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Los ahorros de los trabajadores, a debate

Durán: “La prioridad de la Gestora Pública es invertir en Bolivia”

De los casi 200.000 millones de bolivianos del ahorro de los trabajadores, el 52% está invertido en el sistema financiero nacional y el 12% en emisiones de empresas en el mercado de valores. Hay 2,7 millones de aportantes

Nacional
  • Jesús Cantín
  • 11/05/2025 00:00
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A casi dos años del inicio de operaciones plenas, la Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo se consolida como el administrador único de los fondos de pensiones en Bolivia. El pasado martes el gerente general de la entidad, Jaime Durán, quien fuera uno de los hombres fuertes del Ministerio de Economía de Luis Arce en las pasadas gestiones, llegó a Tarija para confrontar algunas críticas vertidas desde la oposición sobre su gestión. En entrevista exclusiva con El País desglosó algunos de los avances y explicó algunas de las contradicciones asegurando que la Gestora sí tiene independencia de gestión respecto al Tesoro General de la Nación; que por lo general son conservadores en sus estimaciones de inversión; que esperan solventar los riesgos de la inflación ligando las revalorizaciones de las pensiones a las UFV y, además, ampliando las inversiones en el extranjero.

Enseguida hablaremos de la cartera de inversión, que siempre genera muchas preguntas, pero antes, ¿podría comentarnos cómo ha evolucionado la base de cotizantes respecto a lo que había con las AFP?

— Bueno, hay algunos fenómenos interesantes en relación con los aportantes. Si revisamos las cifras, recibimos una base de aproximadamente 2,66 millones de asegurados, y actualmente estamos en 2,7 millones.

Un aspecto importante, especialmente en estos casi dos años administrando el sistema en su totalidad, es que hemos sumado unos 22.000 nuevos aportantes independientes. Esto para nosotros es muy relevante, porque demuestra que la Gestora va generando confianza.

Yo diría que no solo es confianza en la institución, sino en la idea misma de la jubilación, que puede parecer lejana o ajena a muchos. Pero siempre insisto en que todos, tarde o temprano, llegaremos a ser adultos mayores —es ley de vida— y en esa etapa es importante contar con un ingreso, ya que trabajar se vuelve más difícil.

Por eso animo a toda la gente, ya sea que trabaje en relación de dependencia o por cuenta propia, a que cotice y aporte a la Gestora.

— ¿Qué porcentaje de esos 2,7 millones corresponde a consultores o trabajadores independientes?

—Estamos hablando de alrededor del 10%, es decir, aproximadamente 270.000 trabajadores independientes. Nuestra intención es seguir ampliando esta base, porque en Bolivia, la mayoría de las personas trabaja por cuenta propia.

Una característica clave es que los aportes de los trabajadores independientes son voluntarios. No es obligatorio, pero es recomendable establecer un hábito de ahorro a lo largo del tiempo. Los 2,7 millones de aportantes representan alrededor del 40% del total de trabajadores bolivianos.

 

—¿Y cuántos jubilados hay actualmente?

—En este momento tenemos alrededor de 250.000 jubilados. No hay que olvidar que el sistema actual nació con la Ley 065 en 2010, así que lleva unos 14 años en vigencia. Si hablamos del sistema de capitalización individual, que es el antecedente inmediato, estamos hablando de 1996, es decir, 28 años.

Para un sistema de pensiones, eso todavía es relativamente joven, porque aquí se manejan horizontes de más de 30 años. Desde mi punto de vista, el sistema ha tenido resultados positivos.

El sistema boliviano es uno de los más sólidos en términos de sostenibilidad: tenemos prácticamente 10 trabajadores por cada jubilado, lo cual lo hace plenamente sostenible y además permite generar ahorro interno.

—¿Eso tiene que ver con lo que se llama “bono demográfico”?

—Exactamente. Bolivia aún goza del llamado bono demográfico. ¿Qué significa esto? Que la proporción de población joven es mucho mayor que la de adultos mayores. Esa juventud trabaja y aporta, lo que permite sostener a quienes ya están jubilados.

