El equilibrio en Tarija
Hora de reinar
María Lourdes Vaca, Mauricio Lea Plaza y su Camino al Cambio han logrado reconocimiento después de una década de sostener un partido expulsado del poder desde la oposición



María Lourdes Vaca era tal vez la única candidata capaz de disputarle el poder a Johnny Torres en la contienda por la Alcaldía de Cercado. Varias encuestas le reconocieron un potencial incuestionable en la capital, además en sectores poblacionales a los que llegó Torres por falta de alternativa, pero nunca se lo tomaron demasiado en serio siquiera en Camino al Cambio, por aquello de que los candidatos siguen siendo hombres sin discusión.
Sí hubo un momento en el que el partido histórico de Mario Cossío, el que fue motor de la autonomía en 2010 precisamente con Vaca en los cuadros más complejos de aquella estrategia que le costaron un proceso – el del referéndum que siempre le persigue -, se replanteó su misión departamental y calculó su conversión en un partido municipalista.
Hasta Mauricio Lea Plaza matizó su relato recordando sus orígenes municipalistas en La Paz y delineo opciones de volver a aquello pero en Tarija, pero finalmente nada fructificó. El país saltó por los aires, Evo Morales huyó a México y Mario Cossío tuvo su retorno, menos triunfal de lo soñado, pero retorno al fin.
El retorno culminaba una década de resistencia estoica de un partido construido para gobernar y que perdió el poder, y que básicamente ha descansado sobre los hombros de dos políticos de alto voltaje y ya citados: Mauricio Lea Plaza y María Lourdes Vaca, con una capacidad de vocería muy por encima de su peso político real en la Asamblea y en las calles, lo cual es de mérito.
A Camino al Cambio y a Mario Cossío se le podían decir muchas cosas, de hecho, muchos de sus hoy aliados lo han culpado de la cruz del interinato de Lino Condori por no haber renunciado a tiempo, pero difícilmente se le puede decir que no han trabajado activamente por derrotar al MAS.
Los analistas están divididos, aunque los hechos superan las interpretaciones. No a todos los estrategas les parecía buena idea unir fuerzas con Luis Fernando Camacho en las nacionales, porque el relato chirriaba. Mientras Cossío venía a hablar de la restauración post dictadura, Camacho planteaba una regeneración total, y sí, las fotos no cuadraban.
Unos dicen que fue una decisión personal de Cossío y que no estuvo bien calculada. Que Áñez iba a ser candidata estaba claro en diciembre y aquel espacio parecía mucho más natural para Camino al Cambio que ir de segundos con Mesa – que al final hubieran ido solos – o la alianza contra natura con Camacho.
El tiempo le dio la razón a los escépticos y se la quitó a Cossío, que no pudo más que ceder la batuta de la negociación subnacional a Mauricio Lea Plaza, que para algo se había batido a fondo una década, incluyendo la rápida ruptura con Adrián Oliva, que a la postre significó la única vía de supervivencia de la estructura propia que hubiera quedado absorbida y desbaratada por el poder.
Del pragmatismo al poder
Ni Mario Cossío ni María Lourdes Vaca, y apenas Mauricio Lea Plaza, han ejercido un rol protagónico en campaña. Al menos en la campaña pública. En Unidos reconocen el trabajo interno realizado por Lea Plaza, forjando alianzas en lugares recónditos, tanto como el paso atrás de Mario Cossío, cuya presencia se entendía casi como contaminante por lo que aportaba de radicalidad a la posición.
En Camino al Cambio primó el pragmatismo frente al fanatismo y no dudaron en conformar la alianza grande, la de los políticos, armada casi por sorpresa para asaltar el poder de nuevo y tomarse su revancha. El plan salió perfecto.
La Reina
Ganada la elección, todos pueden esperar sorpresas, pero aprendiendo de los errores, esta vez todo estaba más charlado. La presencia de Camino al Cambio en el ejecutivo iba a ser real. Montes, experto en estas lides, tampoco pretendía emular a Adrián Oliva y ha apostado claramente por repartir el poder.
Lo que no estaba tan claro es que fuera a ser precisamente una pieza tan notoria como María Lourdes Vaca quien accediera a la primera línea del gabinete en la secretaría de Desarrollo Humano, una super secretaría con tantos problemas como posibilidades. Varias leyendas sobre la mala relación de Montes y Vaca copan los mentideros políticos, sin embargo, la victoria todos han apostado por el borrón y cuenta nueva en este sentido.
En plena pandemia, solo asumir la secretaría ya manda un mensaje de coraje político. Basta recordar que el anterior secretario, Edgar Guzmán, apenas participaba de las reuniones del COED y nunca dio una explicación política, mucho menos técnica, de lo que estaba pasando en los diferentes hospitales, ni de las tensiones del Sedes con el Gobierno Nacional ni de nada parecido.
María Lourdes Vaca, la Reina, ha empezado una nueva aventura en el poder ejecutivo. Entró en los tiempos de la Prefectura como directora de autonomías donde llevó adelante el referéndum; después fue elegida asambleísta en la primera Legislatura Autónoma de 2010 a 2015, donde pasó de ser el poder detrás del trono a ser látigo de oposición; posición que perfeccionó en la siguiente legislatura, 2015 – 2021, donde también creyó ganar y al año ya era la más afilada opositora a Adrián Oliva. Ahora da el paso como ejecutiva de la cartera más compleja – no hay plata en el Tesoro, pero donde se nota es en los servicios de Desarrollo Humano – en plena pandemia.
¿El próximo paso? Nadie lo sabe. O sí.