Su obra fue declarada Memoria del Mundo por la Unesco
Melchor María, el pintor boliviano cuya obra es un tesoro mundial
Melchor María Mercado nació en Sucre el 6 de enero de 1816. Estudió para abogado, fue juez, naturalista, explorador, profesor de dibujo y matemáticas, pero también pintor autodidacta



Melchor María Mercado es el nombre que estuvo sonando estos últimos meses en el ámbito de la cultura. Se trata de un gran personaje multifacético en su totalidad, pero que destacó más como pintor y que dejó un invaluable álbum de láminas, que Gunnar Mendoza lo editó con un importante estudio introductorio: “Vocación de arte y drama histórico nacional en Bolivia: El pintor Melchor María Mercado (1816-1871), un precursor”.
Se trata del Álbum de paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia (1841-1869). MMM. Éste constituye una de las joyas del patrimonio que custodia el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), pero la última noticia es que a finales de diciembre de 2020 fue declarado Memoria del Mundo por la Unesco.
De la mano de Gonzalo Molina Echeverría nos centramos en la biografía de este gran artista.
Melchor María Mercado nació en Sucre, en el seno de una familia de propietarios de clase media, en 1816, el 6 de enero, según su partida de bautizo: “En el año del Señor de mil ochocientos diez y seis, a seis de enero, Don Manuel José de Urrutia, teniente de cura rector de este sagrario de San Miguel de La Plata, bautizó, puso óleo y crisma a José Melchor María, hijo legítimo de José Manuel Mercado y María Castro, vecinos de esta ciudad, madrina doña Micaela Huerta, a quien se le advirtió su obligación y parentesco espiritual. Y para que conste, yo el padre prepósito doctor don Mariano Cabrera, cura rector interino, lo firmé –Dr. Mariano Cabrera [rúbrica]”.
En el curso del tiempo el nombre de pila completo con que fue bautizado, José Melchor María, quedó reducido por el uso simplemente a Melchor María.
Bastaría la mención de su álbum de acuarelas sobre paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia, para asegurar con certeza que Melchor María tenía nativamente para el estudio de la naturaleza y la obra de arte eso que con frase tan certera denomina Gabriel René Moreno “la célula primordial del oficio”.
Entre los factores externos que estimularon esta vocación habría que mencionar sin duda el ambiente familiar, pues nada hace suponer que Melchor María no hubiese encontrado comprensión y estímulo en ese ambiente.
La presencia del naturalista francés Alcide d’Orbigny en Bolivia (1830-1833) y en Sucre en particular (1832, diciembre-1833, marzo), tuvo que ser un motivo poderoso para Melchor María, que entonces contaba con 16 años de edad -periodo decisivo para el efecto de su vocación-. d’Orbigny ya había recorrido casi todo el territorio de Bolivia para entonces, ya había reunido colecciones extraordinarias de toda clase de objetos de la naturaleza, todo lo cual se sabía públicamente y contribuía para rodearle de un halo legendario.
La inclinación de Melchor María por las ciencias naturales está ilustrada en su Álbum de Amistad por una cuarteta de 1852 en el que su amigo José María Valda le dice: “Cuando con noble tesón, / venciendo fieros azares/ tus vigilias dedicares/ a la ciencia de Buffón”.
Entre estos “azares fieros” que como naturalista supo vencer habría que contar no solamente los azares militares sino otros que asimismo lo apartaban de su vocación: Pero, según algún coetáneo, “él sabía perfectamente combinar la aridez del estudio de la jurisprudencia con la contemplación y el estudio de la naturaleza”; y otro apunta por su parte que “nombrado fiscal de partido del Beni desde el año 1857, distribuía sus ocupaciones entre el cumplimiento de sus deberes públicos y la contemplación del gran libro de la naturaleza”. En otra referencia concurrente se alude a la “parte oriental (de la República) donde el autor residió por mucho tiempo estudiando personalmente el gran libro de la naturaleza”.
En Mercado se encarna el drama de la vocación incuestionable para el arte y la ciencia, pues aunque no contaba con la infraestructura institucional adecuada para realizarse, logró ejecutar su arte.
En las artes gráficas fue donde Mercado, tenaz en el cumplimiento de su vocación, llevó a cabo una obra más duradera para la posteridad. Sus realizaciones en este campo fueron variadas y precursoras.
En pintura, según su propia información, trabajó “al óleo, al peinado (acuarela), al fresco y al pastel”. Se cuenta apenas un óleo identificado hasta la fecha; se trata de un retrato: con la figura de Casimiro Olañeta del torso para arriba, con la toga elaboradamente bordada de ministro de la Corte Suprema. El artista supo concentrar magistralmente en dos rasgos de la fisonomía -la nariz y la papada- el sensualismo, la morbidez, la astucia características de aquella contradictoria eminencia gris del drama político boliviano, drama dentro del cual discurrió cronológicamente la vida y la obra del propio Melchor María.
Este retrato de Olañeta está reproducido en la cubierta de una recopilación de escritos de Gabriel René Moreno sobre Olañeta, y el retrato mismo se conserva en la colección de Carlos Calvo Galindo, en La Paz; lleva la leyenda “Orador boliviano don Casimiro Olañeta”, y la firma y fecha “Mercado. Agosto 15 de 1857”. En la sección de láminas se incluyen dos retratos a la acuarela y tinta hechos por Mercado: Uno de Antonio José de Sucre, Mariscal de Ayacucho y un autorretrato en miniatura.
