Bolivia: Mujeres con bajos ingresos y trabajos precarios



Existen varios datos relevantes a tener en cuenta cuando se analiza el avance de los sistemas financieros en materia de inclusión de los derechos económicos de las mujeres.
Un estudio del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (INESAD) estableció que la participación económica de éstas se ve muy limitada por la segmentación y segregación laboral que las condiciona a trabajar en sectores de baja productividad, en entornos inseguros de trabajo, percibiendo bajos ingresos y careciendo de protección social. Esto conduce a la feminización de la precariedad del trabajo, que obliga a las mujeres (un 67%) a conformarse con un trabajo informal (INE, 2019).
La brecha de ingreso laboral entre hombres y mujeres en la población no pobre es del 27.5%, mientras que en la población pobre llega al 38.9% (INE, 2019). Asimismo, el 70.4% de las mujeres percibe ingresos menores al promedio nacional con relación al 55.3% de los hombres o, en el peor de los casos, no percibe un ingreso (34.1% de mujeres en contraste con un 6.8% de los hombres).
Esta situación genera dependencia económica y, además, circunscribe a las mujeres al ámbito del trabajo del cuidado, valorado aún en el país como una actividad económica no mercantil, pese a que genera riqueza, produce bienes y servicios destinados al bienestar de los miembros del hogar.
Existe una feminización del cuidado y del trabajo en el hogar que incide en la desigualdad económica, al producir una carga dispar de trabajo y de distribución del tiempo que tiene directa incidencia en las brechas educativas/laborales y en el empobrecimiento de las mujeres.