¿Quién me falta?
Bert Hellinger
Podemos comprobar en nosotros si nos falta alguien. Nos tomamos cinco minutos y cerramos los ojos. Nos dirigimos internamente a cada uno de los que pertenecen a nuestra familia.
Los miramos a los ojos, también a los que ya llevan mucho tiempo muertos. Les decimos: " Te veo. Te respeto. Te doy un lugar en mi alma".
Percibimos inmediatamente que nos sentimos más plenos.
Al mismo tiempo sentimos si falta alguien. Por ejemplo, alguien olvidado, alguien a quien la familia vivía como una carga, alguien de quien se quería librar. También a ellos los miramos a los ojos.
Les decimos: "Te veo. Te respeto. Te amo. Te doy en mi corazón el lugar que te corresponde".
De nuevo percibimos qué efecto tiene en nosotros y cómo estamos más plenos.
Libro: Felicidad que Permanece