Lo que el Plan Cóndor no logró, lo consiguió el Grupo de Puebla
Hasta 2006, a pesar de su creciente debilitamiento numérico y protagónico, la COB mantuvo su esencia: defensa de las clases populares/proletarias; independencia de clase de cualquier gobierno; unidad.
El Primero de mayo de 1972, la convocatoria circuló cara a cara. Algunos periodistas la conocieron. Jóvenes aprendices se sintieron parte de aquella red susurrada al oído: a las doce, en la plaza Venezuela, frente a la sede de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y de la Central Obrera Boliviana (COB).
Más abajo, en el edificio de la Confederación Sindical de Trabajadores Fabriles (CSTFB) también se percibían movimientos sospechosos. En los alrededores tenían sus locales los panaderos, periodistas, constructores, bancarios, gráficos.
Era el mismo vecindario donde fue fundada la Sociedad de Obreros “El Porvenir”, cuyo escudo colgaba orgulloso cerca de la Plaza Murillo. En 1907 fue una de las primeras voces para recordar el Día del Trabajo. Al inicio hubo veladas culturales. Poco a poco fueron las concentraciones, marchas, protestas, rebeliones. Socialistas, marxistas y anarquistas aprovechaban el Primero de Mayo para anunciar la revolución.
Más tarde, con la experiencia durante la Guerra del Chaco, los primeros sindicatos mineros, el empuje del nacionalismo, la fecha consagrada para recordar a los mártires de Chicago adquirió sellos de grandeza. Vociferantes trabajadores, hombres, mujeres y sus familias bajaban en tropel anunciando una nueva era de mayor felicidad para el proletariado y para la Humanidad.
El 9 de abril de 1952 la clase obrera creyó llegar al paraíso. El 17, cuando aún estaban calientes los fusiles, fue fundada la COB. Mantuvo la unidad, a pesar de las presiones oficialistas para coptarla, como sucedía con las organizaciones argentinas bajo el peronismo; o para dividirla, como pasaba en la mayoría de los países latinoamericanos con las centrales obreras paralelas.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), intentó formar grupos disidentes y debilitar a la FSTMB. Inventó esbirros, sindicatos controlados, congresos amañados. No logró vencer a la democracia obrera y a la independencia sindical. Reprimió, encarceló, asesinó, pero el proletariado boliviano mantuvo altiva la cabeza.
En 18 años de gobiernos militares hubo masacres en las minas, en los barrios obreros, en las universidades. La etapa más dura se dio desde agosto de 1971, como una reacción al poder representado por la Asamblea del Pueblo.
En mayo de 1972, los obreros convocaron a la concentración como señal de presencia. El acto duró pocos minutos, breves discursos, banderas tricolores al viento. Un corredor humano protegía al principal orador, el dirigente minero del Partido Comunista, Oscar Salas.
El sistema represivo se agudizó por el avance de las dictaduras en Uruguay y en Chile. Nada fue comparable con lo que sobrevino cuando los militares ocuparon la Casa Rosada en 1976.
Con el aliento de Washington se implementó el Plan Cóndor o la Operación Cóndor para erradicar toda sombra de sindicalismo independiente, de partidos de izquierda, de prensa contestataria, de curas rebeldes, de artistas atrevidos.
En Bolivia, Hugo Banzer Suárez en su fase más brutal mandó tropas a las minas. Los dirigentes fueron apresados o expulsados a Chile, donde gobernaba Augusto Pinochet. Desde 1974 intentó reemplazar a la COB con los llamados “coordinadores laborales” puestos a dedo. También llevó repetidoras del oficialista Canal 7 a los campamentos para adoctrinar a la población. Fracasó en sus aspiraciones.
Los mineros mantuvieron sus organizaciones dentro y fuera del socavón. El Comité Ejecutivo de la COB en la clandestinidad siguió reuniéndose. Juan Lechín y otros líderes lograron burlar los controles fronterizos. Fueron las esposas de los mineros las que arrancaron la amnistía general. La COB derrotó al golpe de noviembre de 1979. Fueron los sindicalistas los que mantuvieron la actividad política para frenar a los narcos en 1980.
El Primero de mayo de 1983, una inmensa multitud se descolgó desde las laderas hasta San Francisco. En todo el país los obreros marcharon del brazo de los campesinos ya unificados en una central única; capas medias, intelectuales, dulceros, salubristas, maestros entonando los cánticos revolucionarios, portando cartelones y banderas.
Hasta 2006, a pesar de su creciente debilitamiento numérico y protagónico, la COB mantuvo su esencia: defensa de las clases populares/proletarias; independencia de clase de cualquier gobierno; unidad.
En 2025, una COB decrépita se mueve entre vehículos chutos regalados por presidentes o ministros; hoteles alojamientos financiados con dinero público; paseos del brazo con gobernantes; salarios superiores a los de la gran mayoría de los bolivianos. El Movimiento al Socialismo logró lo que no pudieron las dictaduras. Igual sucede en la región. El Grupo de Puebla ha desarticulado en 20 años lo que costó formar en un siglo.