Sacha Sawila, por la soberanía alimentaria
La cocinera de talla internacional estuvo en Bio Cultural, con el apoyo de Alimentación Consciente Tarija y el colectivo Infinitum, para guiar el conversatorio “Soberanía Alimentaria en tiempos de transición”.
Le impusieron el nombre de Olga Ortega Núñez, aunque mucho tiempo después tomaría un nombre ceremonial otorgado por los mayores “que te observan quién eres. Me pusieron Sacha Sawila, que quiere decir ‘planta medicinal de aloe vera’”, dijo la cocinera que desde joven se ha dedicado a profundizar en las recetas ancestrales, animándose a romperlas para que hacerlas dialogar con la contemporaneidad y sus sincretismos.
A los 17 años, Sacha salió de Calcha, Nor Chichas, con rumbo a Buenos Aires, Argentina, donde se formó como chef y se convirtió en una superestrella de la gastronomía. Solicitada por las grandes élites, llegó a servir banquetes para grandes figuras de la política y la farándula bonaerense.
La niña quechua hablante, siempre traduciéndose a sí misma al castellano, pronto entendió que su presencia en ese país era un respiro para un territorio apaleado por la industria de los transgénicos, donde el ritmo de vida es frenético y todos tienen tiempo para despotricar, pero no para comer con decencia.
“En este momento, somos esclavos de primera categoría”, comentó en el conversatorio, hablando en plural porque, “culturalmente, nosotros no somos yo nomás, somos todos”. Sacha mostró que un camino para liberarse es reunirse a recordar juntos la sabiduría de los ancestros que supieron vivir en armonía con todo lo que les rodeaba.
En Pura Cepa, aprovechamos para charlar un poco más sobre la perspectiva social y política que sostiene la lucha por la soberanía alimentaria.
“La ciudad es un lugar donde nos borran la memoria, que somos parte de esta tierra y esta vida”
Pura Cepa (PC). ¿Qué papel tiene el comercio en la ruptura de la soberanía de los territorios y los pueblos?
Sacha Sawila (SS). El capitalista, el negociante, nuestra soberanía no está dentro de su programa. Les interesa lo que da más, lo que están viniendo, de otros lados, a entregar. Nuestra soberanía alimentaria, ser autónomos, es una tarea de nosotros y de las personas conscientes que aman la vida y su tierra. El comercio generalmente intercambia dinero e ideas, pero hay mucha violencia porque viene con una filosofía de muerte. Nosotros aquí tenemos una cultura que ama la tierra, por eso cuidamos, por eso todavía nos reunimos en círculos, recordando, porque nos han hecho olvidar. La ciudad es un lugar donde nos borran la memoria, que somos parte de esta tierra y esta vida, pero nos están desviando de la manera de vivir conscientemente, acorde a lo que es la madre naturaleza para trascender.
“Para mí, es simplemente hacer una introspección. ¿Quién eres? ¿Para qué estás aquí, a ver?”
PC. ¿Cómo se podría retomar esa vía?
SS. Para mí, es simplemente hacer una introspección. ¿Quién eres? ¿Para qué estás aquí, a ver? Tiene que ser en mancomunidad. Tenemos que trascender en grupos, en espacios, retroalimentarnos, incorporar conocimiento de nuestros ancestros junto a esta vida que estamos llevando con bastante rapidez. Ya nos encontró ese sistema, pero con consciencia podemos despertarnos uno al otro, ayudarnos a recordar. La introspección, la parte espiritual, es importante. No tiene sentido todo esto que estudio para esclavizarme y ganar dinero, sino estudiar para ser libre y poder crear. Hay que ser humildes, asencillarnos. No creernos que somos el centro del universo, o seres superiores, sino parte de este entramado infinito que es la Pacha Mama, este planeta, este diseño perfecto que nos hizo el creador, la creadora, con este sol que nos alumbra. Sin sol, sin tierra, no existes. Son los dos, el de arriba, el de abajo. Sin ellos, ni comes, ni respiras. Estamos en momentos de despertar la consciencia y hay que hacer encuentros.
PC. En Tarija, la idea de estar juntos en una misma tierra se encuentra con la construcción de una identidad basada en lo español que a ratos llega al clasismo.
SS. Sí, pero todo eso tiene un tiempo determinado, un principio y un fin. Es una obra del ser humano. Hace años, aquí era chiquitito, tranquilo. Pero la vida siempre está en movimiento, es la obra del ser humano, nosotros lo hacemos, es una manera de trascender, siempre existió eso. Pero, para la obra y para lo que es el pensamiento del universo, tampoco es un problema. El propósito de Dios y el universo es que todo está en una transición. Esto ya cambió, y ahora el chapaco se está igualando al que él creía que era. En unos años, todo esto se va a nivelar. Fueron influenciados por el asentamiento de los españoles, son influencias, pero hay que tener paciencia, eso va a transcurrir. No podemos victimizar, tampoco. Así es la vida. Mi pedido es que todos los que seamos chapacos y bolivianos, que despertemos nuestra soberanía. Toda esa historia niega nuestro origen. No te quieres como eres, y te hace mal. Querer ser siempre de afuera, no. Me parece que, para encontrarnos, tenemos que empezar a descolonizarnos. Decir camba, colla, chapaco, te encajona. Nosotros hablamos mucho de Abya Yala, que era un continente joven, en florecimiento. Cuando nos pusieron América, teníamos una creación, y tenemos que recuperar esa juventud y unirnos. Basta de decir, “tú eres de allá”. Que no haya fronteras, siempre nos separaron, y era para planificar, para debilitar, para que reinen otros. Y ahora estamos huyendo de la Pacha, del planeta. Pero respiramos todos lo mismo. Reconozcamos nuestro suelo, ¿qué tenemos? Ahí si todos vamos a estar en armonía, tratando de encontrar nuestro equilibrio. Simplemente hay que vivirla, con ese sentimiento de hermandad.