Mario Burgos: “El arte puede curar”
Una vida en constante cambio ha llevado a Mario a entender el arte como lo hace hoy.



El arte está presente en la vida de Mario Burgos Arancibia prácticamente desde que tiene memoria. A sus 7 años, en Potosí, ya asistía a academias en las que aprendía a soltar trazos, pintar y combinar colores. Recuerda con un atisbo de nostalgia cuando su familia le compró sus primeros materiales para crear arte en casa, hecho que lo hizo muy feliz.
La expresión sería una constante en su historia hasta los 18 años, momento en el que debía elegir una profesión. Mario estaba seguro: quería estudiar arte. Sin embargo, sus padres no estaban de acuerdo, dado que ellos esperaban otro camino para él. A pesar de su firmeza, Mario fue convencido de inscribirse a Arquitectura por ser una carrera relacionada al arte.
Entonces Mario se concentró en los estudios y dejó de lado la expresión artística. Su juventud se cruzó con épocas turbulentas y de golpes de estado en el país. Ello despertó una nueva convicción en él y empezó a asistir a marchas y a participar como activista. Esa labor le significó persecuciones y algunas veladas tras las rejas; motivo por el que tuvo que exiliarse a México. Solo le quedaba un semestre de carrera.
“El arte es una expresión del espíritu”.
En su nueva vida tenía las cosas más claras que nunca: iba a volver al arte. Así presentó una solicitud para inscribirse a alguna especialidad artística; aunque no tenía ningún título, logró que le hicieran una excepción y pudo especializarse en muralismo y arte gráfico.
Mario regresó al país junto a la vuelta de la democracia. Lo primero que hizo fue terminar su carrera y buscar trabajo. Pero la arquitectura no era lo suyo. Dejó el rubro rápido y continuó con su arte. Mario explica que, a pesar de no ejercer, la arquitectura sí ha sumado a su vida. Cosas como la perspectiva, el dibujo preciso o conocer los materiales de construcción para sus murales aportaron a su formación artística.
Hoy Mario vive en Tarija a sus 67 años. Su obra ha pasado por muchas etapas; algún tiempo tuvo un carácter político y disruptivo. Pero eso ha cambiado, él describe el arte como “una expresión del espíritu” y por lo mismo quiere crear cosas buenas y sanas. Lo único que se ha mantenido constante desde sus 7 años es su gusto por los colores verde turquesa y violeta.
Actualmente se dedica a compartir todo lo que sabe dando clases a los más jóvenes. Además, tiene un proyecto basado en murales para el que viajará por distintas partes del departamento. El siente que con el arte puede curar.