Guatemala: 100 días del primer gobierno de izquierda en 75 años
La última semana de abril, Bernardo Arévalo cumplió sus primeros cien días en el poder. Líderes empresarios y liderazgos indígenas aprueban. Los analistas ven lenta su manifiesta voluntad de cambio. Hasta ahora, el presidente progresista es abrumadoramente popular.
Después del fracaso de las intentonas golpistas de la élite de derecha de Guatemala, el socialdemócrata Bernardo Arévalo pudo jurar el 15 de enero en Ciudad de Guatemala como el primer presidente de izquierda del país centroamericano en los tres últimos cuartos de siglo. Analistas políticos y líderes empresariales e indígenas destacan que su gobierno es, por lo menos, “decente”. Algo no menor en Guatemala que ocupa el puesto 154 entre 180 países en el ranking de corrupción de la ONG Transparencia Internacional. Y la aprobación del presidente se mantiene en un 78 por ciento
En el Parque Concordia de la Ciudad de Guatemala, el mismo lugar donde un año atrás pronunció su compromiso con el pueblo guatemalteco, el presidente Bernardo Arévalo, líder del movimiento progresista Semilla, transcurrido los primeros 100 días de su asunción al poder, el 15 de enero luego de triunfar por 20 puntos de superioridad en la segunda vuelta electoral ante la empresaria derechista Sandra Torres, ex esposa y viuda del ex presidente Álvaro Colom, por Unión por la Esperanza (UNE), pronunció la primera prospectiva política y social de su gestión.
El país más indígena y la economía más grande de Centroamérica
El triunfo electoral del académico y ex diplomático Arévalo, el primer presidente de izquierda elegido después de 75 años, hijo del afamado presidente Juan José Arévalo (1944-1951), significó la derrota de una alianza consolidada en la gestión anterior presidida por Alejandro Giammattei, empresario derechista más repudiado como ningún otro. El apoyo que le otorgó la ciudadanía fue la expresión de un decidido rechazo a la política tradicional que ha llevado a las profundas desigualdades que padece el país centroamericano para las cuales la migración a EEUU ha sido una válvula de escape crítica.
Con 17 millones de habitantes, Guatemala cuenta con la economía más grande de América Central y registra algunos de los peores indicadores de pobreza. El sistema de Justicia e instituciones estatales ejercen violencia sobre los liderazgos indígenas y de mujeres y criminalizan a militantes de DDHH y medioambientalistas.
Con una población de 17 millones de habitantes, Guatemala cuenta con la economía más grande de América Central y registra algunos de los peores indicadores de pobreza. El sistema de Justicia e instituciones estatales ejercen violencia sobre liderazgos indígenas y de mujeres y criminalizan a los defensores de los DDHH y del medio ambiente. Los partidos políticos respaldados por las élites ricas y el crimen organizado cooptaron las instituciones estatales y debilitaron el sistema de justicia a medida que los grupos de extrema derecha se volvieron más poderosos en un sistema de alianzas que se reconoce como el “Pacto de Corruptos”.
En su discurso de apertura del año legislativo, Arévalo reconoció que “llegamos al Gobierno sabiendo que los retos eran muchos. Y uno de ellos, tal vez el más importante, el combate a la corrupción”, afirmó que “con la cautela necesaria y con la certeza de que vamos en dirección a tierra firme, lejos del pantano de la corrupción en donde nos habían mantenido sumidos. Esa minoría perversa engordó sus bolsillos. Ya no lo podrán hacer más”.
En este sentido destacó una reducción del 13% de la criminalidad. “Hemos iniciado con la construcción de un país que avanza con los pueblos, con seguridad y sin miedo” enfatizó el primer mandatario. Enumeró como logros el fin de 39 estructuras del crimen organizado de las cuales 22 dedicadas a extorsiones, y 34 denuncias por corrupción por millones de dólares en la administración pública que incluyem las irregularidades en la compra de vacunas contra el covid-19 a una empresa rusa. Anunció la reducción de su salario en un 25 por ciento, marcando una diferencia con anteriores mandatarios. En Guatemala el salario presidencial era uno de los mayores del continente. Positivamente, destacó los avances en Salud y Educación como así también la revisión de los planes sociales.
Si su mensaje de campaña se había centrado en la urgencia de combatir la corrupción endémica de Guatemala, con la creación de un Sistema Nacional Anticorrupción, un fortalecimiento de la Policía Nacional Civil y el control de las cárceles y, también, la generación de empleo mediante la inversión de obra pública, en el tiempo transcurrido de su mandato ha enfrentado una resistencia feroz a sus esfuerzos. “Hay instituciones que todavía están cooptadas por estas élites políticas criminales que intentaron anular las elecciones, y definitivamente estamos en un esfuerzo por recuperar el control”, dijo Arévalo en una entrevista televisada que le realizó Pedro Pablo Marroquín, director del diario La Hora, ,el 15 de abril.