En cambio, en muchos países desarrollados ocurre lo contrario: hay más adultos mayores que jóvenes, y eso está generando crisis en sus sistemas de pensiones. Por eso varios países están promoviendo la migración de jóvenes.

En Latinoamérica, y en Bolivia en particular, esta ventaja demográfica todavía existe y deberíamos aprovecharla.

—La principal crítica que se escucha tiene que ver con los montos de las jubilaciones. ¿Cómo se puede mejorar eso a largo plazo, sobre todo considerando la inflación?

— En términos generales, los trabajadores aportan el 10% de su salario al Fondo de Aporte Previsional. La idea es que al jubilarse, puedan recibir una renta equivalente al 70% de su salario. Entonces, la diferencia entre ese 10% que se aporta y el 70% que se espera recibir debe ser cubierta por el sistema.

¿Cómo se logra eso? A través de dos factores: la densidad de aportes —es decir, aportar durante al menos 30 años— y las inversiones.

El problema es que muchas personas comienzan a aportar tarde, por ejemplo, a los 40 años, y cuando llegan a los 58 solo han aportado 18 años, o lo hacen de forma intermitente. Eso reduce la tasa de reemplazo, que se sitúa entre el 40 y el 50%.

En Bolivia hemos implementado un mecanismo innovador: el Fondo Solidario. Gracias a esto, no solo te jubilas con lo que has ahorrado; también hay un complemento estatal, dependiendo del sector en el que trabajes y del monto de tu salario. Esto eleva las pensiones más bajas.

Por ejemplo, los maestros, que tienen continuidad laboral, se jubilan con tasas de entre el 60 y el 70%.

Y en cuanto a la inflación, todos los beneficiarios del Fondo Solidario y de la Compensación de Cotizaciones reciben ajustes anuales conforme a la variación de la Unidad de Fomento a la Vivienda (UFV), que está correlacionada con la inflación. Este año, por ejemplo, las pensiones aumentaron en 4,19%. Si la inflación sube, el ajuste también lo hace automáticamente.

—Ahora sí, entremos a la cartera de inversión. ¿Cómo se distribuyen esos casi 200.000 millones de bolivianos que maneja la Gestora

—Actualmente, el monto alcanza los 194.634 millones de bolivianos. Para que el público lo entienda mejor: estos recursos provienen de los aportes mensuales de los trabajadores, y se concentran en un fondo común. La función de la Gestora es invertir ese dinero.

¿Y qué significa invertir? Comprar títulos en el mercado de valores con el objetivo de obtener una rentabilidad.

Para dar una idea general: un 52% de la cartera está en instrumentos del sistema financiero, como depósitos a plazo fijo; un 33% está en bonos del Tesoro General de la Nación (TGN), que se compran en el mercado de valores; un 13% está en emisiones de empresas privadas, y un 3% en inversiones en el extranjero.

Cuando las AFP se retiraron, el 14 de mayo de 2023, dejaron una cartera de 164.969 millones de bolivianos. En estos dos años, la cartera ha crecido un 18%, lo que refleja la fortaleza del sistema boliviano.

—Respecto al 12 o 13% en emisiones privadas, ¿qué tipo de inversiones son esas? ¿Cómo se eligen y qué rentabilidad generan?

— Ese porcentaje está compuesto por inversiones en títulos emitidos por empresas privadas, debidamente registradas en el mercado de valores. No hablamos de préstamos directos, sino de compra de valores como bonos corporativos. Estos instrumentos son evaluados previamente por una calificadora de riesgo y autorizados por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI).

Nosotros, como Gestora, compramos esos valores si cumplen ciertos criterios de seguridad, rentabilidad y liquidez. Hay empresas de distintos rubros: eléctricas, cementeras, financieras, de telecomunicaciones, entre otras. Lo importante es que estas inversiones están diversificadas y supervisadas, lo que contribuye a proteger los fondos de los asegurados.

