El mono que se cansó de ser mono

Un buen día, el monito se cansó de ser mono. De pronto su realidad de mono lo aburrió. Ya no le divertía colgarse de los árboles, no le gustaron más las bananas, ni treparse por ahí y tomó una decisión. -¡Ya fui mono mucho tiempo!-Se dijo-Es hora de cambiar. Pensó entonces en qué...

Un buen día, el monito se cansó de ser mono. De pronto su realidad de mono lo aburrió.
Ya no le divertía colgarse de los árboles, no le gustaron más las bananas, ni treparse por ahí y tomó una decisión.
-¡Ya fui mono mucho tiempo!-Se dijo-Es hora de cambiar.
Pensó entonces en qué otro animal podría convertirse, pensó y pensó y pensó y lo primero que se le ocurrió fue convertirse en reptil.
-Será más fácil andar por el suelo que trepando por los árboles-pensó el monito.
Fue así que comenzó a arrastrarse y reptar por todos lados. No resultó tan fácil como él había creído. El suelo no siempre era amable y se lastimaba, le dolía su pancita porque la arrastraba de un lado al otro. Tragó más de un gusano, demasiada tierra y se dio cuenta que las bananas eran más ricas.
No, sin dudas, ser un réptil no era mejor que ser mono.
-Probaré ser un ave-se dijo el monito aburrido de ser monito.
Colgándose de las ramas de los árboles, practicó aletear con sus brazos y sólo consiguió caerse una y otra vez.
Lo intentaba con esmero, pero no lograba volar y cada vez las caídas dolían más.
Evidentemente, tampoco era mejor opción ser ave que mono.
En la selva todos comenzaron a notar el extraño comportamiento del monito, entonces un viejo y sabio elefante le preguntó qué le ocurría.
El monito le contó que se había aburrido de ser mono.
-¿Así como así?-preguntó el elefante.
-He sido mono mucho tiempo, ya es hora de probar otra cosa.
-Eres mono, jamás dejarás de serlo-dijo el elefante.
-¿Tú dices?-preguntó el pequeño.
-No es que yo lo diga, es así. Somos lo que somos y no podemos ser otra cosa. Puedes ser un mejor mono si quieres, más ágil, más bueno, más divertido, pero convertirte en otro animal es imposible pequeño.
Aunque sabias, las palabras del elefante no convencieron al monito.
-Esta vez probaré ser un león-dijo decidido.
Se batió -como pudo- los pelos para tener una abultada melena y no lo logró. Rugió a los otros animales, intentando intimidarlos y lo único que consiguió fue que se rieran de él. Otra vez fracasó.
Finalmente de tanto intentar decidió ser él mismo pero mejor. Y así sí todo cambió y se divirtió siendo mono y lo más importante, fue feliz siéndolo.
Se aceptó tal como era, pero esta vez un monito en su mejor versión.

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