Para las exequias del jefe de su partido, José María Linares en la catedral de Sucre (1861, noviembre), Mercado recibió el encargo de arreglar el mausoleo o catafalco, y se da a entender que entre los adornos figuraban pinturas.
No se conoce ningún fresco y ningún pastel de Melchor María en la actualidad. En la enumeración de las técnicas que usó en sus trabajos pictóricos, Melchor María no menciona la aguada (o acuarela), habiendo sido uno de los procedimientos que empleó más profusamente, y que en consecuencia de ninguna manera habría dejado de mencionar. En cambio menciona la técnica del peinado, denominación que, según expertos, no se encuentra en ningún manual ni diccionario coetáneo de Melchor María, ni anterior ni posterior, y que es absolutamente ignorada por la gente del ramo en la actualidad.
El multifacético pintor boliviano Melchor María Mercado falleció el 22 de mayo de 1871
Según esto, podría ser obvio que, en la enumeración del texto, la denominación peinado, equivale a aguada o acuarela; que tal denominación se empleó entonces restringidamente perdiéndose después; y que alude a la forma de aplicación de la pintura sobre el papel.
En la octava edición del Diccionario de la Academia Española (1857), coetánea de Melchor María, se define la aguada como “el color líquido preparado con agua y goma”. El pintor Antonio Villavicencio, coetáneo de Mercado, ya usa el término acuarela en 1862 y en un manual de 1877 aguada y acuarela ya se usan como sinónimos.
En todo caso, está a la vista que aquella producción de Melchor María es de por sí todo un yacimiento para la investigación especializada sobre la evolución de la técnica en este arte en Bolivia.
La obra pictórica más extensa de Melchor María se conserva en el álbum de láminas a la acuarela, cuyo contenido recorre un periodo de 28 años (1841-1869). Las láminas son al peinado (o acuarela) y a la tinta, en número de 116, sobre hojas de papel común, de oficio, de la época, de tamaño uniforme (21 x 32 cms). Sus temas representan paisajes, tipos humanos, animales, plantas, escenas, costumbres, edificios, utensilios, de trabajo. Numéricamente, 41 láminas corresponden a La Paz, 37 a Beni, 12 a Perú, 7 a Chuquisaca, 7 a Santa Cruz, 6 a Potosí, 4 a Oruro y 2 a Cochabamba. El material abarca así, a excepción del departamento de Tarija, todo el territorio boliviano.
Las láminas son de factura desigual. La mayor parte puede decirse que están acabadas, pero aun así el acabado de unas es más elaborado que en otras; en cierto número son bosquejos; en algunas apenas están trazados los contornos de las figuras.
La desigualdad en el acabado de las láminas puede atribuirse a una deliberación del artista, pero a la vez a un resultado obvio de los azares en medio de los cuales iba produciendo su obra, muchas veces entre los descansos de sus viajes, sus exploraciones, sus marchas militares, sus saltos de mata políticos, las pausas entre sus deberes de funcionario público.
Puede atribuirse también a razones de edad. En sus trabajos de juventud se advierte un mayor anhelo de perfección y de detalle que en los posteriores. Las láminas sólo bosquejadas son casi todas de los años finales. Cuando decimos “anhelo de perfección”, no debe entenderse una perfección académica sino una perfección dentro de su estilo propio, porque Melchor María se muestra en sus láminas ni sólo nada académico sino anti-académico.
Sobre la base de las láminas no acabadas (bosquejos y contornos de figuras), podría construirse con alguna precisión el método de trabajo: Melchor María trazaba primero con lápiz las siluetas; luego aplicaba los colores; luego acentuaba detalles con tinta allí donde hacía falta destacar los contrastes; luego acentuaba aún más la finura de algunos detalles también con tinta.
Características del misterioso pintor boliviano
Es uno de los precursores de la plástica boliviana. Estudió derecho en la Universidad de San Francisco Xavier (1845). A lo largo de su vida hizo de profesor, abogado, funcionario público, militar, político y de explorador, sin embargo su labor de artista plástico es lo que lo proyecta hasta nuestros días. Ha cultivado para su arte el óleo, la acuarela, el fresco y el pastel. Tuvo influencia del explorador y naturalista Alcides de D'Orbigny, quien estuvo en Bolivia entre 1830 y 1833, y que motivo en Mercado un arte que reflejara precisamente la naturaleza, es así que visitó prácticamente todo el territorio nacional en una especie de expediciones a distintos lugares donde recogió con su paleta las imágenes que hoy nos permiten reconocer los ambientes de aquel tiempo. En 1991, gracias a la investigación y dirección de Gunnar Mendoza, se recogió gran parte de la producción de Mercado en el denominado Álbum de paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia (1841-1869).
Gunnar Mendoza Loza
Gunnar Mendoza Loza es un abogado titulado de la universidad de Sucre. Director de la Revista de la Universidad de San Francisco Xavier (1938-1967), de Sucre. Director del Archivo y Biblioteca Nacionales (1944-1994).