¿Canción de otoño en primavera?
Muchos de sus más convencidos partidarios miran con recelo la gestión oficial en tanto consideran la morosidad en la toma de medidas y se preocupan de que la oportunidad para un cambio significativo deje trunca una esperada “primavera guatemalteca”. Si bien es cierto que los primeros 100 días de gobierno son el 6% de un mandato de cuatro años y que en tan corto plazo, no es mucho lo que puede lograrse en términos de concretar objetivos estratégicos de política ni lo que puede decirse sobre el futuro desempeño del gobierno; sin embargo, esos primeros días tienen un significado simbólico y son interpretados muchas veces como un barómetro del poder de un presidente entrante.
El presidente de los 48 cantones de Totonicapán, un departamento en las tierras altas del noroeste donde se encuentra la confederación indígena integrada por comunidades Ki’che’, la más influyente de Guatemala, Luis Haroldo Pacheco transmite su desengaño: “Es triste ver cómo parte de la nueva administración está codificando a aquellos que intentaron anular las elecciones” y recuerda “Nuestra demanda... fue que renunciaran o sean expulsados”. Una expectativa fundamentada al menos -y no es poca cosa- en las palabras del entonces candidato electo “una de las primeras acciones, si no la primera, será exigirle la renuncia a la señora fiscal general”.
Resulta significativo que la principal figura antagonista de Arévalo, la Fiscal General Consuelo Porras, sancionada por EEUU por participar en hechos significativos de corrupción, continúa en el cargo. Mientras tanto, Arévalo, la vicepresidenta Karin Herrera y otros miembros de Semilla permanecen bajo investigación y están amenazados con la posibilidad de enjuiciamiento, junto con los jueces de los tribunales electorales que se negaron a descertificar la victoria del actual presidente.
Pacheco participó en el liderazgo de la protesta de 105 días, la más larga en la historia reciente de Guatemala. Los manifestantes bloquearon el tráfico en 142 puntos en todo el país para garantizar el juramento presidencial de Arévalo nuevamente amenazado por el cuarto allanamiento de los agentes de la Fiscalía a la sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para el decomiso de los documentos originales con los resultados de las elecciones del pasado 25 de junio. Numerosas expresiones de rechazo, incluidas las de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE), EEUU y otras organizaciones internacionales, señalaron que la acción violaba la ley electoral de Guatemala, que establece que toda la documentación de los comicios solo puede ser resguardada por el TSE.
El enfrentamiento entre la Fiscalía y el TSE no era novedoso, por el contrario su punto de partida data del 12 de julio pasado cuando el jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad FECI, Rafael Curruchiche trató de cancelar la personalidad jurídica de Semilla, ante el triunfo de Arévalo, por supuestas anomalías en su inscripción, una petición avalada por el juez séptimo penal, Fredy Orellana. La decisión del magistrado puso en jaque el balotaje; provocó una presentación legal de Arévalo y una ola de indignación en el país, donde se sintió la gravitación de repudio de las comunidades indígenas, y en el extranjero. La Corte Superior dejó sin efecto el fallo.
“Tenía demasiadas esperanzas”, dijo Erwin Rivera, líder comunitario en El Incienso, uno de los vecindarios más difíciles de la ciudad de Guatemala, donde las casas estrechas con techos de hojalata están acurrucadas en un barranco profundo, quien desempeñó un papel principal en las protestas de 2023. “No tienen el coraje de imponerse o no saben cómo hacerlo”, concluye Rivera.
Los viejos dueños del poder continúan en sus poltronas derechistas
Toda sensación de mayor libertad se socava periódicamente. La fiscal Miriam Reguerero, conocida por sus fuertes investigaciones sobre delitos a la propiedad, fue arrestada el 11 de abril, por presunto abuso de autoridad aparentemente el más reciente funcionarie en ser perseguido por asumir las investigaciones contra la corrupción. Su arresto se produjo solo dos semanas después de ser atacada en un intento de asesinato en el que su madre y su guardaespaldas fueron asesinados.
