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Mejor salud para Tarija II

En Bolivia hay infraestructuras, faltan equipamientos y profesionales, y si bien se han multiplicado las plazas de estudiantes, hay que garantizar la calidad

La muerte de Daniela en el hospital San Juan de Dios de Tarija ha precipitado un debate postergado y soterrado, donde casi todos los argumentos son válidos y donde los matices y los enfoques son clave. Daniela era una joven tarijeña más que necesito una ayuda que no llegó, o que no se prestó adecuadamente, pero efectivamente como recordaba nuestro reportaje del lunes: hay muchas Danielas, y Danieles, que todos los días padecen estos problemas.

Gestionar la salud de un Estado es sin duda uno de los asuntos más delicados en la cosa pública, pues juega a diario con lo más preciado que tenemos, la vida propia y de nuestros seres queridos. A su vez es también un desafío para los mejores: el servicio más noble es cuidar de la salud de tu gente.

El sistema en el país está como está: tiene una base pública que administran tres niveles de gobierno; una importante parte autofinanciada por los usuarios a través del Seguro Social, que complementa al sistema público, que sería inviable de otra manera; y una parte totalmente privada. La estructura por lo general es similar en todos los países del mundo, pero han sido los políticos con sus decisiones en el marco de los grandes acuerdos sociales populares los que le han puesto el acento en una u otra forma de hacer salud. Así, mientras en Europa se ha apostado por sólidos sistemas de salud públicos que se financian con el aporte de los trabajadores y del Presupuesto General del Estado donde todas las dolencias son tratadas hasta las últimas consecuencias – aunque últimamente se han introducido medidas de copago para evitar abusos y saturación del sistema – y se hace mucho énfasis en la prevención; en América por lo general son las aseguradoras y clínicas privadas las que han copado el mercado dejando al Estado una atención marginal de último recurso.

Es urgente que todos los involucrados prioricen al paciente por encima de todas las cosas

En Bolivia no hay duda de que se ha apostado por este último modelo. El sistema público ha mejorado en los últimos años, pero sigue teniendo enormes lagunas tanto en la pura atención como en el catálogo de prestaciones, que, por lo general, tampoco son cubiertas por los sistemas de seguro social y apenas por los privados. En Tarija es común que todo el periplo de consultas y especialista en todos los niveles acabe en una derivación a Salta cuando ya la plata se ha acabado y apenas quedan las kermeses.

En Bolivia falta casi de todo aun  cuando se han construido nuevas infraestructuras acordes a las necesidades. Faltan sin embargo equipos y, sobre todo, profesionales que puedan asumir el desafío de mejorar la salud del país, algo que sería mejor desarrollar en consenso con todos los actores y no tanto por imposición o por cálculo.

El gobierno, por ejemplo, ha decidido romper el monopolio de los Colegios Médicos multiplicando las plazas de estudiantes de medicina en las Universidades Privadas, con lo que se supone romperá roscas e impedirá que unos cuantos médicos atiendan a la vez varios ítems y prioricen su consulta privada, algo de lo que recurrentemente se les acusa, pero a su vez, hay que garantizar que los nuevos profesionales tengan la formación suficiente y de calidad para que puedan integrarse a un mercado tan exigente como el de la salud, donde no sirven los “aprobados”.

Bolivia aún debe decidir qué modelo de salud quiere dotar a sus ciudadanos y obrar en consecuencia, mientras tanto, es urgente que todos los involucrados prioricen al paciente por encima de todas las cosas. Nadie está libre de la amenaza de la salud, pero nadie debe morir por insensibilidad del sistema.


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