Según estudio, contaminación del río Guadalquivir empeora
Un nuevo estudio realizado por la Oficina Técnica Nacional de los ríos Pilcomayo y Bermejo (OTN-PB) revela que la contaminación por aguas residuales que desembocan en el río Guadalquivir empeoró a comparación del año 2015. El monitoreo fue realizado desde la naciente de este afluente,...



Un nuevo estudio realizado por la Oficina Técnica Nacional de los ríos Pilcomayo y Bermejo (OTN-PB) revela que la contaminación por aguas residuales que desembocan en el río Guadalquivir empeoró a comparación del año 2015. El monitoreo fue realizado desde la naciente de este afluente, comunidad de Trancas en el municipio de San Lorenzo, Uriondo y parte de Padcaya.
Para el estudio se tomaron muestras de cuerpos de agua en más de 11 puntos, el objetivo fue hacer una clasificación detallada del líquido elemento según el grado de contaminación en el río. Los resultados no fueron para nada alentadores.
El País accedió a los hallazgos, que revelaron que desde Trancas hasta antes de Tomatitas existe una clasificación de tipo C (Aguas de utilidad general, que para consumo humano requieren tratamiento físico químico completo y desinfección).
Sin embargo, a partir de Obrajes atravesando toda la ciudad hasta llegar a la localidad de la Higuera en el municipio de Uriondo, la clasificación es de tipo D (de calidad mínima, para consumo humano, es decir que requieren un proceso inicial de pre-sedimentación y luego un tratamiento físico químico completo y desinfección bacteriológica especial contra huevos y parásitos intestinales).
De continuar las descargas de aguas residuales en la magnitud que se da en la actualidad, las aguas pasarían a ser inclasificables, pues se trataría de un recurso hídrico que no sirve ni para el contacto humano.
Más abajo de la cuenca, por la comunidad de Camacho el agua se encuentra en clasificación de tipo B (de mejor calidad).
Un estudio anterior
La Contraloría General del Estado (CGE) hizo un análisis de la contaminación del río Guadalquivir entre los periodos 2008 y 2015. Desde ese entonces esa institución conminó a diferentes instituciones a actuar sobre la mitigación del daño.
Más aún, la solicitud no fue suficiente para que los diferentes niveles de Estado, nacional, municipal y departamental logren una articulación conjunta y pongan fin a la contaminación del río, emblema de los tarijeños.
Tras idas y venidas
En los tira y afloja, e idas y venidas de esas instituciones, solamente se logró una micro Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en San Blas, que únicamente solucionará el 40 por ciento de las descargas de aguas servidas de la ciudad. Pero, eso aún es una promesa, pues la obra todavía no inició.
En otro intento el gobierno nacional se comprometió a dar solución al restante 60 por ciento de las descargas de aguas servidas, más aún no hay nada concreto al respecto.
Mientras ambos proyectos tomen su tiempo para su ejecución y la puesta en funcionamiento, el río Guadalquivir continuará como receptor de las aguas servidas, motivo por el cual ya agoniza.
Para el jefe técnico de la OTN-PB, Javier Carrazana, los últimos resultados obtenidos ameritan acciones inmediatas. Es así que considera que este tema debe ser tratado como una política de Estado, pues no hay mucho tiempo para poder salvar al río Guadalquivir.
El funcionario también ve conveniente una socialización del estado en que está el agua, pues aún hay gente que se baña en este río y realiza actividades con este recurso hídrico.
Una de las acciones deberá ser poner letreros en puntos clave para informar sobre el estado de este afluente.
Prevén un análisis de contaminantes por insecticidas
El jefe técnico de la Oficina Técnica Nacional de los Ríos Pilcomayo y Bermejo (OTN-PB), Javier Carrazana, sostuvo que inicialmente los resultados se basaron en un análisis bacteriológico, prometió que más adelante realizarán un análisis de la presencia de contaminantes por insecticidas. Resaltó que estos estudios demandan una inversión más alta, por lo cual se requiere del apoyo de otras instituciones del Estado o también serviría acceder a una colaboración internacional.
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Para el estudio se tomaron muestras de cuerpos de agua en más de 11 puntos, el objetivo fue hacer una clasificación detallada del líquido elemento según el grado de contaminación en el río. Los resultados no fueron para nada alentadores.
El País accedió a los hallazgos, que revelaron que desde Trancas hasta antes de Tomatitas existe una clasificación de tipo C (Aguas de utilidad general, que para consumo humano requieren tratamiento físico químico completo y desinfección).
Sin embargo, a partir de Obrajes atravesando toda la ciudad hasta llegar a la localidad de la Higuera en el municipio de Uriondo, la clasificación es de tipo D (de calidad mínima, para consumo humano, es decir que requieren un proceso inicial de pre-sedimentación y luego un tratamiento físico químico completo y desinfección bacteriológica especial contra huevos y parásitos intestinales).
De continuar las descargas de aguas residuales en la magnitud que se da en la actualidad, las aguas pasarían a ser inclasificables, pues se trataría de un recurso hídrico que no sirve ni para el contacto humano.
Más abajo de la cuenca, por la comunidad de Camacho el agua se encuentra en clasificación de tipo B (de mejor calidad).
Un estudio anterior
La Contraloría General del Estado (CGE) hizo un análisis de la contaminación del río Guadalquivir entre los periodos 2008 y 2015. Desde ese entonces esa institución conminó a diferentes instituciones a actuar sobre la mitigación del daño.
Más aún, la solicitud no fue suficiente para que los diferentes niveles de Estado, nacional, municipal y departamental logren una articulación conjunta y pongan fin a la contaminación del río, emblema de los tarijeños.
Tras idas y venidas
En los tira y afloja, e idas y venidas de esas instituciones, solamente se logró una micro Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en San Blas, que únicamente solucionará el 40 por ciento de las descargas de aguas servidas de la ciudad. Pero, eso aún es una promesa, pues la obra todavía no inició.
En otro intento el gobierno nacional se comprometió a dar solución al restante 60 por ciento de las descargas de aguas servidas, más aún no hay nada concreto al respecto.
Mientras ambos proyectos tomen su tiempo para su ejecución y la puesta en funcionamiento, el río Guadalquivir continuará como receptor de las aguas servidas, motivo por el cual ya agoniza.
Para el jefe técnico de la OTN-PB, Javier Carrazana, los últimos resultados obtenidos ameritan acciones inmediatas. Es así que considera que este tema debe ser tratado como una política de Estado, pues no hay mucho tiempo para poder salvar al río Guadalquivir.
El funcionario también ve conveniente una socialización del estado en que está el agua, pues aún hay gente que se baña en este río y realiza actividades con este recurso hídrico.
Una de las acciones deberá ser poner letreros en puntos clave para informar sobre el estado de este afluente.
Prevén un análisis de contaminantes por insecticidas
El jefe técnico de la Oficina Técnica Nacional de los Ríos Pilcomayo y Bermejo (OTN-PB), Javier Carrazana, sostuvo que inicialmente los resultados se basaron en un análisis bacteriológico, prometió que más adelante realizarán un análisis de la presencia de contaminantes por insecticidas. Resaltó que estos estudios demandan una inversión más alta, por lo cual se requiere del apoyo de otras instituciones del Estado o también serviría acceder a una colaboración internacional.
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