En la medida que Porras continúa en su cargo, la Corte de Constitucional (CC) y los miembros obstruccionistas del Congreso han obstruido las medidas de Arévalo y han fallado que los diputados del oficialista Semilla deberán continuar como independientes en el Congreso y no podrán establecerse como bancada. Y el 14 de abril, el juez de la CC Néster Vásquez, sancionado por los EEUU por presuntos vínculos con la corrupción y con la entrada prohibida a la UE por “socavar” la democracia guatemalteca, se convirtió en el presidente de la CC. Vásquez estuvo a punto de ser detenido en junio de 2021, cuando ya había concluido su mandato como magistrado de la Corte Suprema de Justicia. El Ministerio Público lo acusaba de varios delitos relacionados con una trama ilegal de influencias para nombrar magistrados de las altas cortes del país, incluido él. Si zafó de la captura fue porque una aliada poderosa, la fiscal general Porras, lo protegió y le dio tiempo para que el Congreso del país lo juramentara como miembro del otro alto tribunal del país, la CC y, obtuviera así de nuevo el blindaje que le da la inmunidad del cargo.
La situación preocupa a los observadores alertados de que las redes de corrupción superarán a Arévalo durante la próxima prueba importante del sistema de justicia: nuevas nominaciones a la Corte Suprema de Justicia y Tribunales de Altos Apelaciones en octubre.
La administración ha tratado de detener a esta rancia oposición a través de la Comisión Nacional Anticorrupción, ahora encabezada Santiago Palomo. Designado por Arévalo, Palomo es un funcionario de carrera en la Corte y graduado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard con sólidos antecedentes. Palomo ha prometido “fortalecer la integridad y la transparencia” en los contratos gubernamentales, abordar los desafíos planteados por el lavado de dinero e identificar a los mayores beneficiarios de las redes organizadas de crimen y corrupción. Estas medidas de llevarse a cabo podrían mejorar drásticamente la eficiencia del gasto público y las perspectivas para la inversión extranjera directa. Pero sin los activos del Ministerio Público a su disposición, no queda claro cuánto progreso puede haber.
Guatemala sale del aislamiento internacional
Los viajes de Arévalo que quebraron el aislamiento internacional del país, principalmente durante el gobierno de Giammattei, ha representado el principal logro de Arévalo. En febrero, visitó Alemania, Francia, Bélgica, Suiza y España, en un esfuerzo por reabrir la colaboración en nuevas inversiones, mientras que un mes después, realizó su primera visita oficial a EEUU, revisando temas como la migración y la transparencia. A su regreso, destacó los logros de esa primera gira: nuevas promesas de inversión y ayuda extranjera, y nuevas propuestas sobre migración y seguridad. Aun así, queda por ver si estas promesas y propuestas tienen algún fruto tangible. Hay señales que apuntan en la dirección correcta, que incluyen visitas alentadoras de inversores potenciales, que van desde empresarios españoles hasta representantes del conglomerado mexicano Grupo Salinas. Sin embargo, el resultado arroja luces y sombras. En las segundas, se explican por el hecho de que se tuvo que alinear por completo la política internacional con los intereses occidentales, lo que descarta por completo cualquier acercamiento con países como China.
Logros menores, objetivos mucho mayores
Los logros obtenidos en los primeros 100 días de Arévalo parecen a primera vista de poca gravitación para las expectativas de un electorado que puso sus esperanzas en un político y diplomático quen sin figurar como candidato favorito en las encuestas alcanzó un inesperado triunfo. Con todo, el analista y profesor Marielos Chang observa que “es crucial recordar que su elección frenó una regresión autoritaria rápida que parecía imparable antes de las elecciones del año pasado; pero Arévalo no ha demostrado que entienda la urgencia del momento” y vaticina que “si Semilla no hace un buen trabajo, después de cuatro años [Arévalo] no entregará el poder a solo otro candidato, lo entregará a las mafias”.
El líder de Totonicapán, Pacheco no ha perdido la esperanza. “Estoy seguro de que pueden volver a la pista escuchando a las autoridades indígenas, valorando nuevas voces y purgando a aquellos que deben ser purgados” asegura. Y Rivera desde El Incienso sostiene que los problemas que afectan a los vecindarios urbanos los de las regiones rurales empobrecidas del país son políticos en la raíz.
Hasta ahora, Arévalo sigue siendo abrumadoramente popular. La última encuesta de CID Gallup muestra un índice de aprobación del 78%, el tercero más alto de América Latina. El Banco Mundial espera que la economía de Guatemala continúe superando el promedio regional, y su crecimiento sea 3% este año. La atmósfera de la Ciudad de Guatemala, capital del país, ha mejorado a medida que ha disminuido una ola de enjuiciamientos de periodistas anticorrupción, jueces y fiscales.