La rentabilidad promedio de este tipo de inversiones suele estar por encima del 5%, en algunos casos llegando incluso al 7 u 8%, dependiendo del plazo y del riesgo. En general, tratamos de mantener un equilibrio: invertir en instrumentos seguros y rentables sin exponer el fondo a altos riesgos.

—¿Y qué hay de las inversiones en el exterior? Es un monto pequeño, pero ¿cuál es su lógica?

—Correcto, es un monto reducido: alrededor del 3% de la cartera total. Se invierte en fondos internacionales muy seguros y líquidos, como bonos soberanos de países desarrollados o fondos administrados por organismos multilaterales. La lógica es diversificar, aprovechar condiciones favorables en mercados internacionales y tener una reserva que pueda movilizarse en caso de ser necesario.

Estas inversiones están sujetas a regulaciones estrictas. No se puede invertir fuera del país sin la autorización correspondiente y deben cumplir requisitos de seguridad muy altos. Además, su rentabilidad es moderada, pero estable, y ayudan a complementar el rendimiento general del fondo.

—Volviendo al panorama general, ¿cuál es la expectativa para los próximos años? ¿Se busca reformar el sistema, introducir cambios o simplemente fortalecer lo que ya existe?

—La prioridad en este momento es consolidar el sistema. Aún estamos en una etapa de transición, recordemos que recién en 2023 asumimos completamente la administración de los fondos que antes manejaban las AFP. Nuestra tarea es asegurar que la gente sienta confianza, que vea resultados, que entienda que sus aportes están seguros y bien gestionados.

Por supuesto, hay espacio para mejoras: aumentar la cobertura, especialmente entre los trabajadores por cuenta propia; facilitar los trámites; digitalizar procesos; fortalecer la educación previsional y, en el mediano plazo, analizar ajustes que permitan mejorar las pensiones sin comprometer la sostenibilidad.

Pero sobre todo, lo que queremos es que las personas sientan que el sistema les pertenece, que están construyendo su futuro con cada aporte, y que la Gestora es una institución pública que responde a sus intereses.

—¿Qué le dice a quienes aún no están convencidos de aportar?

—Que el tiempo pasa rápido, y cuando uno llega a la etapa de adulto mayor, lo que más necesita es tranquilidad. Aportar al sistema de pensiones es una forma de cuidar a tu “yo” del futuro. Aunque seas joven y te parezca lejano, ese momento va a llegar.

Y como mencioné antes, todos, sin excepción, vamos a envejecer. La diferencia estará en cómo llegamos a ese momento. Si llegamos con un respaldo económico, producto de nuestros propios esfuerzos, la calidad de vida será mucho mejor. Así que el mejor consejo es: cotiza, aunque sea poco, pero hazlo con constancia.

—En el trabajo con el sector privado, ¿cuál es el instrumento más utilizado por la Gestora?

—El instrumento estrella, por así decirlo, es el depósito a plazo fijo. Esto significa que colocamos el dinero en una entidad financiera con el compromiso de no retirarlo durante un determinado período, por ejemplo, un año. A cambio, obtenemos un rendimiento que actualmente ronda el 5% anual.

—¿Y qué ocurre con las inversiones a través de la Bolsa de Valores?

—Ahí el mecanismo es distinto. Empresas privadas como Toyota, Gol, o exportadoras de soya, por citar algunos ejemplos, realizan emisiones de bonos. Es decir, colocan títulos en el mercado que los inversionistas podemos adquirir. En este tipo de operaciones, el rendimiento promedio es de aproximadamente 6%, aunque varía según la empresa y el plazo.

—¿Cuáles son los criterios que aplican para seleccionar en qué empresa invertir?

—Nuestros criterios se centran principalmente en dos aspectos: rentabilidad y riesgo. Como administradores de un fondo previsional, tenemos un perfil muy conservador, por lo que evitamos inversiones riesgosas. Solo invertimos en empresas que tengan una trayectoria sólida, estados financieros auditados y una calificación de riesgo favorable. No apostamos por compañías sin historial o con estructuras financieras poco claras.

