales cada vez menos solidarios ganan espacios en la cosa pública; líderes con el único objetivo de mantenerse en el poder. Es en ese momento en el que hacen falta las personas extraordinarias. Aquellas que obligan a pensar, las que hacen las cosas sin esperar recompensas, las que dicen la verdad en los momentos difíciles, las que ayudan a los demás. Sin más. Es a esas personas a las que desde hace ocho años buscamos y encontramos para darles un reconocimiento que no es otra cosa que un profundo agradecimiento.
Entre los reconocidos en el acto se encontraba el médico genetista Álvaro Peñaloza, premio nacional de Patologías Congénitas, es un enamorado de su profesión, empeñado en que se puede hacer investigación desde cualquier lugar si hay la vocación suficiente; también Eduardo Trigo – cuya denominación por un solo título se hace complicada - lleva años practicando la misma filosofía, estudiando y produciendo meticulosamente conocimiento y experiencia desde Tarija y también la Liga del Quemado, una institución sin fines de lucro pero que con empeño y corazón han exigido y logrado mayor atención y prioridad para los tratamientos de un problema que es más común de lo que a priori podría parecer.
Todos ellos, los individuales y los que conforman la institución de la Liga del Quemado, son verdaderamente personas extraordinarias por lo que hacen y por lo que ofrecen a la población; por su entrega desinteresada que realmente va más allá del reconocimiento económico, público o de cualquier otra variedad.
En un año en el que han primado los intereses oscuros e individuales, resulta reconfortante encontrar personas que todavía son capaces de entregarse a sus pasiones muy por encima del propio ejercicio profesional.
2018 ha sido un año en el que se ha llegado demasiado lejos en demasiados asuntos. Se llegó lejos en la expectativa marítima; se ha llegado lejos en el sometimiento de la Constitución a la voluntad del poder en ejercicio; se llegó lejos en las dramática cifras de accidentes de tráfico – con la ruta 9 como símbolo – o de feminicidios – que ha alcanzado la friolera de 12 asesinadas en solo 12 meses -; se llegó lejos en el objetivo extractivista de toda la vida y que nadie pensaba que en el Gobierno de la Madre Tierra se fuera a profundizar de tal manera: con fracking y con exploración en áreas protegidas; y no todo fue nacional, pues también se llegó muy lejos en las fricciones políticas que han tenido – como hacía tiempo – componentes sediciosos y kamikazes en el acontecer diario: una cosa es que el modelo autonómico no funcione y requiera ajustes y otra es dinamitarlo por los aires para recogerlo en pedacitos y cada cual, buscando el pedacito más grande.
El mundo entero está en ebullición. Populismos cada vez más extremistas y radicales cada vez menos solidarios ganan espacios en la cosa pública; líderes con el único objetivo de mantenerse en el poder. Es en ese momento en el que hacen falta las personas extraordinarias. Aquellas que obligan a pensar, las que hacen las cosas sin esperar recompensas, las que dicen la verdad en los momentos difíciles, las que ayudan a los demás. Sin más. Es a esas personas a las que desde hace ocho años buscamos y encontramos para darles un reconocimiento que no es otra cosa que un profundo agradecimiento.
