¿Y si ellos también se juntan?
Conforme avanza el calendario y las opciones individuales se enfangan, vuelve a recobrar fuerza la opción de la unificación



Samuel Doria Medina no puede permitirse volver a perder; Tuto Quiroga casi ni se acuerda de cómo era eso de ser presidente a principios de siglo; Manfred Reyes Villa ha cumplido 70 y la alcaldía seguro es un espacio más cómodo, Rodrigo Paz Pereira tendría que hacer la campaña en silla de ruedas; Chi Hyun Chung ya no es el nuevo y Jaime Dunn no sabe cómo salir de las redes ahora que quien se suponía tenía que ser su padrino, Marcelo Claure, hace extraños tuits mezclando la gestión de Bolívar y la de Bolivia, pues si de enmendar éxitos se trata son 3 títulos de 9 en División Profesional desde 2018.
A principios de abril voló por los aires el único germen de unidad que se había presentado a finales de 2024 en el Hotel Europa. Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga no se pusieron de acuerdo, tal como se preveía, Carlos Mesa renunció a la vocería, tal como se preveía, y Luis Fernando Camacho apostó por el empresario desde la cárcel. Como todo el mundo daba por descontado ese momento, tampoco se hizo mayor revuelo: lamentos varios, momentáneos ánimos a candidatos alternativos y, finalmente, táctica del voto útil.
En el lado de la oposición sí hay varias siglas en juego. Por ejemplo la de Demócratas, que sostiene a Tuto y que se perdería si renuncia; o la de Unidad Nacional de Samuel Doria Medina, que al igual que sus exsocios cruceños apostaron por Áñez en 2020 y no llegaron a competir. En esas también está el MNR y no el PDC ni UCS, que en 2020 respaldaron a Tuto Quiroga salvando la categoría.
Las diferencias programáticas son mínimas, básicamente porque ninguno ha profundizado demasiado en eso. Todos dicen que meterán preso a Evo Morales – muy liberal todo – y que destaparán la corrupción – algo que no lograron en los 11 meses de gobierno de 2020 -. Todos también prometen dólares de forma inminente, lo que implica un pacto con el FMI, y ninguno es claro ni en si eliminarán la subvención al combustible, ni en si sustituirán el IVA o si directamente aplicarán nuevos impuestos o corralitos.
También tienen en común que ninguno ha presentado siquiera su candidato a Vicepresidente, como si fuera un premio de consolación que a nadie le importa o si solo se tratara de un hueco vistoso en el que colocar a la “hembra” que traerá votos cambas.
Los sondeos son sordos y testarudos: los votantes de oposición no están definiendo por sí mimos la unidad, sino que cada uno se está diluyendo repartiéndose, con suerte, un 15% con los más grandes y un 5% con los más pequeños.
Las cuentas también son bien sobrias: si el MAS se divide en tres, crecen las opciones de entrar a una segunda vuelta donde el resto de candidatos de oposición ayudará. Muchos votantes que llevan años votando sin ilusión ven la debilidad del MAS y del Gobierno como una oportunidad sólida. Una unidad real, con todos los líderes compartiendo intereses de buena manera podría alimentar la expectativa de cambio que la población parece demandar en sus encuestas, y aun así, la posibilidad de aceptarlo parece ser demasiado compleja
Sin embargo, este tema de la división del MAS es también el tema que viene alimentando el fiasco de la candidatura de unidad en el bloque opositor: los entornos de Samuel Doria Medina por un lado y de Tuto Quioroga por el otro lado están convencidos de que pueden ganarle al MAS y entrar en una segunda vuelta con un 25-30% de los votos.
Las apuestas siguen corriendo.