—¿Y qué nivel de regulación tienen esas emisiones?

—El mercado de valores boliviano está fuertemente regulado. Toda emisión debe pasar por un proceso riguroso de aprobación ante la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), lo que nos da un marco de seguridad adicional. Por eso, en nuestra cartera se encuentran mayormente empresas con trayectoria reconocida.

—Hasta hace poco, muchas emisiones en la Bolsa se hacían en dólares pero actualmente son en bolivianos y eso afectará en el futuro a los ahorristas

—Es verdad que eso ha cambiado. Actualmente, la mayoría de las emisiones en Bolivia se hacen en bolivianos, lo cual es positivo porque reduce el riesgo cambiario. Hoy, prácticamente ya no se realizan emisiones en dólares a nivel local.

—Pero ustedes mencionaban antes que hay una parte de los fondos invertida en el exterior. ¿Cómo funciona eso?

— Desde hace dos años aproximadamente, hemos comenzado a invertir en los mercados internacionales. Adquirimos títulos emitidos por el Tesoro de Estados Unidos, por la CAF y por otros emisores soberanos. Esto nos permite diversificar la cartera y aprovechar instrumentos seguros en moneda extranjera. Pero hay que aclarar que esta parte representa solo alrededor del 3% del total del portafolio.

—Y si es una estrategia positivas, ¿por qué es tan poco el porcentaje?

—Porque cuando recibimos la cartera de las AFP, el 98% estaba en bolivianos. Las AFP no habían diversificado en monedas extranjeras. Cambiar eso es un proceso que lleva tiempo, porque además debemos atender obligaciones en moneda nacional. Pero nuestra intención es que esa participación en dólares vaya creciendo gradualmente.

—¿Qué porcentaje de los recursos está actualmente en el sistema financiero nacional?

—Aproximadamente un 52% del portafolio se encuentra en el sistema financiero, sobre todo en depósitos a plazo fijo. También hay participación en bonos bancarios emitidos a través de la Bolsa.

—¿Y cómo eligen en qué banco invertir?

—Comparamos la tasa de interés ofrecida y el nivel de riesgo. En Bolivia hay bancos con más de cien años de trayectoria y otros más jóvenes. Priorizamos instituciones con alta calificación crediticia. Por ejemplo, invertimos principalmente en instrumentos con calificación tipo A, que garantizan mayor seguridad.

—También participan en fondos cerrados de inversión, administrados por SAFIs. Muchos de esos fondos colocan dinero fuera del país. ¿Hay regulación al respecto?

—Sí, todo está regulado por la ASFI. Nosotros, como inversionistas, participamos en las asambleas de esos fondos y hacemos seguimiento. No se puede invertir alegremente en cualquier activo; todo pasa por análisis técnicos y tiene límites definidos. Es importante entender que un sistema previsional no puede arriesgarse demasiado. A veces se nos sugiere invertir en índices como el S&P 500, que han tenido grandes rendimientos en ciertos períodos, pero también han sufrido fuertes caídas. Y no podemos correr ese tipo de riesgos con las pensiones de la población.

—Entonces, ¿se prioriza la seguridad sobre el rendimiento?

—Exactamente. Puede que el rendimiento no sea tan espectacular como en otros países, pero lo más importante es proteger los recursos de los asegurados. En sistemas más agresivos, como en Estados Unidos, ha habido gente que ha perdido su pensión. Nuestro enfoque es conservador y sostenible.

—El gobierno ha anunciado un plan de industrialización por 125 mil millones de bolivianos. ¿La Gestora está obligada a apoyar ese programa con inversiones?

—No, no existe ninguna obligación. Si una empresa estatal quiere acceder al financiamiento del fondo de pensiones, debe cumplir los mismos requisitos que una empresa privada: emitir bonos debidamente registrados, pasar el proceso regulatorio y ofrecer un rendimiento adecuado. Lo mismo aplica al Tesoro General de la Nación: lo que nos interesa es que, si compramos esos bonos, haya un retorno garantizado.

