La resaca del 11A
La diáspora de los hombres de Adrián Oliva
Oliva logró trenzar una gestión exitosa a pesar de las complejas condiciones políticas y económicas gracias a su habilidad para hacer alianzas y escoger a un reducido número de colaboradores



En unos días el Gobernador Adrián Oliva entregará el bastón de mando al Gobernador electo, Óscar Montes después de seis años de intensa política. Oliva ha logrado mantenerse hasta el final e incluso poder candidatear en un contexto de agotamiento pandémico como el actual después de haber logrado destrabar un puñado de obras – Velódromo, Piscina Olímpica, Puerta del Chaco – Canaletas, el Materno Infantil, la planta de tratamiento de aguas de San Blas, etc., - para dar brillo a una gestión compleja, en la que prácticamente todos los factores se alineaban en contra – Asamblea, Gobierno Nacional, Alcaldes, Subgobernadores, barril de petróleo, etc. -.
Oliva ha podido gestionar y sobrevivir durante estos seis años gracias a dos pactos políticos concretos y un puñado de colaboradores muy leales que lo han acompañado en los momentos más complejos, aunque en los últimos días han ido tomando diferentes rumbos.
Los aliados
La candidatura de adrián Oliva se sostuvo en 2015, sobre todo, por la alianza con Wilman Cardozo en el Chaco y salió triunfadora en la segunda vuelta tras asegurar el apoyo de Luis Alfaro, sin embargo, la aparición de los dos en el escenario de reparto de poder desató las iras de Mario Cossío y los miembros de su partido – Luis Pedraza, Mauricio Lea Plaza, María Lourdes Vaca, etc., - ya que ambos participaron de forma activa y decisiva en la caída de Cossío, derrocado como Gobernador en la Asamblea en diciembre de 2010, solo siete meses después de electo.
Cardozo fue el nexo con el Chaco donde Oliva era consciente de que había que entrar con proyectos para dar solidez al pacto departamental, mientras se respetaba la nueva institucionalidad autonómica. En los momentos más difíciles, oliva se posicionó al lado del acuerdo por el 45%, que entrega ese porcentaje de regalías departamentales a esa región al margen de donde se produzcan y que en Bermejo y O´Connor intentan modificar.
En esas, un Cardozo a la baja en su capital político, sacrificado en parte por su alianza con el “centralismo departamental”, siempre mal visto en ciertos sectores yacuibeños y villamontinos, siempre ha sido leal a Oliva y viceversa, pues el Gobernador lo respaldó en todas y cada una de sus últimas aventuras para retornar a La Paz e incluso intentar ser alcalde.
Alfaro fue una alianza coyuntural de mucho peso, pues el mítico dirigente campesino y seña de identidad del MAS en Tarija había abandonado el partido azul por discrepancias con Evo Morales en 2014, cuando le negó su aspiración de ser candidato a la Gobernación. Por su cuenta obtuvo un relevante 13% de la votación entre sectores populares y campesinos tradicionalmente próximos al MAS que resultaron decisivos en segunda vuelta, cuando dio respaldo a Oliva en base a un acuerdo programático del que se ejecutó no tanto.
Alfaro se incorporó al gabinete en una secretaría de Gobernabilidad muy difusa y uno de sus socios, Fernando Barrientos, asumió la dirección de Desarrollo Productivo. Ambos salvaron el Prosol pero no pudieron reencaminar la inversión hacia lo agrícola, lo que motivó la salida sin pena ni gloria de Alfaro en 2018.
El equipo
Una de las debilidades – o tal vez fortaleza – achacada al gobierno de Oliva era precisamente lo reducido de su equipo de trabajo. Un núcleo sólido sobre el que se han hecho pocos cambios salvo los obligados por las derivas electorales de unos y otros que, además, se han saldado siempre volviendo.
El principal brazo operador de Oliva en el gabinete ha sido Waldemar Peralta, íntimo amigo desde antes de la candidatura y uno de sus avales desde el Comité Cívico que presidía en 2015. Peralta asumió pocos meses después de la elección de Oliva la cartera de secretario de Coordinación, un cargo que le ha dado para investigar y también para negociar. Ha estado presente en la resolución de casi todos los conflictos de la legislatura y en todo el territorio y, además, ha impulsado algunos de los proyectos nuevos más coloridos de la gestión de Oliva, como las becas. Al final también se destacó por asumir un papel muy activo en la lucha contra la pandemia desarrollando criterios, como el testeo masivo con pruebas rápidas, que ha servido para que los datos de Tarija sean sensiblemente mejores a los del país. Cada vez más cómodo en el papel de estratega, aunque fue candidato a diputado en 2019, con menos de 40 años Peralta va a seguir “en el rubro”, aunque no esté claro el destino.
El otro pilar fundamental del equipo de Oliva ha sido Carlos Saavedra, nombrado director de Comunicación, pero en realidad, responsable de la estrategia política de la Gobernación, esa hoja de ruta clave que le ha permitido a Oliva mantenerse saludable pese a los múltiples factores en contra. La sintonía cambió a partir de la alianza con Jeanine Áñez en 2020 y el propio Oliva asumió mayor papel en su propio desempeño estratégico. Saavedra, comunicador especializado en campañas, busca nuevos desafíos dentro del rubro.
Parte del núcleo duro de Adrián Oliva - aunque sin cargo en la Gobernación – era también Alan Echart, que fue enviado como primer concejal a la Alcaldía en aquella campaña de 2015. Echart pasa por ser el primer condenado de la autonomía por los hechos de 2008, cuando era presidente del Comité Cívico Juvenil, y después se desempeñó como asambleísta de Camino al Cambio, siendo incluso jefe de bancada hasta su inhabilitación. Echart ha tenido cierto protagonismo como operador, pero pronto trató de buscar su futuro político en la alcaldía, donde definitivamente se lanzó como candidato este año sin lograr su objetivo. Contra el criterio de Oliva, Echart dio su apoyo públicamente a Óscar Montes, por lo que no está claro qué consecuencias tendrá eso.
El último de los aliados más férreos ha sido Yamil García, secretario de Justicia desde el principio con un solo parón en 2019 por su candidatura como senador suplente, García se ha encargado de defender legalmente la gestión, y también de contemporizar los procesos abiertos contra pasadas gestiones, despertando las iras de los contrincantes. García ha anunciado ya su despedida y se le espera ver de nuevo en los estrados judiciales.
Además, otros cuadros como César Oliva, Felipe Moza, Manuel Figueroa o Paola Mendoza han jugado papeles clave en áreas específicas.