Crónica política de la jornada
Morales, Arce y la familia: El desenlace es inminente
La pugna por el poder en el Movimiento Al Socialismo ha elevado el tono: el evismo involucra al hijo del presidente en asuntos de corrupción. Se prevé una reacción por parte del ejecutivo, que testea a sus leales



Con la pequeña revolución del gobernador Óscar Montes desvelada y Tarija pensando ya en su fiesta de comadres, la atención política se volvió a concentrar en La Paz y concretamente sobre el Movimiento Al Socialismo (MAS), pues la pelea de gallos parece haberse transformado ya en un ritual suicida, de corte kamikaze.
En el MAS, dicen, solo puede quedar uno (como candidato), pero a este paso tal vez no quede ninguno. En septiembre Evo Morales hizo la primera alusión a los manejos extraños del hijo de Luis Arce en algunas empresas descentralizadas como YPFB y sobre todo, en el proyecto del litio. Aquello desató la furia del presidente Luis Arce, quedó atrás lo que parecía ser un pulso legítimo por el control del partido y una ambición también legítima a gobernar solo, para convertirse en una ruptura formal.
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Rápidamente se identifican dos bloques: los seguidores de Evo por un lado, que aspiran a que el expresidente retorne al poder y califican sin matices lo de 2019 como golpe de Estado, y los militantes que apuestan por la continuidad del proceso al margen de los nombres, apostando por la renovación, que son autocríticos con lo sucedido antes de 2019 y que al final, aunque sea por instinto de supervivencia, engrosan el “arcismo”
Las hostilidades pasan de ser indirectas a ser directas. Para empezar, alguien en el gobierno filtra la información de la CIDH que declara al gobierno de Evo Morales responsable de las ejecuciones en el Hotel Las Américas.
Morales duda entre seguir por las acusaciones de narcotráfico o si entrar a fondo a discrepar con Arce en asuntos políticos. Entonces surge aquello del “plan negro”, un plan que según Morales orquestan ministros del gabinete de Arce para “acabar con él” física o políticamente, lo que incluye denuncias de robo de celular y sospechas de siembra de pruebas.
En noviembre estallan dos conflictos que se entremezclan: la fecha del censo por un lado y la renovación de las cámaras por otro. Arce muestra los dientes y somete a la bancada para elegir presidente de diputados a Jerjes Mercado contra el criterio del evista presidente saliente Freddy Mamani. En el Senado se mantiene Andrónico Rodríguez, pero se le atribuye una tibieza interna respecto a su mentor, Evo Morales, que en realidad se interpreta como traición.
Morales entonces pasa al ataque contra Arce y su equipo y desarrolla la teoría del pacto “impunidad por gobernabilidad”, donde aparentemente el gabinete de Luis Arce ha bloqueado la aprehensión de Luis Fernando Camacho – cuyo mandamiento ya había sido publicado en esa época – para evitar una revuelta en Santa Cruz.
Arce acaba cediendo en todo menos en la fecha del censo: 2024. Morales también lo critica por eso. Aún así, unos días después de un paro de 36 días y en medio de las fiestas navideñas, la policía detiene a Luis Fernando Camacho y lo traslada a La Paz. Lo remite a Chonchocoro mientras resiste la protesta popular y callejera con represión policial. Los operadores del ministro Del Castillo, blanco de críticas del evismo, establecen paralelismos entre esto y lo sucedido en 2019 que acabó con Morales en México.
Antes de esto, Morales celebra el aniversario de la primera victoria de 2005 – considerada la gran fiesta de fin de curso del MAS – en el Chapare sin invitar a nadie del Gobierno; Arce se la devuelve con la famosa foto de las escaleras de la Casa Grande del Pueblo abarrotadas de dirigentes llegados desde todo el país, y después con el multitudinario festejo del 22 de enero al que Evo dijo que no le invitaron a tiempo.
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En las hostilidades verbales, a Morales le han intimado con el Servicio de Impuestos Nacional sobre la compra del CD Palmaflor mientras que el evismo sigue hurgando en la herida de la corrupción en la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) y, aún sin pruebas, en el papel del hijo del presidente en las adjudicaciones de YPFB y YLB.
De momento Arce ha puesto en apronte las filas y ha exigido a todos los altos cargos que del muestras de amor o que se vayan: Patricia Hermosa, exjefa de gabinete de Evo y actual efa del Segip, ha hecho compadre a Del Castillo y Álvaro Ruíz, viceministro de Autonomías y hasta noviembre de 2021, muy evista, ha tenido que salir a defender al hijísimo y atacar al evismo en las redes. Vendrán más gestos similares. O más “renuncias”.
Un “buen” escándalo de corrupción puede ser lapidario para cualquiera de los dos, pero es verdad que Luis Arce ha sido ministro de Evo prácticamente durante sus 15 años y no hablaría muy bien de él hacerse el desentendido. Por el otro lado, Arce tiene familia y eso ya parece convertirse de entrada, en un quebradero de cabeza.
Ayer el “evismo” pidió conformar una comisión para investigar al hijo del presidente, a ver si hay algo. Se viene el desenlace
Luis Fernando Camacho y el olvido
Pasan los días y el gobernador cruceño Luis Fernando Camacho se va acostumbrando a la prisión de Chonchocoro, pero sobre todo, la política cruceña se va acostumbrando al nuevo escenario ya sin el “gallo” en el corral. Más allá de sentimentalismos, las dificultades en la gestión se van haciendo notar y hay presiones del MAS, pero también de Demócratas y de otros grupos para que el vicegobernador Mario Aguilera asuma con todas las garantías y consecuencias la suplencia definitiva.
Diferentes fuentes señalan que el relevo en el Comité Cívico ha supuesto también una estocada para Camacho, que no pudo maniobrar para evitar lo predicho: que Fernando Larach asumiera la Presidencia. Entre las prioridades de Larach está el federalismo, la unidad de la oposición u el Paco Fiscal, pero no ha hecho referencias a Camacho.