—¿Y cómo se decide entre invertir en bonos del Estado boliviano o, por ejemplo, del Tesoro de Estados Unidos?

—Nuestra prioridad es invertir en Bolivia, porque se trata del ahorro generado por los trabajadores bolivianos y, por lo tanto, debe beneficiar al desarrollo del país. Pero también buscamos diversificación, así que no cerramos la puerta a inversiones en el exterior si ofrecen seguridad y estabilidad. La clave es lograr un equilibrio entre desarrollo interno y resguardo patrimonial.

—¿Qué otros sectores, además del financiero, reciben inversiones del fondo?

—También invertimos en fondos cerrados de inversión, muchos de ellos administrados por SAFIs (Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión). Estos fondos canalizan recursos hacia distintos proyectos, incluyendo infraestructura o energía, y en algunos casos, parte de ese dinero se invierte en el extranjero.

—¿Eso está permitido?

—Sí, está estrictamente regulado. Estos fondos también están bajo la supervisión de la ASFI. Aunque somos inversionistas dentro de esos fondos, participamos en las asambleas y realizamos un seguimiento continuo del destino de los recursos. Nuestro sistema financiero es prudente: no se permite invertir en activos de alto riesgo sin control.

—¿Podría darnos un ejemplo de riesgos que se evitan?

—Claro. En el pasado, algunos analistas sugerían que invirtiéramos en índices como el S\&P 500, que durante 10 años tuvo rendimientos de hasta el 15% anual. Parecía una gran oportunidad. Pero después de ciertos eventos políticos —como la llegada de Donald Trump al poder—, esos índices cayeron bruscamente. ¿Qué demuestra eso? Que son mercados muy volátiles. En pensiones, ese tipo de riesgos no es aceptable, porque hablamos del dinero con el que la gente va a vivir cuando se jubile.

—Entonces el modelo boliviano prioriza la estabilidad...

—Exactamente. No tendremos las ganancias espectaculares de otros sistemas, pero tampoco vamos a poner en juego la pensión de nadie. El objetivo es preservar y hacer crecer el ahorro con prudencia.

—Volviendo al tema de la inversión en Bolivia, el gobierno impulsa un gran plan de industrialización. ¿La Gestora participa activamente en él? ¿Está obligada a ello?

—Como dije antes, no hay ninguna obligación legal de participar. La Gestora no está forzada a invertir en empresas estatales. Si una estatal desea acceder a financiamiento, debe cumplir los mismos pasos que una empresa privada: emitir bonos, registrarse y ofrecer garantías.

—¿Y qué ocurre si es el Estado quien emite bonos para financiar el plan de industrialización?

—En ese caso, nos interesa que los bonos cumplan con todos los requisitos técnicos y legales, y sobre todo, que ofrezcan un rendimiento seguro y adecuado. Lo que hagan luego con los recursos es decisión del Estado, pero nuestro enfoque está en la viabilidad y el retorno de la inversión.

—Supongamos que hay dos opciones similares: una empresa boliviana con buen rendimiento y bajo riesgo, y el Tesoro de EE.UU. ofreciendo condiciones equivalentes. ¿Cómo deciden?

—Ahí entra en juego nuestra política de priorizar lo nacional. Siempre que haya condiciones similares, preferimos invertir en Bolivia, porque es donde se ha generado ese ahorro. Pero eso no significa que nos cerremos a otras oportunidades. Es importante diversificar, especialmente cuando se trata de recursos de largo plazo como los fondos de pensiones.

—Entre una oferta de bonos del Tesoro General de la Nación y una de bancos bolivianos, ¿cómo se toma la decisión de inversión?

—Depende del contexto. Por ejemplo, si el bono del Tesoro ofrece un rendimiento del 5% y un emisor privado ofrece 4,5%, optamos por el bono del Tesoro. Pero si sucede lo contrario —que el privado ofrece mejor rendimiento—, también lo consideramos. Buscamos una combinación equitativa, sin distorsionar el sistema financiero. Por eso, tratamos de mantener un equilibrio entre las inversiones públicas y privadas.

