Deserción escolar: consecuencia poco ruidosa de la crisis

Los retrocesos en materia de  escolarización son más rápidos que los progresos, cuidar lo logrado se vuelve fundamental para volver a avanzar y ampliar los derechos de niños y adolescentes en nuestro país

Hace dos semanas se publicaron datos de deserción escolar en Tarija en 2025. La Dirección Departamental de Educación en Tarija informó con preocupación que 4.000 estudiantes abandonaron el sistema educativo este año, aumentando el índice de deserción al 3% aproximadamente. Las principales causas detectadas por la institución apuntaban a la migración familiar en busca de mejores oportunidades.

En La Paz las autoridades educativas recientemente informaron que este año se perdieron alrededor de 18.000 estudiantes, aumentando el índice de deserción a 2,5%. Afirman que la situación se debe a que la actual crisis económica del país obliga a los estudiantes a abandonar sus estudios y ayudar a generar ingresos en sus hogares con ventas en las calles.

La realidad actual muestra los retrocesos que estamos haciendo en materia de deserción, donde antes se informaba con satisfacción que en 2021 como país tuvimos una tasa de abandono escolar de 1,45%; en 2022 redujimos a 1,16% y en la gestión 2023 llegamos a 0,64%. Esto quiere decir que de cada 100 alumnos menos de uno abandonaba el sistema educativo, pero estas cifras están aumentando nuevamente.

La educación no solo es un derecho sino es un espacio fundamental de resguardo y protección para nuestros niños y adolescentes. Allí pueden estar más protegidos de la delincuencia, las adicciones, el embarazo adolescente, las violencias, el trabajo infantil, el abandono familiar y la vulnerabilidad en general. A través de la educación pueden tener mayores oportunidades de crecer social y económicamente, de valerse por sí mismos y de esperar un futuro mejor.

La crisis social, económica y política que atraviesa nuestro país no solo se ve nota a nivel macro sino que está afectando a los hogares más desfavorecidos, como ocurre casi siempre, y en este caso toca los derechos de los más pequeños al negarles poco a poco un derecho fundamental como es el de la educación. Esperamos que nuestras autoridades y representantes democráticos tomen en cuenta esta crisis silenciosa, y que cuidar este derecho y espacio fundamental para nuestros niños se hace imprescindible y prioritario proteger; para seguir avanzando en materia educativa en las grandes y desafiantes tareas que aún tenemos como país.

Los retrocesos en materia de  escolarización son más rápidos que los progresos, cuidar lo logrado se vuelve fundamental para volver a avanzar y ampliar los derechos de niños y adolescentes en nuestro país. No el camino inverso.


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