Crónica política de la semana
De la “inocente” visita de Arce al pulso Acosta vs Lizárraga
Las diferentes sensibilidades del MAS Tarija empiezan a alinearse de cara al Congreso Extraordinario donde también se reproducen las tensiones nacionales entre el evismo y el resto



Semana táctica en el MAS Tarija, que libra su propia guerra, aunque enmarcada en la trifulca del partido a nivel nacional, que esta semana ha llegado a niveles estratosféricos. La cuestión es qué romperá antes.
Por un lado, Pilar Lizárraga y la vieja guardia ha logrado convocar a un Congreso extraordinario luego del ampliado autoconvocado que aparentemente cumple con todas las formalidades. Al menos el MAS nacional no lo ha desacreditado. El objetivo es elegir una directiva al margen del actual presidente, Carlos Acosta.
Por el otro lado, Acosta ha preferido no manifestarse demasiado sobre esto. Formalmente sigue ejerciendo de presidente: el viernes estaba en primera fila – aunque no en el escenario – en el acto organizado por los gremiales, consistente en un encuentro departamental con el gobierno nacional y que presidió Luis Arce Catacora, y que en sí mismo fue un tanto paradigmático, pues cumplía con la estética de un acto de partido, abarrotado de gente entregada.
La cuestión va de aliados y de relatos. El MAS nacional que preside Evo Morales está “on fire”: en el ampliado del jueves pidieron textualmente la cabeza de los ministros Eduardo del Castillo e Iván Lima, Gobierno y Justicia respectivamente, ambos ministerios clave en la reivindicación del relato del “golpe de Estado”, y, supuestamente, ambos ministros sugeridos desde el entorno de Morales en su momento.
Arce ha negado ya hasta cinco veces el pedido de sustitución de Del Castillo de forma muy elocuente, y va por el camino hacer lo propio con Lima, lo que no solo deja en mal lugar a Evo Morales, cuya principal fortaleza era la de estar cerca del principal decisor, sino que parece evidenciar la consolidación de otro bloque alternativo a Morales.
Más o menos eso es lo que también pasó el viernes en el Coliseo Universitario. El acto multitudinario fue organizado a conciencia por Adriana Romero, actual concejal y aupada por Carlos Acosta, a la postre una de las fichas más relevantes manejada por Álvaro Ruíz, exalcalde de Uriondo desde donde se acercó al MAS; ex jefe de la Federación de Asociaciones Municipales desde donde se acercó a Evo Morales y Luis Arce y actual viceministro de Autonomías, uno de los que tienen despacho en Presidencia, ese Ministerio desde el que el evismo sospecha que se articula el “plan negro” contra el expresidente.
El bloque de Acosta y Ruíz no es el mayoritario en el MAS Tarija, aunque lo controle, y la escenificación del viernes, utilizando al presidente como ponente, viene a recordar a la mayoría de los dirigentes – muchísimos de ellos conversos, sobre todo en Yacuiba, donde se realizará el Congreso Extraordinario – que el acceso al gobierno está de su lado.
El bloque de Lizárraga, sin embargo, apenas ha podido exhibir recuerdos de un “pasado glorioso” de lucha al lado del “compañero Evo”, aunque últimamente ha estado despistado en el asunto, sin mojarse más allá de mandar callar al grupo de plañideras que Acosta lleva a cada acto para que lo jaleen, en el lanzamiento de la campaña de nuevos empadronamientos del partido.
Acosta controla “las pegas” de más de 60 descentralizadas en Tarija, además de los cargos electos tras la confección de las listas a la medida de Álvaro Ruíz en 2021. A Lizárraga, por ejemplo, la regional de Cercado la había elegido asambleísta en franja de seguridad, y acabó sexta. Entonces Morales levantó las manos y dejó decidir el candidato a la Gobernación a la departamental, dejando fuera de juego a Walter Ferrufino y al resto de la vieja guardia. Igual perdió.
El otro bloque confía en que Morales acabe avalando el Congreso Extraordinario tras entender que es el bloque que más le conviene en su intención de continuar al frente del partido, así como una eventual vuelta a candidatear en 2025. El silencio táctico sostenido hasta ahora es una buena señal.
En las próximas semanas los dirigentes deberán ir colocándose del lado de Acosta o del de Lizárraga, aunque ninguno de los dos, en principio, sea el candidato para liderar el partido en Tarija. Un partido que se aleja de su tradición horizontal, con decenas de guerrillas abiertas en paralelo, y parece querer convertirse en una suerte de partido vertical, aun sin liderazgo claro.
Hay incógnitas de peso, como qué hará el coordinador gubernamental Marcelo Poma, o el alcalde de Yacuiba Carlos Brú, o si reaparecerá el propio Ferrufino. En cualquier caso, y fiel a la tradición del MAS Tarija, todo puede seguir complicándose en los próximos días.
Tarija, gobernar sin una oposición
Mientras el Movimiento Al Socialismo es una caja de Pandora siempre a punto de estallar, la oposición se mueve en unos parámetros de tranquilidad estratégica que, con probabilidad, tendrá impacto en el futuro electoral.
En Tarija el gobernador Oscar Montes, controlada la Asamblea, gobierna sin sobresaltos más allá de las estrecheces económicas, mientras que elige detenidamente las palabras para participar de las polémicas nacionales, como la del Censo, donde pide al INE más participación para despejar el debate.
Mientras, el alcalde Johnny Torres, también sin oposición, solo tiene que lidiar con los errores de su propio equipo, que a menudo dan dolores de cabeza, como la famosa marca ciudad y el vino para quedarse. Si quiere proyectarse a nivel nacional también debe elegir mejor sus batallas.