Crónica política de la semana
Del plan Camacho y el cerco suicida al “traidor” Jerjes Mercado
La pugna por la fecha del Censo de Población y Vivienda está sirviendo de excusa para ajustas cuentas entre los bloques de oposición y oficialismo que reclaman liderazgos diferentes



Se cierra una semana mediatizada de principio a fin por el conflicto sobre la fecha de realización del censo de Población y Vivienda, prevista para noviembre de 2022 pero atrasada en junio hasta 2024 sin mediar mayor explicación. La dimensión que ha adquirido el conflicto ha acabado por absorber cualquier otro asunto regional o local, y eso que ni unos ni otros acaban de verbalizar sus intenciones ocultas detrás de todo esto.
Y es que el conflicto en sí no es la gran cosa, sobre todo si se cree, como el gobernador Óscar Montes, que está resuelto luego de que el gobierno adquiriera el compromiso de aplicar resultados en octubre de 2024 respecto a la distribución de recursos como de escaños para las elecciones de 2025, por lo que no importaría la fecha.
La cuestión es de liderazgo: A Luis Fernando Camacho le conviene la confrontación porque sobre eso ha basado su proyecto para Santa Cruz, que flojea en ejecución por motivos evidentes. Si gana, gana; si pierde, víctima. Doblarle la mano al gobierno es más importante en determinados foros que cualquier cantidad de recursos por redistribuir. Y mientras tanto, no se habla de otra cosa.
A Luis Arce sin embargo le preocupa más, tal vez porque no acaba de encontrarle el sentido a la demora. Tara democrática tal vez. Si gana, con mucha probabilidad los resultados del censo saldrán para la campaña de 2025 y ya no habrá tiempo para redistribuir escaños, lo que en realidad le generará mayor desgaste; pero es que si pierde será sumar la enésima derrota de este tipo, como con el impuesto a Netflix, la vacunación obligatoria o la estrategia contra el enriquecimiento ilícito. Al final, un gobierno preso de la gente en la calle que no puede avanzar.
Las “manos negras”
Hasta ahí todo correcto y normal, algo desequilibrado en tanto a la fuerza movilizadora de cada uno de los argumentos, por eso el paro estaba que se caía hace una semana y por eso alguien vio “oportunidades” que utilizar a la interna.
Tal vez fue Evo Morales que el pasado domingo acusaba de blandito al gobierno de Arce por su gestión del conflicto el que acabó espoleando el cerco, pero el mismo tiene dos promotores principales con intereses políticos en Santa Cruz: Edgar Montaño, ministro de Obras Públicas, y Eduardo del Castillo, responsable de la Policía, entre otras cosas, y que parecen obsesionados en demostrarle a Evo y los suyos que sí había una forma de derrotar a los cruceños.
El cambio de roles ha sido tan evidente que el propio Carlos Romero, antecesor y azote de Del Castillo en esta nueva etapa de enfrentamiento llegó a pedir que no se saque a Camacho – objetivo manifestado en algunos cercos -, porque sería golpe, mientras que Del Castillo protagonizó un boicot al enésimo intento de diálogo entre el gobierno y los cívicos vía conferencia de prensa que le costó una amonestación en forma de comunicado de desautorización que por otro lado, no le ha hecho ni cosquillas. Algo sabe, dicen sus enemigos.
Leña al fuego
No solo hay celos en el oficialismo. Para echar más leña al fuego apareció la encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) en la que dejaba patente la inexistencia de un liderazgo opositor en Bolivia. ¡Solo el 7% de los encuestados cree que es Carlos Mesa!
De por ahí vienen los cálculos. El teórico jefe de la bancada opositora con más curules en la Asamblea Plurinacional y que prometió quedarse tarda demasiado en posicionarse por casi todo y en el tema del Censo no iba a ser excepción. La posición es 2023 pero, y claro, lo que importa es el pero.
El final de la semana ha sido apoteósico en esta historia de guerras internas, pactos y traiciones. Jerjes Mercado, hasta ahora un diputado oficialista, camba y gris pasa a ser el presidente de la Cámara aprovechando que Freddy Mamani – evista – salió a comer. Es verdad que la bancada de MAS es mayoritariamente de Arce y Choquehuanca – por aquello de que saben donde está el poder -, pero también lo es que hubo connivencia con Comunidad Ciudadana y con parte de Creemos. Lo que se dice un todos contra todos de manual. El partido habla de traición total y señala a Arce y Choquehuanca, que de momento callan.
Habrá sangre.