Crónica política
Rumbo al 17A: Las claves del TCP, el pacto y las dudas
Los amagues del TCP y las decisiones sobre Morales auguran una intensa negociación entre corrientes del MAS para su reunificación; mientras, la oposición continua estancada en sus nichos



Con la llegada del mes de mayo se acelera de nuevo el calendario electoral. Resplandece ya el día 18 en el horizonte, una fecha que para algunos es más una meta que un punto de partida. “Lo importante es llegar”, reconocen en el entorno de uno de esos partidos que se jugarán el todo por el todo el 17 de agosto, pero que aún no tienen con quién.
El bloque “popular”
El día 18 es clave, por ejemplo, para Evo Morales y su estrategia definitiva, más allá de lo que se ha dejado ver esta semana. Ese día se desvelará, por ejemplo, cuál será la sigla que se decida a acoger al expresidente en su último intento por recuperar el poder. Las opciones se han educido, pero el abanico sigue siendo amplio, desde Pan – Bol y el Frente Para la Victoria, que puede estar jugando al despiste simulando la ruptura, hasta la Nueva Generación Patriótica (NGP), partido de Uriona que insiste en su indefinición, y que por ello se le asocia con cualquiera desde Jaime Dunn hasta Andrónico Rodríguez, quien es el otro nombre propio a seguir.
El actual presidente del Senado pareció desafiar a Morales hasta el 17 de abril y su séquito de admiradores, orquestado por el exvicepresidente Álvaro García Linera y operado por un Mario Cronembold en su versión más descarnada, alimentó la posibilidad de una candidatura alternativa “y a la mala”, pero lo cierto es que esas aspiraciones se han matizado mucho y los mensajes, desde la mediación de algunos agentes externos, son más conciliadores.
Se supone que Morales encabezará una lista, la que sea, que será revisada por el Tribunal Supremo Electoral y, si mantiene el criterio ya expresado por algunos de sus vocales, lo inhabilitará. Sus abogados entonces acudirán al Tribunal Constitucional y este, si también mantiene el criterio, respaldará la decisión del TSE. Entonces Morales debería nombrar a su sucesor, que obviamente no deberá estar metido en ninguna lista, pues como ya se comprobó en 2015 en Tarija, tras la inhabilitación de Carlos Cabrera, no se puede pasar de ser candidato a senador a ser candidato a presidente. Es decir, si Andrónico está inscrito en alguna lista como parlamentario no podrá reemplazarlo.
Hay otras opciones, como que en realidad Morales sustituya a otro candidato al límite o que el Tribunal Constitucional modifique su criterio, una posibilidad ya sugerida en su momento por el millonario Marcelo Claure al justificar su inclusión en sus primeras encuestas (“en Bolivia puede pasar cualquier cosa”) y que esta semana ha cobrado mucha fuerza ante los rumores de que los cinco auto prorrogados del TCP, que son mayoría, estarían exigiendo una Ley que blinde su mandato hasta 2030 para efectivamente dejar fuera a Morales.
Cabe recordar que más allá de que estos vocales hayan sido mayoritariamente funcionales al Gobierno, ya hubo un tiempo en el que lo dejaron de ser: entre agosto y octubre de 2024, el periodo justo en el que el fin de su mandato tenía fecha mediante la elección judicial y en el que emitieron criterios diferentes respecto al Gobierno, como en el caso del referéndum propuesto, y lo volvieron a hacer en el momento en el que se suspendió parcialmente la elección en cinco departamentos.
El pasado fin de semana, además, el MAS, en poder de Luis Arce, pospuso la decisión sobre su binomio hasta el 11 de mayo, lo que ha sido interpretado como un nuevo plazo para cuajar una negociación en su fase final para la reunificación de corrientes.
El bloque “opositor”
Mientras el MAS se reunifica, el bloque opositor sigue desperdigado en varios frentes aparentemente irreconciliables, y de verdad. Samuel Doria Medina logró posicionarse y “ganar” la interna pero la voladura de la unidad propiciada por Tuto Quiroga, confirmando lo que la mayoría de votantes auguraba – que aquello no llegaría a buen puerto – ha dejado a ambos en posiciones estancadas.
De aquel impase surgió con fuerza el nombre de Jaime Dunn, aparentemente el “outsider necesario”, economista y frontal emulando algunas formas de Javier Milei, pero su crecimiento también se ha estancado: el abuso de “Harvard” como modelo, el padrinazgo interrumpido de Marcelo Claure, que ha guardado diez días de sepulcral silencio, la concreción de su vida laboral con largos periodos al servicio de Evo Morales, con carnet incluido, y su choque con ADN y MNR, para acabar abrazando el PDC que además tiene a otro de sus amigos – Rodrigo Paz – aparentemente como candidato, le ha arrojado demasiadas sombras incluso en redes, que es su nicho y del que de momento no logra salir.
El problema del MNR sigue: Chi Hyun Chung no crece y el partido rosado tiene dudas de jugarse 80 años de historia con un personaje que no encarna ni uno de los valores que lo convirtieron en grande, pero los días se agotan y las campañas no arrancan.
El más favorecido por el clima de incertidumbre parece ser Manfred Reyes Villa, que al menos no ha modificado ni su discurso ni su relato: va solo porque no necesita a nadie, representa la mano dura y a la vez, no amenaza las grandes o pequeñas conquistas sectoriales en el país, porque es político de los de antes.
Los plazos corren, la economía se ha estabilizado relativamente con precios altos y dólares inaccesibles, pero con combustibles subvencionados. Por primera vez en mucho tiempo las campañas electorales formales pueden resultar decisivas.