Bolivia, los BRICS y el dólar
El Banco de Desarrollo, el sistema de pagos y la propuesta de una moneda común entre sus miembros voltea literalmente el tablero y los intereses afectados son grandes
El bloque de economías emergentes comenzó ayer su cumbre anual en Rusia y el presidente Luis Arce está presente. Para algunos es una huida hacia un foro “innecesario” en el que evadirse de las dificultades internas, sin embargo es probable que sea exactamente donde tiene que estar.
La cita de los BRICS es seguramente la cumbre geoestratégicamente más importante de lo que va de año y el foro más desafiante y desde el que se construye eso de lo que tanto se habla y poco se materializa: el Nuevo Orden Mundial.
La cumbre tiene lugar en Kazán, Rusia, y este detalle no es menor después de dos años de amenazas y castigos a Rusia. 36 jefes de Estado desfilarán por la ciudad evidenciando que hay otros enfoques. Estará Xi Jinping, y el gran ausente es el brasileño Lula da Silva, que sufrió un accidente doméstico que ha desatado muchas habladurías.
Los BRICS reúnen al bloque de las economías emergentes formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Representa casi la mitad de la población del planeta y el 35% del PIB mundial en paridad de poder adquisitivo.
Hacerlos pelear a todos será, con seguridad, el método más eficiente para llevar a la ruina este ambicioso proyecto que requiere de muchas concesiones
Esta conferencia es la primera que incluye a sus nuevos miembros. Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos se unieron este año al grupo tras aprobarse su ampliación en 2023. Argentina y Arabia Saudí también fueron invitados, pero Buenos Aires rechazó su ingreso tras la llegada de Javier Milei, y Riad sigue sin confirmar su integración. Ambos países le dan un nuevo matiz al foro, pues ambos tienen relaciones estrechas con Estados Unidos.
La cumbre busca exhibir el poderío del grupo, y aunque estarán los temas de la “agenda de occidente” en el menú, como Ucrania y Oriente Próximo, la propuesta dominante es la creación de un sistema de pagos BRICS ―el BRICS Bridge― para realizar transacciones sin recurrir al dólar, una propuesta que ya se está ensayando en formatos bilaterales y que realmente constituye el gran dolor de cabeza para Estados Unidos y todo el eje.
Y es que sí, los BRICS pretenden ser la alternativa al G7, el grupo de las potencias económicas occidentales. Con su ampliación, cuadruplican al G7 en población y concentran la mayor parte de la producción de petróleo, aunque el bloque occidental acapara más riqueza. La pelea a largo plazo está servida en tanto los BRICS no se alejan de una concepción capitalista de las relaciones internacionales, pero pretenden ejercerlo desde un respeto absoluto a la soberanía. Aunque claro, no todos.
La Cumbre es especialmente relevante para Rusia, que toma oxígeno con el nuevo marco de relaciones: el Banco de Desarrollo, el sistema de pagos y la propuesta de una moneda común entre sus miembros voltea literalmente el tablero y los intereses afectados son grandes. En esas, ya hay operadores moviendo hilos para abrir heridas: Rusia, China e Irán tienen claro su núcleo, pero India y Brasil prefieren un equilibrio y otros como Egipto o Emiratos tienen vínculos profundos con el G7.
Hacerlos pelear a todos será, con seguridad, el método más eficiente para llevar a la ruina este ambicioso proyecto que requiere de muchas concesiones, algo difícil en un ecosistema donde cada vez aparecen más líderes autócratas y con enormes egos.
Es el desafío.