Así inicia la política este año
Un 2025 de elecciones: El MAS dividido y la “unión” de opositores
El 2024 fue el año en el que se terminó de confirmar el quiebre violento dentro del MAS que venía apuntándose desde hace un par de años atrás, aunque hasta ese entonces, era relativizado por sus miembros
Inicia un nuevo año, pero no cualquier año, sino uno que estará marcado en el segundo semestre por las Elecciones Presidenciales y como es habitual, los políticos tanto del oficialismo como de la oposición, ya comenzaron a hacer cálculos de los posibles candidatos que estarán presentes en la boleta de votación en un contexto con una particularidad definitoria: un Movimiento Al Socialismo (MAS) dividido y enfrentado entre sí que finaliza una gestión muy desgastado. Al frente, un grupo de opositores que hablan de “unidad”, pero que parecen practicar otro tipo de experimentos.
La división del MAS
El 2024 fue el año en el que se terminó de confirmar el quiebre dentro del MAS que venía apuntándose desde hace un par de años atrás, aunque hasta ese entonces, era negado por sus protagonistas.
La crisis por la que atraviesa el partido azul se agudizó el pasado año, las tensiones fueron evidentes en escenarios como la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) e incluso en las calles, con enfrentamientos entre simpatizantes del expresidente Evo Morales, líder del ala radical, y del presidente Luis Arce, actual mandatario.
El último revés lo recibió el “evismo”. El 15 de noviembre, la Sala Cuarta del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitió una sentencia en la que reconoce el congreso del MAS “arcista”, que se realizó en El Alto, en mayo pasado. De esa manera, avaló a Grover García, del ala “arcista”, como presidente del MAS y desconoció a Morales y todo el Congreso de Lauca Eñe.
Pugna en la ALP y en las calles
Durante este 2024, se presentó una situación de ingobernabilidad al interior del Órgano Legislativo, debido a las disputas internas del MAS y la incapacidad del oficialismo de articular mayorías diferentes con la oposición para fines prácticos. Uno de los ejemplos más notorios ocurrió el pasado 8 de noviembre, cuando una trifulca entre legisladores de ambas facciones del partido oficialista, disconformes con la elección de directivas, impidió la realización de la Primera Sesión Ordinaria de la Legislatura 2024-2025, en la cual se suponía que el presidente Luis Arce debía dar su informe anual de gestión.
Ante la clara división, el rechazo del “evismo” a la gestión gubernamental de Arce llevó a esta facción a manifestarse en las calles, con marchas y bloqueos de caminos en al menos dos oportunidades, con la denominada “Marcha para salvar la Patria” como la más representativa, por la cantidad de enfrentamientos suscitados a lo largo de su recorrido desde Caracollo hasta La Paz, entre el 17 y el 23 de septiembre. Durante esa semana se registraron agresiones por parte de los marchistas contra civiles, funcionarios gubernamentales y periodistas que dieron cobertura al recorrido de siete días.
Desde entonces, la posibilidad de una reunificación dentro MAS parece muy lejana, esto colaborado por la pugna de la sigla del partido que ha provocado que los afines al expresidente manejen otras alternativas para que Morales sea candidato presidencial.
Por su parte, el ala “arcista” aún no señaló de manera oficial si Luis Arce buscará una reelección, ya que en más de una oportunidad indicaron que serán las bases de las organizaciones sociales quiénes decidan quién será el candidato de izquierda.
¿Y la oposición?
El acuerdo firmado el pasado 18 de diciembre entre los líderes opositores Samuel Doria Medina, Carlos Mesa, Jorge "Tuto" Quiroga y Luis Fernando Camacho, marcó un hito en la política boliviana, al menos de los últimos años. Este pacto busca consolidar un proyecto único para las elecciones de 2025, con el objetivo de enfrentar al MAS, actualmente debilitado por divisiones internas, sin embargo las disputas internas no tardaron en aparecer ni un día.
La estrategia parece clara y sin muchos miramientos, capitalizar la debilidad del MAS. Cada uno de los opositores aporta, desde su bando, de alguna manera a consolidar la alianza con miras a las elecciones presidenciales.
Carlos Mesa, expresidente y líder de Comunidad Ciudadana, aporta experiencia y una base electoral de sectores intelectuales de clase media. Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, tiene una fuerte influencia en el oriente boliviano, además de que es el símbolo del abuso y la “persecución política” desatada por el MAS contra sus adversarios políticos. Jorge "Tuto" Quiroga, también expresidente, ofrece una visión liberal de la economía y experiencia en política internacional, mientras que Samuel Doria Medina, se posiciona como una figura clave dentro del reciente acuerdo de unidad de la oposición. Reconocido por su extensa trayectoria como empresario y político, Doria Medina aporta una perspectiva técnica y pragmática que complementa la diversidad de la coalición.
La unión de estas figuras podría consolidar un frente amplio capaz de atraer a diversos sectores del electorado, desde conservadores hasta liberales. Esta diversidad puede ser una fortaleza al ofrecer una alternativa plural al MAS, aunque de momento muchas opciones emergentes y de otras tendencias más liberales se han quedado fuera. La unidad también plantea desafíos en términos de coherencia programática y liderazgo unificado. La capacidad de mantener la unidad y resolver diferencias internas será crucial para presentar una propuesta sólida al electorado. La situación económica y las demandas sociales influirán en las preferencias electorales, por lo que una oposición unida, que proyecte credibilidad y que presente soluciones viables, podría captar el voto de los descontentos con la gestión del MAS y lograr su objetivo: una gran victoria electoral este 2025.