#DíaMundialdelosFuturos
Tarija 2050: visiones del futuro al que nos encaminamos (quinta)
Charlas necesarias para que el futuro no nos agarre bailando. Vamos con la quinta charla y va de economía con Fernando Romero.
Desde 2022, la UNESCO declaró el 2 de diciembre como el Día Mundial de los Futuros, una fecha para destacar la universalidad de la capacidad humana para anticiparse a las cosas, para fomentar los procesos de inteligencia colectiva, y para promover la investigación del pensamiento futuro, que abarca iniciativas como la inteligencia artificial, la reducción del cambio climático, la ciberseguridad y el desarrollo de tecnologías y biologías sintéticas, además de su amplia aplicación en diversos contextos.
Con tamaño pretexto, en Pura Cepa nos dedicamos a conversar con algunos actores que, de una u otra manera, gracias a sus acciones, experiencias y recorrido, nos pueden aclarar la imagen de eso que aún no nos sucede, pero de lo cual somos y seremos enteramente responsables.
Vamos con la quinta entrega de esta “cueca reiterativa”, y esta vez el economista y presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, nos hablará de algunas situaciones que es muy importante considerar en el camino hacia el año 2050 para librarnos de la maldición de la vaca y recuperarnos de la melancolía en que nos dejó esa bonanza económica que no supimos aprovechar.
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Pura Cepa (PC). Fernando, estamos imaginando Tarija en el año 2050. ¿Qué dices al respecto?
Fernando Romero (FR). Es difícil imaginarse cómo será Tarija al año 2050, sobre todo por la situación muy difícil de su economía, que desde el 2014 ha tenido un decrecimiento continuo, posicionándose como la única del país que ha tenido recesión continua. En 2013, tuvo un crecimiento del 11,15%, pero desde 2015, los indicadores han sido negativos, con excepción del año 2021, que hubo una pequeña recuperación del 2,53%.
PC. ¿Dirías que vamos a seguir por ese camino?
FR. La tendencia es clara. Nuestra economía tiende a contraerse, a ser menos productiva, y quien produce menos genera menos oportunidades de inversión, de empleo, de posibilidad de satisfacer las necesidades básicas. Por ende, la población migra, porque si se queda aquí tiende a ser pobre. Es bastante irónico después de haber tenido muchas riquezas. Gran parte de los 60 mil millones de dólares que han salido de Tarija, para que se exporte gas natural a la Argentina y Brasil, han retornado de manera equitativa, se podría decir. Es cierto que se ha recibido más de 5 mil millones de renta petrolera, IDH y regalías. También es cierto que no todo es culpa del gobierno. Tarija y sus autoridades han manejado cantidades inmensas de dinero que no han sabido cosechar para su desarrollo, no han sabido invertir, solo gastar, y no han tenido una visión de futuro. Por eso, imaginarse Tarija en unos 30 años, es muy difícil.
PC. ¿Y cómo quisieras que fuera?
FR. Yo quisiera que Tarija sea un departamento pujante, en crecimiento, desarrollado, industrializado, con un equilibrio entre lo urbano, lo turístico y lo ambiental, donde haya oportunidades reales de empleo formal y digno, donde también se haya desarrollado la ciencia, la educación, la tecnología, la salud, en todo caso, con un mejor nivel y calidad de vida. Me imagino que todo esté asfaltado desde Tarija hasta el Chaco, que tengamos una plata de tratamiento digna de nuestro departamento. Que ya no se construyan más obras colosales que no sirven para nada. Imagino también una Tarija a la que la gente viene a buscar oportunidades. Pero todavía es lejana esa situación.
PC. ¿Por qué lejana?
FR. La coyuntura indica todo lo contrario. El 50% de nuestro PIB depende aún de la producción hidrocarburífera y los recursos que genera, y también de lo que hace el sector público, la Gobernación, los Municipios y las entidades descentralizadas que operan en el gobierno central. El aparato industrial es muy pequeño, y el turismo no representa ni el 2% de nuestro PIB. Es notable que nuestra economía es primaria exportadora, y que no se supo cambiar su matriz productiva y energética, lo que nos convierte en un claro ejemplo de la maldición de la vaca holandesa. Realmente hay muchas dudas, demasiada incertidumbre, expectativas poco alentadoras, y una imagen que puede ser muy diferente a lo que uno desea.
PC. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
FR. No quiero sonar alarmista o trágico, pero si la situación continúa así, Tarija se va a convertir simplemente en una economía que viva del narcotráfico, de actividades ilícitas, del contrabando, de la actividad informal, donde haya menos gente, y que sea simplemente un departamento o una ciudad de paso. Pero hay que tener esperanzas, se renuevan las mismas con las fiestas de fin de año. Hay que tener mucha fe en que la situación va a mejorar. Lo malo se puede convertir en algo real, pero en 25 años podemos cambiar esa situación, evitar que esto empeore, y hacer todo lo posible para que se asemeje a nuestros sueños y anhelos.
PC. ¿Cómo cambiamos la trayectoria hacia el abismo?
FR. Nosotros debemos generar las oportunidades y construir nuestro propio futuro, y saber sembrar para cosechar desarrollo. Tal vez no se vuelvan a repetir esos años dorados de ingresos cuantiosos, pero hay ejemplos de economías y países que se han levantado de los escombros, después de una guerra, y han comenzado de cero. Nosotros lo podemos hacer. Adelante, Tarija. Me imagino una bella región en el 2050, pero hay que comenzar a trabajar ahora, con sinergia, con un solo norte, y dejando de lado el tema político e ideológico que siempre se pone al medio.