Un sector vulnerable y un punto a favor

Los enfermos renales van en aumento en el país, su situación es tan complicada y dependiente que su vida pende de un hilo. Nadie que no haya vivido esta situación puede dar fe de esto. A menudo están débiles, no pueden comer como deberían porque su cuerpo lo rechaza. Para que esto no suceda...

Los enfermos renales van en aumento en el país, su situación es tan complicada y dependiente que su vida pende de un hilo. Nadie que no haya vivido esta situación puede dar fe de esto. A menudo están débiles, no pueden comer como deberían porque su cuerpo lo rechaza. Para que esto no suceda deben estar medicados constantemente y sin embargo, aun así a algunos se les hace difícil.

Muchas de estas personas ven cómo su vida se les va apagando de a poco y lo más triste es que a esto se suma la falta de máquinas para realizar hemodiálisis o los problemas constantes con éstas.

En Tarija en repetidas ocasiones hay quejas, esperas largas y salas de hemodiálisis cerradas. Un punto a favor en esta semana es que después de varios meses de espera, desde ayer los enfermos renales en la ciudad fronteriza de Bermejo podrán recibir al fin sus tratamientos diarios en la unidad de hemodiálisis del hospital Virgen de Chaguaya.

El Centro de hemodiálisis en Bermejo, culminado el 15 de agosto de 2017 e inaugurado recién el pasado 13 de abril de este año (dos años después), recibió a un médico especialista de nefrología para poder dirigir esta unidad.

Los datos del Ministerio de Salud muestran que Tarija concentra el 3,66 por ciento de los enfermos renales crónicos del país. La mayor cantidad de pacientes se encuentra en los departamentos ejes del país, pero aún así en el departamento se sufre por falta de máquinas.

Las estadísticas de esa cartera de Estado indican que del total de pacientes con enfermedad renal crónica, el 29.05 por ciento se encuentra en el departamento de Cochabamba, el 28.74 en Santa Cruz, el 28.59 en La Paz, el 3.66 en Tarija, el 3,0 en Oruro, el 2.42 en Chuquisaca, 2.03 en Potosí, el 1.75 en Beni y 0.76 en Pando.

¿Se imagina cuántas personas hay en esta desesperante situación? Es duro vivir con insuficiencia renal, tanto para el paciente como para su familia y amigos.   Los pacientes con insuficiencia renal se sienten abrumados por los cambios en sus vidas. Están enfrentando problemas y tomando decisiones sobre problemas que nunca antes habían considerado.

Les piden que asimilen mucha información nueva sobre un problema médico complejo. Repentinamente se vuelven más dependientes de su equipo médico y seres queridos de lo que probablemente les gustaría. Les comienza a preocupar su futuro, su empleo, su vida familiar y su imagen. Incluso pueden perder la confianza en sus propias capacidades y sentir deseos de abandonar todo.

Es importante por esto que cuenten con un excelente servicio médico, pero no sólo hablamos de máquinas sino también de equipo humano, un equipo médico, capaz de escucharles, aconsejarles y de tratarlos bien.

Pero, si ni siquiera podemos garantizar el servicio para su supervivencia, no estamos yendo por buen camino. No estamos ayudando a este sector tan vulnerable.

En Tarija más de 150 personas acuden tres veces por semana a un hospital a recibir tratamiento de hemodiálisis, proceso mediante el cual se extraen las toxinas que el riñón no puede eliminar.

Normalmente, cuando la persona comienza con la hemodiálisis su riñón funciona a menos del 5%. La duración media de este tratamiento son cuatro horas. Pero esas cuatro horas pueden ser el doble, una jornada completa, por lo que tardan en ir y venir (o, mejor dicho, en que les lleven y les traigan).

En muchos casos por falta de máquinas, estas personas se atienden sólo dos veces por semana cuando en realidad se requiere realizar la hemodiálisis por lo menos tres veces. Esperemos que con el funcionamiento de este nuevo centro se descongestione el servicio y se gestionen más máquinas de hemodiálisis que ayuden a este sector vulnerable.

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