El salto hacia la Bolivia 2.0

Según datos de la empresa Cisco, desde la prehistoria hasta el año 2014 la raza humana acumuló cinco zettabits de información (un cinco acompañado de veintitrés ceros), y de 2014 a 2016, en sólo dos años, produjo 10 zettabits, o sea el doble. A 2019, en solo tres años, se duplicará esa...

Según datos de la empresa Cisco, desde la prehistoria hasta el año 2014 la raza humana acumuló cinco zettabits de información (un cinco acompañado de veintitrés ceros), y de 2014 a 2016, en sólo dos años, produjo 10 zettabits, o sea el doble. A 2019, en solo tres años, se duplicará esa cantidad; pero no sólo la carrera consiste en generar información, la carrera va aún más rápido y es la necesidad de procesar esa información. Estos datos pueden darnos una idea de la velocidad a la que avanza el mundo.

Estonia, hasta 1991, fue comunista, formó parte de la Unión Soviética, de la cual salió con una economía empobrecida y deprimida. Hoy es el primer país digital del mundo. Es el lugar donde nació “Skype”, país en el que se puede obtener “residencia digital” a través de internet, con uno de los gobiernos más limpios y transparentes del mundo.

Cito a Estonia para demostrar que en siglo XXI el desarrollo no tiene ideología, al contrario, sólo necesita entender hacia dónde va el mundo, en el siglo del conocimiento.

Evo, dejó en Bolivia un “mito de gobierno” (Riorda, Mario. 2006) un país simbólicamente diferente, con 36 naciones indígenas y una concepción de inclusión amplísima. Pero en el balance general, tiene saldo negativo, quedará ante la historia como un dictador que se quiso perpetuar en el poder y le hizo mucho daño a Bolivia;  autoritarismo, corrupción y despilfarro, fueron su sello, pero además uno de sus tristes aportes, fue desconocer hacia donde avanza el mundo y menos a qué velocidad.

Evo nos aisló de la economía del conocimiento y de estos grandes cambios; si bien hubieron algunos índices económicos positivos, esto se explican a partir del precio de las materias primas, en especial del barril del petróleo, el incremento del volumen de producción y exportación de gas, en el cual, Tarija jugó un papel determinante, con un aporte al país de 40 mil millones de dólares, en estos últimos 14 años. Cuando estas variables se derrumbaron, la economía comenzó a deteriorarse con serios indicadores, la deuda externa supera los 10.700 millones de dólares, el déficit fiscal es el más alto de la región, se proyecta cerrar este año en 8% del PIB, las reservas internacionales cayeron de 15 mil a 7 mil millones de dólares; en síntesis, Evo deja un país con serias complicaciones económicas y con un modelo extractivista “patrimonial”.

El desafío del próximo gobierno es que Bolivia, pueda dar “El salto”, de una economía “patrimonial” PIB anual per cápita de $us 2,000 - $us 3,000, a una economía de “transición” (Trullen, Joan. 2003), PIB de unos 9 a 10 mil dólares per cápita. Esta última, requiere construir diversas condiciones, entre las que destacan, instituciones fuertes e independientes, estabilidad financiera, mercado jurídico solido y fundamentalmente educación de altísima calidad en todos sus niveles.

A partir de aquello, humildemente considero que debemos centrarnos en seis pilares para construir un nuevo tiempo. Primero, la restauración del Estado, con un profunda reforma a la justicia, policía, lucha contra el narcotráfico y corrupción, pacto fiscal, federalismo, además de desmontar la estructura que hizo Evo para reproducir el poder; segundo, mejorar lo bueno, profundizando la inclusión de esas 36 naciones, del sector indígena- obrero- campesino, mantener los bonos, y arrebatar las banderas del proceso de cambio, para que entiendan estos sectores, que pueden vivir mejor sin Evo. Tercero, atender las prioridades, salud, educación y servicios básicos, luego de 14 años de despilfarro y elefantes blancos; cuarto, un modelo económico auto sostenible, que no dependa del extractivismo y que estimule e incentive la inversión privada; quinto, un Estado que realmente asimile las nuevas causas en la diversidad de una sociedad líquida de esta aldea global; entendida el respeto al medio ambiente, a la diversidades sexuales, al “new” feminismo, a la vida animal, entre otras muchas causas.

Sexto, “Bolivia en sintonía con el mundo”, desde mi punto de vista, el pilar mas importante, que se traduce en aplicar las ideas que están revolucionando el planeta. Comencemos por  Las Alianzas Publico Privadas, debemos promover cuanto antes un marco regulatorio que permita brindar bienes y servicios públicos con inversión privada; somos junto a Cuba y Venezuela, los únicos países autoexcluidos de esto en el continente.

Según el BM, se dieron las siguientes inversiones en APP´s; Brasil 230 mil MM de de dólares, Chile 21 mil MM de dólares, Perú 23 mil MM de dólares, en proyectos. Esto permitirá generar carreteras, aeropuertos, hospitales, de uso público, con inversión privada, urgencia de primera necesidad del próximo gobierno, ante el escenario económico adverso que se avecina.

Economía Naranja, generar riqueza a partir del talento humano, necesitamos una ley y un conjunto de iniciativas que construyan un ecosistema que estimule las industria creativas, entendiendo el inmenso potencial y riqueza cultural, turística, gastronómica, de servicios e innovación que tiene Bolivia.

La “Sociedad del conocimiento”, restructuración total del modelo educativo, creación del Ministerio de Innovación y tecnologías, becar a nuestros jóvenes para importar conocimiento, mediante la “Ley de Becas del Bicentenario”, 100 mil jóvenes becados hasta el 2025, en áreas  potenciales del desarrollo local, coordinado con gobernaciones y municipios para su inmediata inserción. Cualificación exponencial del recurso humano, teoría del capital humano, “A mayor inversión en conocimiento, mayor crecimiento económico” (Schultz, Teodore. 1979).

Gobierno Abierto, transparentar la administración pública, empoderar al ciudadano del Estado, que sienta que desde su teléfono móvil, el poder está con él, con los millennials, la generación  Z, que constituyen la valiente y cada vez más crítica “generación pitita”.

Desde Tarija, pese a la adversidad, por una joven, fresca y renovada visión, comenzamos a dar los primeros pasos, pero la coyuntura nos abre una oportunidad nacional.  Para este salto hacia el paradigma de un nuevo tiempo, necesitamos desprendimiento de la clase política, un gobierno fuerte, con mucha legitimidad en las urnas, con mayoría legislativa, que entienda el momento y que recupere la esperanza de una Bolivia que busca cumplir sus sueños.

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