Es falso que se esté retirando dinero del sector privado para invertirlo en el sector público. Seguimos trabajando con normalidad con los bancos y todos pueden corroborarlo. De hecho, hemos rechazado emisiones del Tesoro General cuando había mejores opciones en el sector privado. La ley nos da independencia, y el Ministerio de Economía respeta plenamente nuestra autonomía.

—¿Podría dar un ejemplo?

—Claro. En varias oportunidades el Tesoro lanzó emisiones y nosotros decidimos no participar porque había alternativas más ventajosas en el sector privado. Esa independencia nos ha permitido obtener buenos resultados. Destaco el respeto del presidente Arce a esa autonomía, porque así lo establece la ley.

—No hemos encontrado el detalle de ese 3% que se invierte en el extranjero, ¿en qué se coloca exactamente?

—Una parte está en bonos soberanos bolivianos emitidos en el extranjero, por ejemplo en la Bolsa de Nueva York, hace 8 o 9 años. También hemos invertido unos 50 millones de dólares en bonos del Tesoro de EE.UU., y alrededor de 77 millones en instrumentos emitidos por organismos multilaterales como la CAF o el Banco Mundial.

—¿Existe algún límite legal para invertir en el extranjero?

—No hay un límite explícito, pero aplicamos un criterio de buena práctica: priorizar siempre las inversiones nacionales. Aun cuando invertimos en depósitos a plazo fijo, sabemos que esos recursos fortalecen la industria boliviana. Además, seguimos principios básicos de diversificación para evitar concentrar el riesgo.

—Uno de los logros recientes ha sido mejorar la rentabilidad. ¿Qué ha cambiado respecto a las AFP?

—Mucho. En abril, la rentabilidad alcanzó el 4,3%, frente al 2,7% que dejaron las AFP. ¿La diferencia? Ellos tenían una gestión pasiva, compraban lo disponible. Nosotros somos más activos: buscamos las mejores oportunidades y aplicamos ingeniería financiera. Por ejemplo, hicimos una operación de reporto en el extranjero que generó 15 millones de dólares en rendimiento.

—¿Qué medidas están tomando frente al riesgo de inflación o una posible devaluación?

—Hemos empezado a diversificar más hacia inversiones en dólares y también en unidades de fomento a la vivienda (UFVs). Aun así, nuestro análisis muestra que la economía boliviana tiende a estabilizarse. Además, dos de los tres componentes de la pensión están indexados a la inflación, lo que brinda seguridad al jubilado.

—¿Cómo está distribuida la cartera de inversiones?

—Un 95% está en renta fija y un 5% en renta variable. Esto garantiza estabilidad, aunque seguimos explorando nuevas alternativas.

—¿Por qué es recomendable ahorrar en la Gestora en lugar de invertir por cuenta propia?

—Porque el sistema garantiza un ahorro disciplinado y seguro. La gente suele sobreestimar su capacidad de ahorrar por cuenta propia, y además asume riesgos innecesarios. Con nosotros, además del ahorro, se accede a beneficios como un seguro de salud, algo que ninguna inversión privada te garantiza sin costo adicional.

—¿Y qué hay del aporte patronal? ¿Es bajo en comparación regional?

—Está en 3,5%, y me parece razonable. Subió un 0,5% en octubre del año pasado, y no generó ningún problema en las empresas. Lo ideal es mantener estos porcentajes equilibrados para fomentar la formalización sin cargar excesivamente a los empleadores.

—¿Existe la posibilidad de que la Gestora invierta directamente en empresas bolivianas?

—Sí, siempre y cuando cumplan con la ley: deben emitir instrumentos públicos en el mercado de valores boliviano. La Gestora no puede formar parte del accionariado de empresas, ni siquiera de sí misma, ya que es una empresa pública que no requiere financiamiento adicional en este momento.

—Muchas gracias, licenciado. Le deseamos mucho éxito porque será el éxito para todos los trabajadores

—Gracias a ustedes. Ha sido un gusto.

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