Los sueños de San Roque
Los Sueños de San Roque: El poder del conocimiento
Existe una lógica inexorable cuando hablamos del conocimiento acumulado y de la intrepidez de atreverse a ver más allá de nuestra realidad. Hay que atreverse a ser mejores y de soñar con un mundo mejor



Todos hemos escuchado el viejo dicho de que “el conocimiento es poder”. Sin embargo, es imposible comprenderlo en su totalidad mientras no se vea de cerca el efecto y la magnitud del cambio ocasionado por el conocimiento bien aplicado. Eso es, hasta que la novedad desaparece. ¿Quién considera todavía maravilloso que podamos volar como pájaros? Sin ir más lejos: ¿Quién recuerda todavía cómo las pantallas táctiles de nuestros celulares parecían cosa de otro mundo?
Hablando de San Roque: estos últimos años fueron movidos en cuanto a investigación. Podemos hablar de un antes y un después. Se sistematizó la información disponible. Se identificaron las ausencias de conocimiento. Se inició un proceso de recopilación de información a largo alcance.
Se exploraron los orígenes de los chunchos. Se documentó los orígenes andinos de los chunchos. Se hicieron extensas etnografías sobre las tradiciones locales y macrorregionales de los otros chunchos. Se exploró los orígenes prehispánicos de los bailes chuncho. Se hizo un inventario y se visibilizaron las tradiciones locales de los chunchos chapacos. Se revisó la historia perdida de San Roque y del Lazareto de Tarija. Se puso en evidencia la manipulación histórica de la historia de San Roque, y se pudo indicar exactamente cuándo, cómo y las intenciones para ello.
Se revisó la teoría de los chunchos leprosos. Se investigó la participación de la mujer en la fiesta. Se aperturó la investigación de la tradición ritual de las alféreces. Se trabajó el dilema de las músicas mujeres. Se penetró en el mundo secreto de las chunchas infiltradas. Se revisó la naturaleza del sistema de conflicto alrededor de la fiesta de San Roque.
Se logró una declaratoria como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Se abrieron puertas y se tendieron puentes a la totalidad de tradiciones chunchas, propias y ajenas. Se tejieron redes de sentido entre diferentes actores rituales. En fin, se puso la casa patas arriba, se sacudió el polvo, se movió el piso y se demostró que podíamos caminar para adelante.
A esta altura del partido creo que ya nadie en Tarija puede dudar de la importancia ni del impacto de contar con una perspectiva antropológica del fenómeno ritual masivo que representa la fiesta de San Roque. No solo por la cantidad de información que pudo ponerse al alcance del mundo, sino también por la mirada analítica alternativa y el aire fresco que esto trajo. La conjunción de la práctica tradicional con la irrupción de la modernidad no deja de ser una experiencia exhilarante para esta nuestra tierra. Tarija no sería la misma sin este sacudón intelectual que acabamos de vivir. Esta es una experiencia apasionante en todo el sentido de la palabra.
Acabamos de sentir el poder del conocimiento desatado. Hemos descubierto lo bien que hace saber, ver las cosas como son y nombrarlas por su nombre. Hemos visto cuán fútil es pretender algo que no es cierto. La mentira tiene patas cortas y la verdad supera con creces a la ficción. Hemos descubierto que cuando no sabemos algo, se lo averigua; y que cuando hay un problema, se lo resuelve. Ahora sabemos lo inmensamente grande que es nuestro San Roque: es la manifestación de mundos dispares que se juntan en nosotros. Hemos descubierto que, en cierta forma, Tarija es el centro del mundo, de nuestro mundo, pero no de la forma que nos querían hacer creer. Ahora sabemos que Tarija puede dar ejemplo, puede exportar conocimiento y puede ser punto de encuentro. Nuestra riqueza estaba oculta entre nuestra gente.
Hay nuevas generaciones que miran todo esto que hemos logrado y ahora saben que ellos mismos pueden ser mejores; no hay mayor energía que la promesa de un futuro posible. Hay un número cada vez mayor de jóvenes que pretenden convertirse en investigadores profesionales y dejar su huella en el futuro de Tarija, de Bolivia y del mundo. Hay, y eso me parece genial, cada vez más niños (y niñas) que asumen su papel de promesantes, bajo sus propios términos, y que no le tienen miedo al qué dirán. El cambio se mide en la gente, y son estas mismas personas las que llevan el cambio consigo.
El conocimiento se ha convertido en una moneda de alto valor en nuestra Tarija querida. Pero no solo el conocimiento, sino la dignidad y la certeza del valor de las cosas bien hechas. Ahora somos infinitamente más ricos, infinitamente más fuertes e infinitamente más dignos. Ahora sabemos el valor de nuestro pasado y conocemos la promesa de nuestro futuro. Hoy sembramos el futuro de nuestros hijos.
Hay cosas que se aprenden y cosas que se heredan. Y la alegría que se comparte. En medio de todo esto, San Roque nos observa y sonríe. Sus hijos han despertado y el mundo se mueve. En su trono del altar su estrella resplandece. Lo que venga ahora solo es cuestión de tiempo, y eso él lo sabe.