Ruiz el autonomista
El candidato del MAS alguna vez formó parte del CC más autonomista; su gestión la ha desarrollado bajo el manto del Gobierno de Evo y Arce, a quienes les pide ahora ayuda



Hubo un tiempo en el que Álvaro Ruíz fue autonomista. Hijo de militar, y vivido en todo el país, había sido candidato de Samuel Doria Medina y en 2010 decidió sumarse a las filas del Camino al Cambio más combativo de la historia.
El país acababa de aprobar la nueva Constitución Plurinacional – autonomista después de unos años de plomo que costaron enfrentamientos, crisis, muertos y momentos límite. Mario Cossío también había salvado un referéndum revocatorio y había aprobado un Estatuto Departamental redactado contra reloj en un claro desafío al poder central. La elección era el primer paso para ir al choque de trenes. Ruiz se sumó a Cossío.
Al final Cossío duró seis meses en el cargo entrampado por una larga retahíla de casos de corrupción y abuso de poder. Ni bien entraba al Paraguay, la mayoría de sus cargos institucionales se daban vuelta, entre ellos Álvaro Ruíz.
El alcalde de Uriondo fue hábil a la hora de construirse un nuevo perfil. Uriondo, la capital del vino boliviano, dio la cobertura perfecta para acercarse al Gobierno con dádivas e invitaciones atractivas. En el Festival de La Vendimia Estuvo Evo, Álvaro y quién se preció de querer ayudar a Tarija y sus alternativas al gas.
En la segunda gestión, ya candidateado de masista completo, Ruíz dio un paso al frente dirigiendo la Asociación de Municipios de Tarija (AMT) desde construyó una especie de estrategia de acoso y derribo a Adrián Oliva: La Ley del 8%, que inicialmente era la Ley del 1%, y que básicamente exigía a la Gobernación a presupuestar un 1% de regalías e IDH para proyectos concurrentes en los ocho municipios no chaqueños.
Ruíz incluyó la cláusula del débito automático, y logró la aprobación en la Asamblea (no era difícil) así que pronto se convirtió en el martilleó constante de la Gobernación exigiendo recursos para concluir obras, aparentemente no tan prioritarias. En cualquier caso, quedó la imagen de un Ruíz capaz de meter la mano en la caja de la Gobernación con apoyo del Gobierno.
Desde la AMT Ruíz saltó a la presidencia de la Federación de Asociaciones Municipales, un monstruo con un presupuesto 50 veces mayor que el municipio de Uriondo y, sobre todo, asiento reservado en todas las fiestas de guardar al lado de Evo Morales.
Cuando Evo Morales cayó Ruíz guardó calculado silencio un par de semanas y a final de diciembre apareció en Buenos Aires al lado del expresidente. También estuvo en la proclamación de Luis Arce en el estadio de Unión Española. Los días que estuvo de vuelta hizo una efectiva oposición a Jeanine Áñez justo cuando el MAS más necesitaba voceros y gente nueva capaz de hacerlo. El avifavir le ha quedado grabado a fuego.
La cuestión es que al final logró su ansiada nominación como candidato a la Gobernación de Tarija con el estigma del “dedazo de Evo” sobre la espalda y un abierto enfrentamiento con un amplio sector de su partido. Y hasta ahí.
En campaña Ruíz no está cómodo y empieza a no creer ni en eso de que a la hora de la verdad, todos los masistas se vuelcan con su candidato, ni tampoco aquello de que es ahora (con la oposición dividida) o nunca.
A Ruíz le queda poco de autonomista si es que alguna vez lo fue. Igual que pidió al Ministerio los débitos, ahora pide que le ganen la elección resolviendo los problemas y prometiendo inversiones ya por demás prometidas. Está por ver si Tarija quiere un Gobernador o un dependiente, por mucho Gobierno Amigo que suponga eso.