Mediterráneo: Política de reality show
Este texto es parte del boletín Mediterráneo sobre la actualidad internacional y su impacto en Bolivia que firma nuestro director Jesús Cantín y que se distribuye los viernes. Si quieres recibirlo en tu correo, suscríbete al pie de esta página



Quién iba a decir que Evo Morales y Donald Trump transitarían vías paralelas en su búsqueda de la reelección, ambos asediados por procesos más o menos antiguos y más o menos políticos. Y quién iba a decir que los dos podrían argumentar la palabrita de moda en los círculos académicos más contestatarios: “lawfare”, al igual que el presidente español Pedro Sánchez, acorralado también por un sistema judicial que se ha cernido sobre su esposa que, incauta ella, siguió trabajando en lugar de ocupar un colorido espacio al lado de “su hombre”.
Es curioso que aunque los tres puedan quejarse de lo mismo: de una Justicia administrada con fines políticos, occidente solo considerará “bananera” a la Justicia boliviana, aunque esencialmente los trucos sean los mismos: denuncias en panfletos y redes que se convierten en rumor y que alguien, después, convierte en denuncia judicial perfectamente sincronizada con los tiempos electorales o políticos.
Trump tiene elecciones a fin de año y ha decidido enfrentar todos los procesos uno por uno, convencido de que eso le da mayor fortaleza electoral, pues morbo no le falta. Aquí explicaba NYT cómo sería un posible encarcelamiento de Donald Trump por uno de los múltiples delitos que se le imputan. Ni imaginar cómo sería el de Morales.
Lo de Sánchez entronca con el paso superior de la deriva tóxica que ha tomado la política de los hiperliderazgos, pasando del autoritarismo legislativo y procedimental a lo puramente telenovelesco cuasi “reality show”: Sánchez se ha tomado cinco días para reflexionar sobre lo que hará después de confesarse un hombre “profundamente enamorado” mientras el mundo entero mira la deriva de la cuarta economía de la zona euro en medio de un clima extremadamente belicista.
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Es la política despojada de los parámetros ideológicos y revestida con paradigmas morales que buscan lo emocional y que han eliminado el criterio. El líder nunca se equivoca. Y gana el que mejor sabe canalizar las emociones. ¿Será para siempre? De momento les dejo un largo texto de cómo sobre cómo está evolucionando este fenómeno en Latinoamérica, donde todavía la comunidad es la red fundamental frente a la carencia de Estado.
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Democracias y otros golpes
No con los chinos. Para regocijo de Elon Musk, que en sus redes ha publicado un tuit en solidaridad con la libertad de TikTok, supongo aguantándose la risa, la red china ya tiene una Ley específica en Estados Unidos que le obliga a vender su matriz tecnológica, lo que viene a confirmar que las grandes redes sociales son en realidad empresas al servicio de los sistemas de inteligencia de cada país propietario y que todo bien, salvo que sean chinas o rusas. No me llamen conspiranoico y no, tampoco digo que haya espionaje individualizado, pero es evidente que los datos son materia de codicia entre los más altos poderes de los Estados y los gobiernos (o algunos gobiernos) los protegen a toda costa.
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La plata. Quiero también hoy dejarles en este acápite una larga reflexión construida con forma de entrevista y en base a los datos sobre uno de los fenómenos que subyacen en esta suerte de guerra global que se ha desatado y que va configurando un nuevo equilibrio multipolar alejado de ideologías y configurado en base a intereses soberanos compartidos, y más específicamente, a la plata, dejando de lado todos aquellos “remilgos” sobre las democracias, los derechos humanos, y esas otras cuestiones utilizadas a conveniencia.
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Guerras y otras catástrofes
La traición árabe. En toda la crisis en Oriente Medio hay un asunto que es duda central para todo occidente y cuya explicación va más allá de los puros razonamientos históricos o incluso estratégicos y es ¿Por qué el mundo árabe permite el genocidio en Gaza? Los lideres musulmanes eluden dar respuesta, pero los movimientos diplomáticos de los últimos años fueron precisamente los que han dado pie a la actual situación, pues los tradicionales socios de Estados Unidos, principalmente Arabia Saudí – musulmanes suníes, avanzó en las relaciones con Israel, al igual que lo Emiratos, Marruecos y otros mientras los iraníes – chiíes -reforzaron su posición de rechazo a occidente para fortalecer el eje con China y Rusia. Los analistas coinciden en que el resultado fue el desborde de violencia en Gaza con el acto terrorista del 7 de octubre que de alguna forma ha puesto a todos los regímenes de esa parte del mundo frente a su espejo.
Las hostilidades entre Irán e Israel han bajado medio tono esta semana, pero las posibilidades de que estalle una guerra regional es grande. Les dejo una pequeña crónica de lo que viene sucediendo en uno de esos países, con gobiernos amigos de unos y pueblos de los otros, al fin y al cabo, dictaduras todas.
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Ir a la guerra. En esta parte del siglo que tanto se está pareciendo a la del siglo anterior, todo el mundo habla de la guerra como una utopía, pero (casi) nadie deja de prepararse para ella, y esto empieza a ser una llamada de atención precisamente para los que no están gastando en eso. Lo único que nos faltaba aquí por casa.
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