Crónica política de la semana
Socios, traidores y revocatorios en la semana política del año
El entorno de Luis Arce se da por ganador de la pulseada a dos bandas: contra Evo Morales y contra el Comité Cívico cruceño, pero un referéndum revocatorio puede volver a concertar intereses
Se cierra la que con probabilidad será la semana más política del año, pero cuyas sensaciones deberán ser validadas en el tiempo, que siempre es socio o traidor, más en Bolivia donde nada se puede dar nunca por sentado ni cerrado.
Y es que, aparentemente, el gran ganador de la semana es el presidente Luis Arce, que la inició el pasado domingo con un multitudinario baño de masas en forma de desfile cívico repleto de movimientos sociales, la continuó teniendo cierto protagonismo en la esfera internacional, donde sus métricas flojean, y la acabó retornando como si nada a su agenda habitual de fotos y discursos bien en marchas mineras, como la de Tarija, o en los confines de El Alto.
Arce se ve ganador en tanto Evo Morales se empieza a ver como el gran perdedor de esa contienda por el control del partido, no porque a ninguno le interese especialmente convertir el Movimiento Al Socialismo (MAS) en un espacio de reflexión y vanguardia política, sino porque es la plataforma necesaria sobre la que cimentar la candidatura de 2025 que Morales quiere y que Arce, al parecer, ahora también quiere.
El expresidente ha dejado ya de reclamar “pegas” en el gabinete, pues la resistencia estoica de Arce, sin estridencias, ha dejado en claro que ya no tiene capacidad de influir en los nombramientos, y eso supone un duro hándicap en la batalla: el MAS no es un partido sino una puerta de acceso al Estado, y el Estado de hoy es Arce, no Evo.
Morales se la había jugado al desgaste total durante el conflicto por el Censo que tenía el trasfondo cruceño. La orden de aprehensión de Luis Fernando Camacho estaba sobre la mesa desde finales de octubre, pero con Santa Cruz movilizada exigiendo el adelanto de la fecha de la consulta padronal, en el Gobierno coincidieron que no era buen momento para arrojar más gasolina al fuego. Morales hiló aquello del pacto de “impunidad por gobernabilidad” y sacudió sin clemencia al gabinete en pleno mientras perdía además el control de la Cámara de Diputados.
Dos meses después de aquello, la estrategia del Gobierno de dilatar la resolución del pulso por el censo, aun cediendo, para acabar agotando al personal y aprovechar el fin de año y la proximidad del Carnaval para actuar contra el gobernador cruceño, parece haber sido la correcta (para sus fines).
Revocatorio
Morales ha salido de la escena no sin hacer ruido. La supuesta no invitación al palco de autoridades para el festejo del Día del Estado Plurinacional - probablemente gestada en revancha por la no invitación a Arce al día de la Revolución que festeja el MAS en diciembre – le ha dado una última palabra mientras se colocaba en el foco del conflicto peruano, pues el gobierno accidental del Perú usa la misma estrategia de culpar a los demonios de fuera de interferir en los asuntos internos que usan casi todos en circunstancias similares, sean “los gringos” o sean los “cubanos castrochavistas”.
No hay rendición, obvio. Los cuadros más cercanos a Morales siguen abriendo batallas o retomando antiguas, como la del diputado Héctor Arce sobre la ABC, pero lo que se discute de verdad es qué hacer con las conclusiones del cabildo cruceño, que le han abierto una posibilidad de venganza: el revocatorio.
Y es que después de tanto ruido, el cabildo del miércoles no acabó de enganchar con la gente ni en la metodología ni en sus conclusiones. La participación nacional fue escasa, salvo tal vez en Tarija, y la de Santa Cruz también fue menos rotunda que otras veces.
El problema final es que a los cívicos todas las propuestas les sonaban bien en el fragor de la batalla, pero cuando la cosa se enfría se evidencia la inviabilidad: no habrá policía departamental porque lo exija un cabildo ni se permitirá que las Asambleas departamentales preseleccionen a sus candidatos; mientras que la iniciativa para reformar la Justicia vía referéndum no moviliza, así que si de algo se están agarrando los más creyentes es en la amenaza de revocatorio, que en todo caso será una consecuencia de una Amnistía exigida que rechace el presidente.
Abrir un proceso revocatorio es complejo, pero no imposible, sobre todo si la parte rebelde del partido gobernante lo facilita. Y lo mismo ganarlo.
Ante esa incertidumbre y la presión inminente sobre el Tribunal Supremo Electoral cabe recordar que está pendiente de que se exija el cumplimiento de la Ley de Partidos, con la que ya se intimó a las fuerzas políticas a organizar sus Congresos y renovar sus Directivas, algo que el MAS, el MAS de Evo, no ha hecho.
En Tarija vuelve el pulso a la Asamblea
En Tarija el pulso político vuelve a recrearse en la Asamblea Legislativa Departamental, el órgano emblema de la autonomía que, sin embargo, más tiempo pasa dedicado a sus propios problemas.
La última actuación pública de sus miembros en 2022 fue la de subirse el sueldo y la de todo el escalafón de la Gobernación y aplazar el retorno de las sesiones hasta el 2 de febrero, dándose así casi seis semanas de asueto. Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha instado a que en el plazo de diez días se vuelva a votar por la Presidencia de la Asamblea al dar lugar al recurso de Juanita Miranda. Veremos si este impase no se convierte en otro bloqueo institucional de tres meses como en 2022, meses que, además. fueron cobrados. En eso no hay dudas.