Inicia la gestión
Montes y la legitimidad rural
La gestión ha comenzado y los frentes no tardarán en abrirse. De momento, el Gobernador ha tomado decisiones que lo alejan del dinamismo del medio rural y lo convierten en re centralizador



Tres acciones han marcado los primeros diez días de gestión de Óscar Montes al frente de la Gobernación de Tarija: el nombramiento de gabinete, la posesión de subgobernadores y el pedido a la Asamblea de derogar un centenar de leyes, particularmente la del 8 por ciento, que entrega un 1 por ciento de las regalías departamentales a cada municipio y permite el débito automático por parte del Ministerio de Economía a pedido del alcalde de turno. Los tres temas, advierten los analistas, tienen un componente político de relacionamiento con las provincias que puede abrir el primer escenario de conflicto.
Montes ha reducido su gabinete a solo seis persones, dos de ellas de su estrecha confianza – Efraín Rivera y Erik Montaño –, un exasesor – Jorge Bacotich en Gestión -, y el resto cuotas de poder repartidas en alianza – María Lourdes Vaca de Camino al Cambio, Karina Liebers por UN y Sandra Zubieta -. La representación de la sensibilidad de las provincias en el gabinete es nula, algo que también se refleja en el nombramiento de cargos de segundo nivel, donde también abundan de forma desproporcionada los ejecutivos con cuna en Cercado.
Efectivamente, señalan en el círculo del ejecutivo, esto no es una característica nueva del gabinete, aunque hay una ausencia bastante marcada de ejecutivos chaqueños o de otras sensibilidades aunque por sí mismo este punto no generaría algún conflicto.
El entierro de los subgobernadores
Esta semana se ha escenificado el entierro de los subgobernadores en la figura que se venía reconociendo en la última década. El Gobernador Óscar Montes ha posesionado a ocho ejecutivos de su línea para representarlo en las provincias y les ha pedido austeridad máxima y subordinación al proyecto, pues evidentemente han perdido la cualidad gubernativa y la capacidad de pensar por sí mismos y proponer al Gobierno Departamental.
El cambio es trascendental, pues en diez años se había enterrado la figura del subprefecto y sustituido por un subgobernador – en muchos municipios, como en Bermejo, se hacían llamar “Gobernador” – que tenía capacidad de enfrentar políticamente y operar de forma autónoma para conseguir los objetivos de la región a la que representaba.
La evaluación de la década, desde la óptica capitalina, es nefasta puesto que se han dilapidado recursos departamentales en pequeños proyectos de alcance barrial o municipal en lugar de afrontar los grandes problemas del departamento, pero eso no quiere decir que en las comunidades se vaya a entender de esa misma manera.
Montes, que ha lidiado con decenas de comunidades por los nombramientos de subalcaldes, ha optado por una estrategia diferente para nombrar subgobernadores, acomodando a los de su línea y los que fueron sus candidatos, como Carolina Arellano en Cercado o Franz Gutiérrez en Bermejo y teniendo un diálogo muy limitado con las organizaciones de las provincias donde perdió. En principio se estima que los descontentos por estas maniobras apuntalarán a los alcaldes del signo contrario y otros buscarán otra forma de expresión. Es una bomba de tiempo, por ejemplo, lo que vaya a pasar en O´Connor después de años de control total del MAS.
Empoderar a los alcaldes
Con la situación económica tan precaria, en Tarija sobrevivir es un grado. Montes ha decidido utilizar la vía del medio y pedir a la Asamblea que derogue 100 leyes que asignan recursos a determinados planes y programas – sobre todo al área rural – y particularmente la Ley del 8 por ciento, una Ley que asigna el 1% de las regalías a los alcaldes de los ocho municipios no chaqueños y que, en una patada a la autonomía departamental, da potestad al Ministerio de Economía para debitar esos montos del Tesoro Departamental a pedido de los alcaldes.
La Ley del ocho por ciento fue el instrumento normativo que el MAS blindó para asfixiar definitivamente a la gestión de Adrián Oliva, ya muy castigada por la herencia recibida, y el que le ha acabado por hundir en la gestión, de por si agujereada, ya que además cometió el error de firmar convenios nuevos con los municipios sin tener recursos para acabar los proyectos concurrentes en marcha. En cualquier caso, muchos de los que reían cuando padecía Oliva, ahora plantean la derogación inmediata y urgente al considerarlo un atentado a la autonomía, etc.
Montes ha conformado una mayoría medio desarraigada en la Asamblea, sumando indígenas, los dos curules de Todos y los 12 propios, aun así, quienes voten por eliminar el financiamiento de las alcaldías deberán padecer la crítica de su región. Por otro lado, las propias alcaldías tendrán que justificar sus propias limitaciones y con seguridad descargarán responsabilidad hacia la Gobernación.
La recentralización
Las subgobernaciones manejaban aproximadamente el 60 por ciento de la inversión pública en proyectos que ellas mismas habían definido con la participación de los vecinos y beneficiarios, sin embargo, en la actualidad, al no haber apenas recursos para proyectos nuevos, las subgobernaciones desaparecen como sujeto activo. En la práctica, para los vecinos supone una recentralización en la toma de decisión.
Montes, que de por sí carga el sambenito de haber sido quince años alcalde de Cercado, logró una representación aceptable en el territorio, de hecho, el MAS considera que en primera vuelta tuvo un mejor desempeño en la capital, donde superó sus expectativas, que en las provincias, donde se quedó varios puntos por debajo de aquel 60 por ciento añorado, en algunos casos muy por debajo.
El primer escenario de confrontación está definido. Queda por narrar si el Movimiento Al Socialismo, o genuinamente el movimiento campesino rural, son capaces de convertir la reivindicación en propuesta de fondo.