Los sinsabores de 2018

Llega la Navidad un tiempo feliz para muchos y triste para otros por la desigualdad que se manifiesta sobre todo en estas épocas. Pero también por los sinsabores que nos va dejando el 2018. A pesar de que los indicadores económicos señalan que el desempleo en el país bajó casi a la mitad...

Llega la Navidad un tiempo feliz para muchos y triste para otros por la desigualdad que se manifiesta sobre todo en estas épocas. Pero también por los sinsabores que nos va dejando el 2018.

A pesar de que los indicadores económicos señalan que el desempleo en el país bajó casi a la mitad en el Gobierno del presidente Evo Morales, la calidad del empleo sufrió un “deterioro” que se manifestó en la precarización y tercerización laboral.

Los expertos señalan que hay un grave error en las encuestas sobre empleo que se aplican en Bolivia, pues el Gobierno considera como empleo las actividades económicas realizadas durante el último mes sin considerar otros aspectos formales.

En cuanto a la economía del país, en este último año nos ha pasado factura (y lo seguirá haciendo) la falta de diversificación, lo que nos ha hecho aún más dependientes de los hidrocarburos, sobre los cuales se han sembrado serias dudas durante este año, más aún tras la certificación de reservas que no convenció (10,7 TCF). “En un acto de desesperación”, según los expertos, se ha autorizado el ingreso de las petroleras a las reservas.

Sumado a esto Argentina compra ahora menos gas a Bolivia y suspendió las obras del Gasoducto al Nordeste Argentino (GNEA), que iba a servir para recibir mayores volúmenes de gas desde Bolivia. El contrato suscrito entre las petroleras estatales de Bolivia y Argentina establece que a partir de 2021 y hasta 2026 se debe enviar al país vecino un volumen máximo de 27,7 MMm3d de gas.

La determinación deja en suspenso el destino de un tendido en el que durante 10 años el Estado desembolsó casi 2.300 millones de dólares. La determinación de Argentina se basa en el desarrollo del yacimiento Vaca Muerta, que –según sus autoridades- podría abastecer al vecino país en un 100%.

Pero el recuento no termina aquí. No está de más decir que siente a cada paso la insatisfacción de la población que durante este año ha sido testigo de abundancias de corrupción, narcotráfico, extorsión, contrabando y tensiones sociales.

Otro mal sabor lo dejó el caso del médico Jhiery Fernández sentenciado a 20 años por violación al bebé Alexander y que mediante un audio de la juez se reveló su inocencia. Este caso es la clara muestra de que en el país rige una justicia corrupta, minada de intereses y entonces ¿en manos de quién estamos?

En lo político, la Constitución, esa carta magna que se creyó inviolable fue pisoteada para repostular a Evo Morales en las elecciones de 2019. Aunque los argumentos del oficialismo son muchos, el sinsabor queda.

Y como si todo esto fuera poco nos hicieron pedazos los feminicidios, mujeres víctimas de historias macabras que jamás creeríamos que sucedieron aquí tan cerca de nosotros. En nueve meses, de enero a septiembre de este año, en Bolivia se reportaron 85 casos de feminicidios. Aunque no hay registro cuantificado de los últimos tres meses hemos sido testigos de que los casos han aumentado.

Esto en lo general, entre lo más doloroso, entre aquello que se nos hace un nudo en la garganta y que tal vez nos haga más difícil el 2019 si no se toman las decisiones correctas.

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