Espacio publicitarioEspacio publicitarioEspacio publicitario

Lo que aprendimos con la ruta al Chaco

Sin duda la buena noticia es que la carretera Entre Ríos - Palos Blancos se ha culminado. El valle central y la región del Chaco están hoy un poco más cerca, más integradas, más unidas. Unas cuatro horas frente a los 9-10 de no hace tantos años es sin duda un avance importante. El tramo es...

Sin duda la buena noticia es que la carretera Entre Ríos - Palos Blancos se ha culminado. El valle central y la región del Chaco están hoy un poco más cerca, más integradas, más unidas. Unas cuatro horas frente a los 9-10 de no hace tantos años es sin duda un avance importante. El tramo es el más sinuoso del trazado y el que mayores dificultades reportaba al tratarse de una zona montañosa y donde no había ni un kilómetro de asfalto. En ese sentido, la aportación de los 62 kilómetros será grande.

Hay quien se vanagloria de haber entregado esta carretera en plazo, lo que no deja de ser paradigmático para una obra que llega unos 80 años tarde, que llegó al siglo XXI en las mismas condiciones en las que se abrió para permitir el tránsito de los soldados a una guerra que, de paso, salvó los recursos con los que se han construido las carreteras de medio país, menos esta.

Es de difícil cuantificación el daño padecido por el departamento precisamente por el retardo de esta carretera, que ha jugado un rol esencial impidiendo una verdadera integración departamental, tal vez lograda ahora con la materialización de la anhelada Autonomía Regional.

La ruta al Chaco todavía tiene pendientes varios tramos, como el Puente Jarkas Piedra Larga que construye la Gobernación, el Palos Blancos Choere que construye la subgobernación y el Choere Acheral que el Gobierno ha prometido para los próximos días.

Existen numerosas observaciones al resultado final de la obra, respecto a las pendientes, a las curvas, a los taludes construidos, a las plataformas y al momento justo en el que se ha propiciado la entrega provisional, que hará que la carretera se entregue definitivamente antes de la temporada de lluvias y por lo tanto, sin haberla puesto realmente a prueba… numerosas deficiencias que desde este diario hemos ido publicando detalladamente y sobre las que hemos recibido respuestas variopintas e incluso críticas severas del más alto nivel simplemente por hacer nuestro trabajo. El propio sector del transporte ha ido cambiando de discurso en diferentes ocasiones y los cívicos han optado por guardar silencio en momentos importantes y hacer ruido cunado convenía a terceros.

Ese tramo de la carretera ya está. Los errores y aciertos se verán más pronto que tarde. Sin embargo nos parece importante rescatar dos reflexiones importantes que han ido apareciendo a lo largo de la construcción en diferentes momentos.

La primera es sobre la necesidad de contratar una empresa extranjera, española en este caso, para realizar la carretera que, parafraseando a García Linera, no parece tan de izquierdas como hacer mochilas en Sacaba. ¿Qué valor u aporte extraordinario le ha dado a la construcción? ¿Qué ha traído la empresa que no se pudiera haber conseguido en Tarija? En los primeros tiempos, por la propia agresividad de su oferta a la baja, se especuló sobre el interés de esa empresa en hacer base en Sudamérica, comprar maquinaria, acreditar experiencia, etc para seguir creciendo. Lo cierto es que aparte de una docena de ingenieros, por cierto poco acostumbrados a las técnicas de construcción real, apenas trajeron un maletín cada uno. Las soluciones a la construcción de la ruta no han venido con tecnología ni sabiduría importada.

La diferencia una vez más ha sido la solvencia económica a la hora de poner las boletas de garantía y esa extraña habilidad para lograr modificaciones en el Documento Base de Contratación en un contrato Llave en Mano sacrificando la calidad de la vía y al mismo tiempo, optimizando recursos económicos hasta ajustarlos a la agresiva oferta.

La otra reflexión tiene que ver con las ambiciones de Tarija en el mediano plazo. La vía está por terminarse. Es la que es. No habrá una doble vía en los próximos 100 o 150 años y en ese tiempo, salvo que se implemente la teletransportación o se normalice el viaje en dron, Tarija puede quedar más aislada de los centros de tránsito y poder.

A nadie le ha importado demasiado la característica de la vía, los pequeños detalles que al final se convierten en minutos, horas y gastos de combustible. Los grandes corredores nacionales pasan por Yacuiba rumbo a Santa Cruz y por Villazón rumbo a La Paz. Tarija puede convertirse en un enclave de importancia logística en cuanto haya decisión real de las autoridades de que así sea, para que el paso por aquí sea más relevante que atravesar el eje para intercambiar entre océanos. Esto, evidentemente, exige pensar en grande, pero tomar ya las decisiones.

Más del autor