Buscan reactivar su economía
Una feria navideña, la esperanza para los reos del penal de Morros Blancos
La pandemia ha golpeado aún más la economía de los privados de libertad, ahora esperan vender sus muebles y adornos que fabrican en una feria navideña propia



La crisis sanitaria ha afectado la economía de todos los sectores y uno de los que muchas veces pasa desapercibido es el de los privados de libertad. En Morros Blancos éstos llegan casi a los 700 reos. Durante los días más duros de la pandemia ellos intentaron generar algunos recursos con sus trabajos de artesanía y carpintería, pero sus ingresos se han reducido prácticamente a cero. Hoy intentan reactivarse con una feria navideña propia, que se ha convertido en su esperanza.
Manuel desde muy joven aprendió a trabajar con madera, no aprendió de su padre porque ni siquiera lo conoció, pero solía ganar algo de dinero cuando era adolescente ayudando en el taller de uno de sus vecinos. Nunca tomó el oficio como algo a lo que quisiera dedicarse por el resto de su vida, pero ahora es lo que le ayuda a sustentar a sus tres hijos que no puede ver desde que ingresó a Morros Blancos.
“Tal vez debería haberme apegado al oficio de carpintería desde que era más joven”, “Ya podría tener un taller propio”, son algunos de los pensamientos que invaden a Manuel en las horas eternas de su encierro.
Allí él debe levantarse muy temprano para cuidar su turno en las máquinas del taller, esas que están tan viejas que apenas funcionan, pero que son imprescindibles. Durante más de cinco meses no le encargaron ningún trabajo y ahora tiene que esforzarse para que todas sus piezas sean de calidad si quiere vender algo en su feria navideña y, con un poco de suerte, hacerse conocer para que lo vuelvan a buscar.
Feria navideña
Si bien cada año se instala la feria navideña en el salón de la Iglesia San Francisco, en la que los internos de Morros Blancos pueden exhibir sus trabajos y artesanías, este año concentra la esperanza de muchos. El salón de la iglesia está ubicado sobre la calle La Madrid y la muestra se efectuará hasta el 22 de diciembre.
Los internos presentan en este espacio trabajos de todo tipo, de artesanías en madera, en papel periódico, con plástico e hilos como cestas para guardar la ropa, hacen también todo tipo de muebles como sillas, sofás, hasta puertas y ventanas.
Quien se toma la tarea de promocionar esta actividad es el sacerdote del penal, el padre Luis Sotelo, quien asegura que cada una de las piezas es de muy buena calidad, en especial se refiere a los muebles que hicieron los privados de libertad para la capilla del penal.
“Las sillas, mesas, sillones y hasta el altar que se ha hecho aquí están bien. Todas esas cosas las pueden ver y adquirir a un precio razonable, así también pueden ayudarlos porque es su forma de sustentar económicamente a sus familias. Todos tienen hijos, a veces hasta cuatro o cinco hijos. Lo han estado pasando muy mal, ojalá puedan venir muchas personas a ayudar y llevar algo útil para su hogar ”, dijo.
Él, que convive diariamente con los privados de libertad describe como propia la situación que enfrenta la mayoría de ellos, pero también reconoce la capacidad de muchos al sobrellevar de buena manera las circunstancias. Asegura que con empeño han logrado desarrollar sus capacidades.
“Aquí hay maestros en artesanía, en carpintería y también en sastrería, que pueden hacer trajes, uniformes y todo. Muchos han hecho trajes de bioseguirdad que se usaban por la pandemia, han hecho barbijos igual”, agregó.
Sastrería y carpintería
Específicamente en sastrería son más de 20 los internos que trabajan en estos talleres, la mayoría se dedica al trabajo en madera y otros a las artesanías utilizando sogas, gomas y material plástico como botellas. Sin embargo, Sotelo lamenta que no haya ningún tipo de impulso a estas actividades, ni siquiera en el mantenimiento de los equipos.
“La Alcaldía dotó la maquinaria pero hace mucho tiempo y ahora está obsoleta, hay máquinas que están tan obsoletas que a veces les cortan los dedos porque se rompe la polea. Hemos invertido en una Tupy hace dos años y hace meses hemos traído los discos que sirven para hacer los dibujos en madera. Hemos conseguido casi Bs. 4000 para esos discos”, añadió.
El padre Luis lamenta que sean ellos los que tengan que conseguir el dinero para esos equipos, cuando dice que ése debería ser un apoyo que venga desde el Gobierno si lo que se busca es una verdadera rehabilitación de los internos. “No han invertido lo suficiente, podrían traer una máquina para cortar, para cepillar, pero nuevas. Aquí (apuntando el letrero de ingreso) dice "Centro de Rehabilitación", pero así no se logra una rehabilitación y si alguien sale, en poco tiempo vuelve a entrar”, apuntó.
Rehabilitación Social
Además de facilitarles un medio para que puedan generar ingresos propios, Sotelo dice que es igual de importante hacer un trabajo de psicoterapia con todos ellos, para que puedan superar traumas pasados que hayan sido parte de las causales en el inicio de la delincuencia.
La idea es que puedan reflexionar sobre su pasado y que reencaminen su vida, a partir herramientas que les ayuden a subsistir una vez que recuperen su libertad.
“Se necesita psicoterapia para que se pregunten cómo han entrado al penal y la razón para cometer esos errores. Uno no comete errores por deporte, es por heridas que vienen desde la infancia”, señaló.
Es por eso que indicó que se debe generar una mayor inversión, tanto desde el Ministerio de Gobierno, la Gobernación y la alcaldía de cada uno de los municipios donde hay centros penitenciarios en Tarija.
Condiciones precarias en las cárceles
Falta de personal
Los internos piden que se pueda incrementar el personal en las áreas de trabajo social y psicología, pues al momento existe solamente un psicólogo para atender el penal de Morros Blancos, El Palmar en Yacuiba y las carceletas de Bermejo y Entre Ríos.
Hacinamiento
Al momento entre personas que cumplen detención preventiva y quienes ya cuentan con una sentencia, en Morros Blancos hay cerca de 700 internos, en Yacuiba 400, en Bermejo aproximadamente 60 y en Entre Ríos bordean los 30.
Campañas sociales
Tanto el padre Miguel Sotelo, como otras instituciones, tuvieron que realizar campañas durante los últimos meses para poder entregar canastas alimentarias a todos los internos, pues no contaban con recursos.